París, conocida mundialmente por sus icónicos museos, grandes almacenes y parques, está experimentando un periodo de cambios en el contexto de los Juegos Olímpicos 2024. A pesar del aumento en el turismo debido a este evento global, algunos de los lugares más emblemáticos de la capital gala han visto una visible disminución en la cantidad de visitantes. Sin embargo, museos despoblados y una movilidad organizada muestran una París más allá de los anillos olímpicos.
Las llegadas de turistas a la capital han aumentado en comparación con el año pasado. Del 24 al 27 de julio, llegaron 650,000 visitantes, un aumento del 17.3% para los franceses y del 14.8% para los extranjeros, según la Oficina de Turismo de París. Entre el 24 de julio y el 11 de agosto, los pronósticos hablaban de un aumento del 8%, con una fuerte demanda de algunos mercados clave como China (109%), Japón (42%), Alemania (29%) y Estados Unidos (25%), de acuerdo con Forwardkeys, una empresa de análisis de datos turísticos.
Como contracara, el Museo del Louvre, uno de los más famosos del mundo, ha observado una reducción del 20-30% en la asistencia diaria. A pesar de un aumento en el turismo en la región de Isla de Francia, lugares como el Museo de Orsay y el Museo de la Orangerie han reportado una caída del 29% y 31% respectivamente en sus visitantes, según revela el diario Le Monde.
La tendencia refleja un cambio en los perfiles de los turistas, quienes ahora parecen priorizar las experiencias deportivas sobre las culturales. Pero esto provoca otras oportunidades: Disneyland París está registrando una dinámica diferente, con los visitantes aprovechando la menor afluencia para disfrutar de más atracciones en un solo día. La famosa Torre Eiffel, previendo estos cambios, además de celebrar la llegada de los días soleados, decidió instalar una nueva terraza de verano en el primer piso.
Otros Juegos Olímpicos, como los de Londres en 2012, adelantaban este fenómeno. Durante ese evento, el Museo Británico experimentó una disminución del 25% en su asistencia. Los turistas culturales tienden a evitar las ciudades anfitrionas de los Juegos Olímpicos debido a las multitudes y las complicaciones logísticas, lo que explica parte de la disminución actual en París.
Además de los museos, otros sitios turísticos como la Basílica del Sacré-Cœur también han notado una disminución en la afluencia de visitantes. Incluso actividades tradicionales como los paseos en barco por el Sena han visto una reducción significativa en la demanda, en parte por medidas de seguridad, limpieza y uso para competencias del río emblema de París.
En respuesta, muchos museos y atracciones están implementando estrategias para atraer a los visitantes olímpicos, como descuentos especiales y exposiciones temáticas relacionadas con el deporte. Sin embargo, la disminución de la asistencia ha llevado a algunos establecimientos a tomar medidas adicionales, como el cierre temporal o la adaptación de sus horarios y ofertas. También se recuerda que es plena temporada de verano y muchos paseantes eligen las playas.
El diario Le Monde ha realizado un detallado trabajo de investigación que revela cómo los Juegos Olímpicos están alterando la dinámica turística de París. El Moulin Rouge ha comprendido el descenso de visitantes, los que llegan sin previa reserva y de manera espontánea. Otros tienen una estrategia de precios: el Museo de la Orangerie ofrece un ticket reducido de 5 euros, y no el habitual de 12,50, para los que tienen una entrada a una competición en la sede de la Place de la Concorde.
Pese a estos datos, hay un optimismo general sobre un posible repunte después de los Juegos. Algunos insisten en que la menor aglomeración, un transporte y una seguridad con niveles de eficacia que no se veían antes, hacen que París se presente en un momento ideal para visitarla. Además, los profesionales del turismo, e incluso los parisinos a veces enrevesados, esperan que las imágenes de París difundidas al mundo ayuden a atraer a más visitantes. Y así, devolverle el brillo a la "Ville Lumière".