En 2020, en plena pandemia por el covid-19, Fernando Johann tomó la decisión de mudarse a Uruguay con su familia. El argentino, que se crió en un pueblo del interior de Misiones y que estudió ingeniería en materiales en la Comisión Nacional de Energía Atómica, trabajaba en ese momento en el fondo regional de capital de riesgo Kamay Ventures. En 2023, se sumó como CEO al proyecto Tell (Toolkit to Examine Lifelike Language) y desde entonces lidera desde la capital uruguaya a un equipo internacional que trabaja en esta empresa de deeptech, una categoría de startups que se basa en descubrimientos científicos y tecnológicos para crear soluciones innovadoras.
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“Las condiciones fisiológicas las tenemos sumamente controladas y eso hace que nuestra calidad de vida haya cambiado y que nuestra expectativa de vida haya aumentado tanto.
Por ejemplo, nos sacamos sangre todos los años para chequearnos, pero en neurocognición eso no existe, no hay test de control o preventivo como lo hay para todo lo demás. Lo que el médico tiene a mano es un test neurocognitivo de papel y lápiz inventado en 1983 y actualizado por última vez en 1985”, detalló Johann en diálogo con El Observador.
A partir de esto, y tras años de investigaciones, el equipo de Tell desarrolló una tecnología que se basa en la medición de parámetros de la voz para detectar signos tempranos de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o el Parkinson.
La herramienta permite registrar la conversación del paciente y analizar distintos indicadores del habla, como el "jitter", el "shimmer", la cantidad de pausas por palabra y el rango de vocabulario utilizado, ya que todo trastorno neurodegenerativo impacta, de un modo u otro, en diversos aspectos del habla y del lenguaje.
“La innovación es difícil siempre, pero en medicina tiene varios agregados y preocupaciones”, sostuvo el CEO de este emprendimiento.
Tell cuenta hoy con clientes en México, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Kenia, y España, y trabaja con universidades de EEUU y Londres.
Los clientes son profesionales de la salud que administran el test a sus pacientes, como neurólogos, neuropsicólogos, psiquiatras, terapistas ocupacionales, psicólogos y fonoaudiólogos, aunque a largo plazo desde la compañía no descartan desarrollar opciones de autotest para usuarios finales.
En Uruguay la app tiene cuatro usuarios clínicos que usan la plataforma en sus consultas y la empresa desarrolla en el país un ensayo cruzado con el Cudim (Centro Uruguayo de Imagenología Molecular).
“Hay enormes oportunidades para la comunidad emprendedora uruguaya de tomar protagonismo, creo que están las condiciones dadas para que el talento local las capitalice”, dijo Johann sobre el ecosistema innovador de Uruguay.
El procedimiento del test, su base de datos y el seguimiento al paciente
El test consiste en una serie de tareas de voz que el paciente realiza en una conversación guiada. A partir de la grabación, el sistema extrae indicadores específicos. “Es simplemente conversar; vas a conversar conmigo, yo mientras tanto te grabo”, detalló Fernando.
Para desarrollar esta tecnología, se trabajó durante 15 años en la recopilación de datos de 15.000 pacientes, incluyendo personas con Parkinson, Alzheimer y otras condiciones neurodegenerativas. A partir de estos datos, se entrenó un modelo de machine learning supervisado que permite identificar patrones en la voz y compararlos con registros previos de pacientes diagnosticados.
Actualmente, la plataforma no puede ofrecer un diagnóstico definitivo debido a regulaciones médicas, pero sí provee un análisis cuantitativo de los parámetros de la voz. El médico puede interpretar estos datos y compararlos con los valores de referencia.
Para facilitar la lectura, se está desarrollando un sistema de semáforo que indicará visualmente si los valores del paciente se encuentran dentro de los rangos normales o si presentan alteraciones.
Según pudo observar El Observador, la plataforma dispone de gráficas que ayudan al médico a tomar una decisión final.
Más allá del diagnóstico inicial, la herramienta permite realizar un seguimiento longitudinal de la neurocognición. Los valores se pueden registrar periódicamente y comparar entre diferentes momentos, lo que brinda una mejor evaluación de la evolución del paciente.
"Medir ya tiene un valor intrínseco", explicó Fernando. La idea es que los pacientes puedan realizar el test de forma recurrente y los médicos puedan observar cambios a lo largo del tiempo, de la misma manera que se hace con otros estudios médicos.
Privacidad y cumplimiento normativo
El almacenamiento de datos sigue estrictos estándares de seguridad y privacidad. La empresa trabaja para cumplir con las distintas normativas locales e internacionales, como la HIPAA en Estados Unidos (Ley de Portabilidad y Responsabilidad del Seguro Médica). En cada país se ajustan a los requerimientos regulatorios, lo que implica desafíos adicionales en su implementación global.
"Nosotros no somos distintos de cualquier otra herramienta de toma de datos médica", aclaró Fernando. Para cada cliente, se establecen contratos específicos que documentan la protección de los datos recopilados.
La tecnología está diseñada para ser utilizada en cualquier parte del mundo, sin necesidad de equipos especializados. El test se puede realizar de manera remota a través de Zoom o mediante una llamada telefónica, permitiendo que más personas accedan a una evaluación temprana de su estado neurocognitivo sin la necesidad de exámenes invasivos o costosos.