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Treinta años después: los secretos de Danubio campeón del Uruguayo 1988

Hace 30 años el franjeado marcó un mojón en el fútbol uruguayo con un equipo de jóvenes dispuesto a quedar en la historia, y lo consiguió
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29 de diciembre de 2018 a las 05:03

Empecemos por los datos fríos, esos que usan los hinchas para justificar su pasión, o para reafirmarla a pesar de la falta de gloria. Danubio salió campeón uruguayo en cuatro ocasiones; desde la última a la primera: 2013/14, 2006/07, 2004 y 1988. En el fútbol uruguayo donde casi todo se reparte entre dos, interrumpir esa lógica cuatro veces no es algo menor. Si nos ajustamos solo a la época profesional (1932 en adelante), solamente cinco equipos han logrado ser campeones sin llamarse Peñarol o Nacional. Además de Danubio lo lograron Progreso (1989), Bella Vista (1990), Central Español (1984) y Defensor Sporting (1976, 1987, 1991 y 2007/08).

Un equipo pasa a la historia cuando al nombre se le agrega un adjetivo frase: la Argentina de Maradona, el Brasil de 1970, Barcelona de Guardiola. El primer Danubio campeón en la historia es conocido como el Danubio del 88, para algunos el equipo chico que mejor vieron jugar.

La construcción

Como toda historia épica, la de Danubio campeón comienza cerca del precipicio, en este caso a punto de descender. Era el año 1986, el club estaba complicado en el promedio y deciden traer varios jugadores para asegurar su lugar en Primera. Lo lograron, pero sin sobrarle demasiado, ese año descendería Fénix. Para el siguiente año, el presidente Héctor del Campo decide apostar a los jugadores del club, juntar algunas generaciones que venían ganando todo en juveniles, más otros que ya estaban en primera y alternaban.

Luis Cubilla era el entrenador por aquellos años. Luego del campeonato de 1987 se va para Olimpia de Paraguay, dice la web oficial de Danubio que al partir les dijo a los dirigentes que, si lograban aguantar este plantel por un par de años, serían imbatibles. Y no anduvo errado el bueno de Luis.

El año 1988 comenzaba con Ildo Maneiro sentado en el banco y un equipo que solo contaba con dos jugadores no formados en el club: Kanapkis y el Pecho Sánchez. La apuesta había sido radical, de los 11 titulares habituales, solo tres superaban los 23 años, el arquero Javier Zeoli (26), el zaguero Sánchez (27) y el volante Gustavo Dalto (25), el resto había nacido entre el 66 y el 69.

 Ya se van a caer

El año arrancó derechito, el primer torneo que se jugó fue el Competencia, que otorgaba cupos para la Liguilla PreLibertadores y sumaba para la Anual. Danubio lo gana con autoridad, de 12 partidos jugados venció en nueve, empató dos y perdió uno solo. Zeoli fue el arquero menos vencido con 8 goles recibidos y Danubio el cuadro más goleador con 24 goles.
Según el Pompa Borges: “Cubilla nos inculcó profesionalismo, nos dio el toque final. Jugar con ritmo, agresividad. Ildo Maneiro nos dio la confianza”. El Canario Cabrera, lateral izquierdo de aquel equipo dice cosas similares: “Teníamos la confianza del cuerpo técnico, salir a jugar a divertirse. A medida que pasaba el tiempo el equipo se iba acoplando y los resultados se iban dando”.

Zeoli era el arquero, había subido a Primera en 1981, fue parte del equipo ganador de la liguilla de 1983 y participó en la Libertadores de 1984. Había ascendido junto a Gustavo Dalto, pero ambos habían pasado las últimas temporadas más tiempo lesionados que jugando. Dalto se había roto los cruzados y Zeoli un cuádriceps, y eran tiempos donde no había cámaras hiperbáricas ni criogenia. Reposo, esperar que se curara y recuperaciones largas. El arquero recuerda muy bien esa primera vez que se cruzó con el nuevo entrenador: “Cuando Ildo Maneiro sale de firmar contrato se encontró conmigo. Yo iba para saber si continuaba o no, en 1987 había atajado Seré y yo venía de un largo tiempo sin jugar. Cuando nos cruzamos me pregunta: ‘¿Cómo estás? Mirá que cuento contigo para todo el año’. Yo no había entrenado ni siquiera con él, pensé que iban a traer otro arquero para competir, pero finalmente se quedó con los cuatro que tenía el club: Baleato, el Lobo Escames y Sergio Navarro”.

El Competencia era un torneo donde jugaron los 13 equipos de Primera a una sola rueda, una especie de preparación para el uruguayo. Danubio jugaba bien, goleaba, rebosaba confianza, pero eran jóvenes, y en el ambiente se repetía casi como un mantra: “Ya se van a caer”.

Comenzó el Uruguayo y poco cambió, los resultados se seguían dando y el juego no decaía. Zeoli cuenta a Referí: “Me di cuenta que podíamos salir campeones ya en el primer partido del Uruguayo, el que jugamos contra Central Español. Los grandes, que éramos Gustavo, el Pecho y yo, teníamos ciertas dudas de cómo podía empezar el campeonato un equipo muy joven luego de un campeonato ganado. Era bravo arrancar. Todo el mundo decía que este equipo se iba a caer, fuimos a ese primer partido y ganamos 3-0, ahí nos dimos cuenta que teníamos una fuerza impresionante”.

"Me di cuenta que podíamos salir campeones el primer partido del uruguayo contra Central Español. Los grandes que éramos Gustavo (Dalto), el Pecho (Daniel Sánchez) y yo teníamos ciertas dudas de cómo podía empezar el campeonato un equipo muy joven luego de un campeonato ganado. Era bravo arrancar. Todo el mundo decía que este equipo se iba a caer, pero fuimos a ese primer partido y ganamos 3-0. Ahí nos dimos cuenta que teníamos una fuerza impresionante”. Javier Zeoli, exgolero de Danubio


Para Ruben Pereira, el cinco del cuadro, o uno de los cinco, fue algo más inconsciente: “Veníamos ganando y nunca pensamos que Danubio no había salido campeón hasta el momento”. El Pompa cuenta que ganaron el Competencia casi sin darse cuenta, pero que se equipo tenía un deseo de ganar pocas veces visto. “Se creó el hábito de ganar”, dice Borges que, para profundizar en el concepto que expresó, agrega que no les gustaba perder ni en los amistosos entre semana, y menos en los fútbol internos entre ellos.

La consagración

Pasó la primera rueda, el Apertura, y Danubio no aflojaba. Cerró ganándole al Peñarol campeón de América 1-0 y el fin de semana siguiente al Nacional, que sería campeón de América ese año, también 1-0. El equipo que se iba a caer, no se cayó. Faltaban cuatro fechas para el final del Clausura y Danubio recibía a Progreso en Jardines, si ganaba era campeón. Todo el año fue mucha gente, los números indican 155 mil entradas vendidas durante el uruguayo, pero esa tarde del 27 de noviembre la gente era tanta, que a los 20 minutos de partidos las puertas se abrieron para todos.

El Pompa recuerda que fue el único partido que jugaron tensionados, estresados. El punto de campeonato siempre cuesta más que el resto. Para colmo, Leonel Rocco, el arquero de Progreso, tuvo una gran tarde, con un par de atajadas memorables. También Zeoli hizo lo suyo manteniendo el cero. La fiesta del barrio estaba armada, pero el 0-0 parecía no moverse, hasta un córner para Danubio. El centro va al borde del área chica, Ruben Da Silva intenta pararla de borde interno pero le queda larga, Rocco ataca esa pelota suelta, pero calcula mal, el pique favorece al Polillita que nunca dejó de mirar la pelota, aprovecha el error, gol, dos puntos y campeonato.

Volvamos otra vez a los números fríos, Danubio sale campeón con tres fechas de anticipación, terminaría nueve puntos por arriba de Peñarol y Defensor, en una época donde se daban dos puntos por partido ganado. Además tuvo al goleador del torneo, el Polillita con 23 goles.

Pero esa tarde de domingo cuando se terminó el partido y la hinchada invadió la cancha, había una alegría imposible de explicar con números. El cuadro salía campeón por primera vez, y además con gurises del club como Ruben Pereira. El volante había llegado a los 12 años a Danubio, porque su padre era un gran hincha. Ese año el viejo había sufrido una hemiplejia y veía muy poco, “pero lo fui a buscar al hospital y lo llevé a Jardines. Cuando terminó el partido salté el tejido y le regalé la camiseta”, recuerda Pereira.

¿A qué jugaba ese equipo?

“El armado del equipo no podía tener una estructura, el equipo se reordenaba. Ildo ajustó algunos puestos, al Polillita un poco más arriba, Suárez más a la derecha, Dalto un poco más adelante, y el equipo fue tomando forma. La conversación no fue el Pompa juega de 10, Pereira de 5 y Eber de 8”, explica Zeoli. Al Pompa el entrenador Maneiro le había pedido que jugara como las inferiores, que se soltara. “Ese fue el punto, logramos jugar un fútbol libre, inocente, inconsciente, pero con determinación”, dice Borges.

El Canario Cabrera agrega: “Ildo nos daba libertad para jugar, los espacios estaban cubiertos, si un lateral se iba Eber o Pereira cubrían tu espalda. Teníamos al Polillita adelante que tarde o temprano iba a ser un gol”.

Zeoli hace una comparación interesante al respecto del juego: “El Danubio del 88 tenía algo particular, casi como el Brasil del 70, la cantidad de 10 que jugaban en el equipo, todos llegaron siendo 10: Polillita, Ruben Pereira, Dalto, Edison Suárez, Pompa Borges”. El exarquero también destaca que la confianza era máxima: “El desparpajo de los gurises era tal que enfrentaron a todos los equipos con una impronta fresca, movilidad, ambición de gol que fue paulatinamente creciendo la imbatibilidad. Fue uno de los pocos equipos que integré que para ganarnos te tenían que pasar por arriba. No éramos solo un equipo que jugaba bonito, metía, marcaba, éramos intensos”.

Así fue que Danubio consiguió el primero de todos sus títulos, una consagración que marcó a la institución, pero mucho más a sus protagonistas, que sintieron confirmarse todas las expectativas que habían generado. Muchos quedaron marcados el resto de sus carreras por ese año, 1988. 

El equipo base del campeón

Aquel Danubio jugaba con Javier Zeoli en el arco, Da Luz de lateral derecho, Kanapkis y Sánchez de zagueros y el Cabrera por izquierda. Hasta ahí lo más fácil de ordenar. La mayor parte de las veces quién cumplía la función de volante central era Ruben Pereira, a sus lados Pompa Borges y Eber Moas, arriba con orden de desordenarse: Edison Suárez, Gustavo Dalto y Polillita Da Silva. El resto del plantel lo completaban: Juan Góñez, Adrián Viera, Richard Rodríguez, Fernando Baleato, Hugo Baldenegro, Carlos Rodríguez, Alberto Bombacci, Daniel Pérez, Leonel Bozzano, Sergio Cabral, Oscar Corrales y Angel Vidal.

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