El Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) anunció el inicio de pruebas con Hugo, un vehículo autónomo creado para transportar materiales de manera automatizada dentro de sus instalaciones. El proyecto fue desarrollado en el Parque de Innovación del LATU por GeneXus y Seriemarobotics, y representa un paso en la aplicación de la robótica a la logística interna.
El ingeniero Juan Pechiar, cofundador de Seriemarobotics, relató en la red social X el camino seguido para diseñar a Hugo. Según explicó, el punto de partida fue identificar el problema central: “empieza por qué queremos resolver. En nuestro caso: navegación autónoma, en interiores y exteriores: suelo irregular, lluvia, con/sin GPS, con/sin conectividad, entornos cambiantes, obstáculos y gente en el camino”.
El diseño industrial fue otro paso fundamental. Pechiar señaló que el robot debía ser “fabricable a costos razonables, reparable, adaptable, mojable, ergonómico, seguro, robusto”. Para cumplir con estas condiciones recurrieron a proveedores uruguayos de metalurgia, capaces de producir piezas específicas.
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Tecnología y aprendizaje
La selección de sensores buscó un equilibrio entre precio y confiabilidad. En palabras de Pechiar, debían ser “la mínima cantidad (porque son costosos), que funcionen en todas las condiciones (agua, sol, interior, etc.), pero que den la seguridad necesaria en el funcionamiento”. El sistema quedó conformado por una cámara estereoscópica, que le da “visión en 3D” para medir distancias y reconocer obstáculos; una IMU (unidad de medición inercial), que actúa como un sentido del equilibrio al registrar aceleraciones y giros; un GPS con corrección RTK, que permite ubicarlo en exteriores con alta precisión; y un LIDAR 2D, que proyecta rayos láser para mapear el entorno inmediato.
El software representa la parte más compleja del proyecto. “Mucho software. Usamos bastante software open source, pero la gran parte la hicimos desde cero: fusión de sensores, navegación, mapas y rutas”, explicó Pechiar. El sistema procesa en menos de 50 milisegundos miles de posibles trayectorias, para elegir el camino más eficiente hacia el destino.
Para llegar a esa etapa, los desarrolladores debieron profundizar conocimientos técnicos. “Hay que volver a todo lo que aprendimos en la escuela, liceo y universidad, y ponerse a estudiar mucho más: mucha geometría, mecánica de rígidos, teoría de control, leer y entender muchos artículos científicos”, señaló el creador de Hugo.
Uno de los mayores desafíos son los llamados casos de borde, situaciones que el robot no encuentra a diario pero que pueden complicar su desempeño. “Son infinitos, y nos hacen creer que nunca vamos a terminar con el desarrollo”, escribió Pechiar. Entre los ejemplos mencionó “un reflejo en el piso que confunde al modelo estereo, un cordón de vereda que tengo que evitar, pero un pasto alto que no”.
A pesar de estas dificultades, el equipo mantiene la apuesta. “Antes de tirar todo a la e irme a plantar zanahorias, vamos a hacer lo máximo con toda esta culada de cosas que la experiencia nos hace aprender”, resumió Pechiar