El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, pidió al mundo una contribución de US$ 1.000 millones para socorrer “sin demoras” a 5,2 millones de personas en Turquía afectadas por el sismo de la semana pasada, que los dejo sin techo ni sustento.
La comunidad internacional “no puede demorarse” en conseguir esos fondos para salvar la vida de los sobrevivientes de la tragedia, que ahora están en riesgo sanitario y alimentario, advirtió Guterres.
El número de víctimas fatales no para de aumentar. Según los últimos datos de la noche del jueves, los muertos oficialmente reportados por Turquía y Siria en los terremotos del lunes 6, suman 42 mil. Los equipos de socorro de ambos países siguen registrando rescates "imposibles" nueve días después de los dos sismos.
Ante la tragedia, las autoridades públicas y las organizaciones están centradas en un sólo objetivo: intentar ayudar a los que sobrevivieron.
Guterres pidió aportes para un fondo humanitario urgente y previno que los problemas no pueden abordarse cuando ya es tarde.
La cifra pedida es lo estimado que demandará la asistencia a más de cinco millones de personas sólo durante los próximos tres meses. Y permitirá a varias organizaciones ampliar la escala de los trabajos dirigidos por el gobierno turco para proveer comida, protección, educación, agua y refugio a los sobrevivientes.
En la rueda de prensa diaria de la ONU, el portavoz Stéphane Dujarric explicó que la iniciativa está centrada en Turquía tras hacer consultas con su gobierno. En cuanto a Siria, también afectada por la catástrofe natural, dijo que ya tiene “una comunidad humanitaria establecida".
Ante las críticas por la lentitud en la ayuda, el portavoz admitió que el sistema humanitario de Naciones Unidas está "forzado hasta el límite" y que lo que se necesita ahora “es mucho más dinero”.
El vocero reveló que en la actualidad ya hay tres pasos fronterizos habilitados entre Turquía y Siria para hacerle llegar ayuda al país árabe. Por ellos pasaron 22 camiones cargados con comida para las familias afectadas.
"Todo el mundo se levantó, se sacudió el polvo y fue a trabajar. Pero todo lleva tiempo, de manera frustrante, y nuestro combustible es el dinero: necesitamos ese dinero", reiteró Dujarric.
Más de 9 millones de personas en Turquía se vieron impactadas directamente por el terremoto, entre ellas 1,74 millones de refugiados que viven en las 11 provincias que sufrieron los sismos.
La catástrofe natural dejó muchos centros sanitarios y hospitales dañados y, ahora, uno de los principales retos que enfrentan las autoridades de la salud es intentar que los sobrevivientes no contraigan enfermedades propias de la falta de agua potable.
"La escasez de agua en las zonas afectadas por el terremoto aumenta el riesgo de enfermedades y de brotes de enfermedades transmisibles", advirtió Batyr Berdyklychev, representante de la Organización Mundial de la Salud en Turquía
En Siria, la situación no es mejor. La guerra civil en la que está sumido el país desde hace más de 11 años dificulta las labores de ayuda humanitaria, especialmente al noroeste, la región más golpeada por el terremoto.
Ante esta situación, la OMS pidió al Gobierno de Siria que abra más corredores para mandar ayuda humanitaria.
"Nunca en mi vida había visto un nivel de destrucción como el que vi desde Alepo a Damasco. Esqueletos de casas. Casi no hay gente a la vista. Más de una década de guerra tuvo un precio inimaginable. Los sirios necesitan nuestro apoyo ahora y en los próximos años para reconstruir sus vidas", apuntó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
El miércoles, Naciones Unidas llamó a los Estados miembros a donar US$ 397 millones de dólares para otros 5 millones de damnificados en el país árabe.
En Turquía, en medio de las labores de rescate, cada vez más infructuosas, el gobierno autorizó a la gente a volver a sus casas cuando los expertos que recorren las zonas haya determinado que son seguras
A la par, el Ejecutivo anunció que demolerá inmediatamente más de 50.000 edificios afectados por los terremotos.
"Demoleremos rápidamente lo que haya que demoler y construiremos casas seguras", apuntó Murat Kurum, ministro de Medio Ambiente y Urbanismo de Turquía, a través de redes sociales.
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