Con poco marketing y escasa publicidad, la Tarifa de Consumo Básico Residencial (CBR) de UTE creció de manera constante en su cantidad de usuarios desde su nacimiento en 2010 y hasta 2021, al punto que por esa fecha uno de cada cuatro servicios la tenía contratada.
Esta opción que dio al consumidor la opción de pagar entre 30% y 40% menos que el resto del sector residencial –hoy esa diferencia se achicó– en su factura de electricidad, tuvo sus primeros cambios de diseño en 2022, cuando la empresa pública eliminó la posibilidad de ingreso para nuevos usuarios y quedó disponible solo para los que ya la tenía contratada y cumplían los requisitos para permanecer. Eso fue seguido en años posteriores por ajustes diferenciales de precio que fueron de magnitud superior al resto de las opciones tarifarias para hogares.
Promesa de campaña
La CBR fue diseñada en 2010 durante la presidencia de José Mujica. Originalmente estaba dirigida a hogares con consumos mensuales estables de 230 KWh o menos. El único requisito para tenerla era consumir poca electricidad y no sobrepasar ese tope más de dos veces en un año.
En los últimos días, autoridades de UTE y del gobierno se refirieron a la idea de reimpulsar este producto, aunque todavía no se hizo público en qué condiciones se haría.
La semana pasada, la ministra de Industria, Energía y Minería, Fernanda Cardona, dijo que es un compromiso de campaña del presidente Yamandú Orsi trabajar en la restauración de la tarifa básica.
“Hay que trabajarlo de manera mancomunada como una política pública”, afirmó. Y añadió que UTE “tiene que sacar sus cuentas” para saber cómo se puede implementar y a quién se puede llegar.
Inicialmente su relanzamiento estaría dirigido a un público objetivo que podría abarcar jubilados y pasivos que cobran la prestación mínima como único ingreso, y a estudiantes que perciben becas del Fondo de Solidaridad –ambos grupos se encuentran en los dos primeros deciles de ingresos–, según supo El Observador.
Una idea similar había sido presentada en 2023 por Cardona cuando era directora del ente en representación del Frente Amplio, aunque esa vez no tuvo éxito.
Subsidios al “barrer”
Cuando la anterior administración de gobierno hizo cambios, se argumentó que esta tarifa mucho más barata que el resto, beneficiaba también a hogares de altos ingresos, dado que el único requisito para poder contratarla era consumir poca energía, además de tener una potencia contratada inferior a 3,7 kW y alimentación eléctrica monofásica.
Para tratar de corregir ese punto y llegar “efectivamente” a la población vulnerable se creó por ese entonces el Bono Social de energía, dirigido a beneficiarios de programas del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), y por el que se otorgan descuentos de hasta 90% en el precio de la energía eléctrica. Por esa vía se cubrió, por ejemplo, a familias de bajos ingresos y con hijos que difícilmente consumían tan poca energía para tener acceso al subsidio de la CBR.
El gobierno también argumentó que se debían "focalizar mejor" los subsidios para que la Tarifa Residencial Simple –sigue siendo la más cara– no cargara con subsidios “al barrer”, según mencionó en varias oportunidades el entonces ministro de Industria, Omar Paganini.
En concreto, la decisión de suspender el ingreso de nuevos usuarios y de ajustes diferenciales buscaba adecuar el esquema tarifario para que existiera mayor equidad en los precios, y que, por ejemplo, los usuarios que tienen Residencial Simple no terminaran subvencionando a los que están en la opción de consumo básico, sin necesitarlo.
Los argumentos del Frente Amplio
Sin embargo, informes internos publicados por la oposición en ese entonces mostraron que el 85% de los suministros CBR de Montevideo y el 80% de los del interior se concentraban en los cuatro primeros deciles de ingresos, donde están comprendidos sectores de ingresos bajos y medio-bajo que no necesariamente están incluidos en planes del Mides a los que se dirigía el nuevo bono social de energía.
“No es verdad que por haber aprobado el bono dejo cubierto a la totalidad de hogares que podrían tener una tarifa básica eventual”, había dicho Cardona a El Observador en diciembre de 2021.
La entonces directora de UTE además había planteado que el argumento de que el subsidio era “injusto” porque también hacían usufructo clientes con nivel socio económico superior a la media “no tenía sustento”. “Sería similar a plantear que debemos dejar de subsidiar, por ejemplo, las tarifas de los tamberos o arroceros por considerar que entre ellos hay clientes del nivel económico mencionado que también son usuarios finales de dichos productos”, afirmó en una constancia de acta de Directorio cuando se debatía el tema años atrás.
Cantidad de servicios y ajustes diferenciales
Al cierre de 2024 esta tarifa tenía un total de 163.786 servicios activos, menos de la mitad de usuarios que llegó a tener en 2021 –año previo a los cambios– cuando se alcanzó un pico de 359.422 clientes, según los últimos datos oficiales publicados.
En este producto UTE factura un único cargo mensual que no está gravado con IVA y que incluye un consumo de hasta 100 kWh, el cargo fijo y el cargo por potencia contratada.
Cuando se pasa ese nivel de consumo, se cobra un cargo de energía de acuerdo con una escala de precios que varía en función de lo que se consuma por arriba de esa cantidad.
La política de ajustes diferenciales dispuesta por el gobierno anterior determinó que en 2023 el cargo básico mensual de la CBR aumentara 25,8% respecto al precio que tenía en 2022; 12,1% en 2024; y 11% en enero de 2025, con lo que actualmente su precio es de $ 606,5.
Durante el año pasado, sus usuarios compraron a UTE el 5,3% de la energía consumida en el sector residencial, por un total de US$ 45,5 millones. El precio medio fue de unos $ 8,4 por kWh.
Por otra parte, casi el 60% de la energía comercializada a hogares correspondió a clientes de Tarifa Residencial Simple con un precio promedio cercano a $ 10 por kWh.
En tanto, los clientes de tarifa Doble Residencial (opción inteligente) compraron el 32% de la energía a un precio promedio de unos $ 7,8 por kWh.
El precio medio incluye energía, cargo fijo y potencia y descuentos, sin impuestos, de acuerdo con lo publicado por UTE.