Gabriela Castro- Fontoura, en La Tribuna del Agro, reflexionó sobre el valor que tiene que Punta del Este sea anfitriona de varias instancias relevantes
Punta del Este.
Gabriela Castro- Fontoura -economista y consultora en negocios internacionales-, en La Tribuna del Agro en El Observador, reflexionó sobre el valor que tiene que Punta del Este haya sido -y lo será nuevamente pronto- anfitriona de varias instancias relevantes, relacionadas con el sector Agro.
A continuación, la columna de Gabriela Castro-Fontoura.
En pocas semanas Punta del Este ha sido sede de la conferencia mundial de la Mesa Global para la Carne Sostenible (GRSB en inglés), la Conferencia Regional para la Transformación Sostenible de la Ganadería (FAO/INAC/MGAP) y Ovum (Congreso Latinoamericano de Avicultura).
En febrero, la ciudad esteña vuelve a ser la anfitriona del sector en Agro en Punta, que se perfila como un evento imperdible en la agenda nacional e incluso regional, con fuerte participación principalmente de Brasil y Argentina.
Todos estos eventos contribuyen a posicionar a Uruguay, remarcando su liderazgo entre gigantes, sobre todo en temas de sustentabilidad y comercio exterior que, por cierto, van muy ligados, pese a que la agenda será cuestionada como resultado de las elecciones en EEUU.
También, sin duda, de por sí estos eventos nos colocan en el mapa como destino de turismo de negocios.
Para Punta del Este, cada evento es una oportunidad de diversificar ingresos y hacerse conocer en más rincones del planeta.
Participé en uno de estos eventos como panelista y por la cercanía (incluso idiomática, vaya tema) con los visitantes pude vivir de cerca cómo quedan fascinados con nuestro principal balneario, incluso fuera de temporada. Lo mismo con las enriquecedoras visitas a campo. Ver para creer.
Bien gestionados, estos eventos son una magnífica vitrina para un público que de por sí es muy internacional, y debería ser nuestro objetivo que cada persona que nos visita pase a ser embajador nuestro en el país al que regresa y en los muchos que visita. Diplomacia que, además, en el mundo de las redes sociales es visual, casi palpable e impactantemente inmediata.
Es un enorme orgullo y testimonio de todo lo logrado. Es la sumatoria de trabajo público y privado de décadas, o hasta de más de dos siglos si vamos al caso.
Es una enorme responsabilidad también. Y no solo del gobierno y de los emprendedores detrás de cada organización (que no son pocos y muchas veces trabajan a puro pulmón, contra viento y marea, sorteando temas burocráticos y falta de sincronismos como nos sucede a todos en cualquier sector cuando queremos que las cosas pasen).
Es una responsabilidad de todos en el sector agro y los que trabajamos indirectamente con él, aprovechar estos eventos internacionales para que el retorno a la inversión (de nuestro tiempo, de nuestros bolsillos, y de nuestro dinero público) sea lo más alto posible.
Recordando, además, que en cada gesto, actitud, y palabra, nos representamos a nosotros mismos, a nuestras empresas u organizaciones, pero también al país entero.
Muchas veces escuchamos que en estos eventos “estamos siempre los mismos”. Excelente para el networking, por supuesto, y valoradísimo. Pero, ¿nos acercamos a ese visitante extranjero para extenderle la mano, ofrecerle un consejo de dónde cenar, a dónde ir a pasear después del congreso, o preguntarle algo sobre su mundo? ¿Maximizamos el poder de estos eventos para ser autocríticos o solo los usamos para el “auto bombo”? ¿Nos reditúan estos eventos para preguntarles a los visitantes extranjeros cómo nos ven ellos?
Muchas veces nos gana la ansiedad de contarles todo sobre nuestro pequeño país excepcional, pero no les consultamos cómo nos ven. No escuchamos. Solo hablamos.
Para un país netamente agroexportador, eso es un problema. O, como mínimo, una oportunidad desperdiciada.
Me gustaría entender más en estos eventos cómo nos ven los de afuera (nuestros clientes, o nuestros competidores, nada más ni nada menos a nivel país y empresa). Me gustaría ver más casos de éxito de otros rincones del planeta. Me gustaría que preguntas en áreas donde muchos acordamos que se puede mejorar significativamente, como en comunicación y adopción de tecnología, según escuché de los expertos, fueran abordadas por países (o empresas, regiones, o expertos) que sí lo hacen mejor que nosotros. Para pasar de felicitarnos (que es válido) a aprender de verdad.
Me gustaría aprovechar estos eventos para desafiarnos y no solo para aplaudirnos.
Pero este proceso de entrenar la mirada empieza por cada uno de nosotros. Por animarnos a cuestionarnos en público y debatir de verdad (algo que después de 13 años en Europa veo que nos cuesta tanto acá, sobre todo porque somos pocos y nadie quiere quedar mal con nadie). Por acercarnos a ese extranjero y hacerlo sentir en casa. Por escucharlos, preguntarles, demostrar genuina curiosidad. Por seguir en contacto después. El mundo viene a nosotros. Es como un viaje sin gastar en pasaje. Aprovechémoslo.
Punta del Este, donde tengo el placer de vivir hace casi cuatro años, nos brinda además una postal perfecta para poder hacer todo esto de forma distendida, en un balneario, donde temas para romper el hielo sobran, y donde, como siempre observo, bajamos la guardia, y somos más auténticos, más abiertos, relajamos y conectamos de otra forma, tal vez hasta inconscientemente.
Les propongo: Punta del Este como punto de encuentro, el sector agro como protagonista, el mundo como meta. ¿Vamos en esa?
(*): gcastro-fontoura.com / @uklatinamerica en X