AliciaOficialHighCuality
Alicia en el país de las maravillas
Berman, multipremiada en los Florencio por El club de los perfectos, la obra que llevará al Teatro Astros en calle Corrientes el último fin de semana de setiembre, suele poner el acento sobre la función social del teatro. Un propósito que traspase la sala y quede ligado a la experiencia teatral: ¿Qué puede dejarle al espectador?
Su trabajo en el medio teatral la acercó a personas como Nicolás Amorín y Sebastián Silvera Perdomo, director artístico de la Institución Teatral La Gaviota y el Teatro Stella D'Italia, con quienes le propusieron crear una nueva versión de un texto clásico y el desafío de montar una obra de teatro para niños.
“Hacer Alicia con el nivel de locura que nos imaginamos iba a requerir un esfuerzo muy grande de todo tipo: de parte creativa, de la parte de producción, de la parte económica para montarlo. Hasta el teatro iba a necesitar cambios. Lo que acordamos es que si la íbamos a hacer, iba a ser extraordinaria”, expresa Berman.
Después de 130 años de su estreno, la historia de la niña que transgrede los límites de los adultos para encontrar su propio camino, ha marcado generaciones y no se dobla al paso del tiempo. Ahora, Perdomo adaptó el texto y dirigió una obra que habla a las infancias contemporáneas.
“Esta es una Alicia empoderada que quiere poder decidir por sí misma lo que quiera ser o cómo se quiere vestir. Se está buscando a sí misma y está aprendiendo a tomar sus propias decisiones”, expresa la productora y señala un aspecto contemporáneo de la obra de Lewis Caroll: “Está bien estar un poco loco, es normal, porque sin un poco de locura el teatro hubiera pasado. En general, el arte no pasa sin la locura y por algo nos atrae. Si abrazamos nuestra locura interna, pueden salir cosas re lindas”.
B-113
Gentileza: Alicia en el país de las maravillas
La adaptación incluye señales de una Alicia del siglo XXI que toma los asuntos en sus propias manos y se envuelve en una batalla cuerpo a cuerpo contra la maldad y el autoritarismo de una reina de corazones. Una propuesta dinámica, entretenida y con una apuesta visual que sostiene la fantasía.
Todo fue posible –dicen los productores– en dos meses de montaje, con más de 90 personas trabajando sobre el escenario y tras bambalinas, y un despliegue técnico que incluye video mapping, sonido 3D, plataformas elevadas y nieve cayendo sobre el escenario.
Para los productores hubo dos momentos muy emocionantes en el camino de Alicia: el primero fue ver como todo tomó forma. El segundo, ver esa misma emoción en los espectadores durante cada una de las funciones. Algunas tardes, durante la hora y diez en la que se desarrolla la obra, Lara Berman se sienta a mirar al público. “Nos emocionamos viendo al público: el chico que se emociona y que comparte su alegría o el adulto que está embobado. Es re lindo ver a los nenes, cómo reaccionan, pero a mí me divierten más los adultos”.
Entre esas expresiones que recolecta función a función recuerda especialmente el rostro de un hombre que vio nevar dentro del teatro: “Me acuerdo perfectamente, en segunda fila, un hombre grande, que quedó con la boca abierta cuando empieza nieve. Esa imagen la tengo grabada”.
Talento uruguayo, experiencia inmersiva y una nueva Alicia
Un enorme dragón acecha desde el cielo, un gato mágico aparece y desaparece en diferentes rincones del teatro, una oruga gigante rodea de humo, el sombrerero toma el té con dos tiernos ratones y la reina roja pide que les corten la cabeza. “Esta es la obra del por qué no”, dice el productor Nicolás Berman.
Una pregunta daba vueltas entre los productores: ¿Por qué acá no hay una industria como en Broadway, o como en Londres, o como en Buenos Aires? “Las razones probablemente no es el talento, sino porque quizás no hay mucha gente que ha estado dispuesta a correr el riesgo de hacer una producción realmente grande”, expresa el productor en diálogo con El Observador.
Berman plantea la necesidad de generar una “espiral positiva” que impulse el crecimiento del ecosistema teatral: “Si vos querés que haya mucho público, tenés que hacer algo que disfrute. Si la gente lo disfruta va a haber más público y si hay más público la industria crece. Si la industria crece, va a haber más inversión y se van a poder hacer obras con más presupuesto. Entonces va a haber más público”.
Alicia en el país de las maravillas lleva, hasta la publicación de esta nota, 32 funciones y más de 15.000 espectadores.
La propuesta teatral nace de una alianza con dos instituciones históricas del teatro independiente: La Gaviota y el Teatro Stella. “Es gente con mucho coraje. Lo que encontramos en el equipo es gente con mucho coraje, muchas ganas de ir para adelante, una creatividad inmensa y una ética de trabajo sin igual”, valora la productora y señala que incluso el teatro necesitó hacer ciertas modificaciones para alojar la obra.
¿Quién es la mejor persona que viene a Uruguay para hacer esto? La pregunta la repitió la productora al armar un equipo técnico de la obra. Rubros como el diseño de escenografía o el vestuario terminan de dar forma a la fantasía para que tanto los niños como los adultos terminen de caer por la madriguera del conejo.
“El vestuario para Alicia es un rubro muy importante”, explican los productores y cuentan que con esa certeza en mente llegaron al vestuario que buscaban después de tres intentos. “Si vamos a hacerlo, hagámoslo realmente bien”, dice Lara.
Luego de desarrollar los bocetos del vestuario hubo un ida y vuelta con el taller que siempre tuvo la misma respuesta: "Necesitamos un poco más". Más grande, más espectacular, más detalles. "El equipo estaba sorprendido porque era un nivel de detalle al que no estaban tan acostumbrados pero es lo que arma el personaje”, señalan y recuerdan que la primera respuesta fue de sorpresa. “La consigna fue ‘hagamos algo de lo cual estemos orgullosos’ y ese pedido después se replicó en todas las áreas. En cada una de las áreas que compone a la obra, el equipo y el responsable, tiene que poder volver diciendo ‘mirá lo que conseguimos’.”
Recién la tercera versión del vestuario alcanzó la visión de la nueva Alicia y recuerdan la alegría del equipo técnico en un video que les enviaron con el vestuario listo. “Vos la escuchas en ese vídeo celebrando lo que había hecho, la escuchabas prácticamente llorar de alegría mostrando cómo había quedado orgullosa y eso es lo que tratamos de que en cada una de las áreas le pase a todos los integrantes”.
En total, Alicia en el país de las maravillas tiene 47 vestuarios. Algunos de los artistas tienen hasta seis cambios de ropa que en ocasiones tienen que hacer en menos de un minuto.
Uno de los aspectos más impactantes de la obra es su propuesta visual. Las proyecciones sobre el escenario, pero también en la cúpula del teatro y los balcones de los palcos hacen que el universo de Alicia se desarrolle alrededor de los espectadores e interactúe con ellos. “Cuando pensamos en sumergirnos en un mundo automáticamente pensamos esto: sumergidos significa todo, debemos estar metidos adentro. ¿Y cómo haces para meterte ahí adentro? Mapeamos todo el teatro".
Al final de cada función todo se reduce a una cosa: “Estar orgullosos de lo que se hizo”. Los productores señalan que la obra “se hizo de cero” y no se compraron derechos ni enlatados. “Hubo que construir personajes, canciones, letras, escenografía, mapping, audio 3D, experiencia en general. Hay un perfume específico que usamos antes de empezar en la sala”.
“Si yo no sé que tenemos la mejor versión de Alicia que podemos tener, ¿cómo voy a esperar que al público le guste? Si a mí no me emociona, ¿cómo va a emocionar a otra persona?”, expresa Lara.
Alicia en el país de las maravillas se convirtió en una propuesta teatral sólida que mantiene la atención de niños y adultos, en una nueva mirada a la historia de Alicia. Y una producción de estas características tiene que estar construida sobre una inversión económica que la haga viable. En este caso, explican los productores, se gestionó deuda privada para financiar su creación. “Se tomó un riesgo enorme y esa fue básicamente la inversión que se hizo. Económicamente a la obra le va muy bien, pero creo que lo más importante es que esto demuestra que si se invierte, y haces algo realmente que llame, que apasione, que la gente quiera ir a verlo, hay público. Y si hay público, la rueda funciona”.
Los productores reciben una pregunta que se repite después de las funciones: ¿Esto es hecho acá en Uruguay? “La respuesta siempre es ‘orgullosamente sí, desde cero’".