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Luis Suárez
El crack vulnerable que hizo feliz a generaciones sin importar de qué club eran hinchas, porque son hinchas de Luis Suárez
Luis Suárez celebra el segundo gol de la selección de Uruguay ante Corea del Sur en el Mundial de Sudáfrica 2010
FOTO: AFP Hay una frase hecha que dice que “los futbolistas deben dar el ejemplo”, sobre todo, cuando llegan a determinado nivel en una carrera magnífica.
A veces se piensa que ellos deben ser referentes por ser hombres públicos, cuando en realidad, no debería ser así. O no necesariamente.
Suárez lo sintió. Luis lo experimentó en primera persona y se siente bien al admitirlo. Sonríe. Le cambia el rictus de la cara. Pasa de la voz quebrada por el llanto y la emoción, a esa sonrisa con copyright conocida en el mundo. Él es un referente.
Los niños, como hace mil años que no ocurría, se sienten reflejados en él, en un futbolista uruguayo. No importa de qué club sean hinchas. Lo que importa es que son hinchas de Luis Suárez.
Eso es muy difícil de conseguir y más en un país en el que ha costado un montón ver a la selección uruguaya campeona en los últimos 30 años.
También hay adolescentes -quienes eran niños en su momento- a los que él los hizo felices y sus propias sonrisas hicieron felices a sus padres. Esos padres, a su vez, sienten gratitud por un jugador como él, porque logró decenas de veces que se pudieran abrazar con sus hijos en una tribuna. Esa es la devolución que tiene Luis Suárez a sus 37 años.
A su ficha de crack, le agrega algo muy difícil de conseguir: una fuerza de voluntad enorme para saber levantarse de momentos muy complicados. Eso, al igual que el talento que desparrama en la cancha, tampoco es para cualquiera.
Luis cometió errores en la cancha de los que se hizo cargo, sufrió lesiones de las que se levantó de su recuperación antes de tiempo y rindió, y tiene el valor agregado de que todos lo quieren: sus actuales compañeros y ni que hablar de todos los anteriores, empezando por su amigo, el Maestro Tabárez.
A medida que fue creciendo en el fútbol y en la vida, él no quiso ser ejemplo, pero lo terminó siendo. Por lo que le brindó a la selección, por no cejar jamás en el intento, por saber levantarse. Su vulnerabilidad lo hizo más humano, más grande. Muchos hoy están tristes por su retiro. Son los mismos que orgullosamente contarán dentro de varios años y en primera persona: “Yo vi jugar a Luis Suárez”.
