Dólar
Compra 38,65 Venta 41,05
24 de septiembre 2025 - 5:00hs

La muerte es democrática. A fin de cuentas, rubio, morocho, rico o pobre, todos acabaremos siendo calavera”. El artista José Guadalupe Posada, con esa particular relación con la muerte que tienen en México, fue el autor de esta frase que, sin decirlo, define el fallecimiento a nivel médico: el cese irreversible de las funciones vitales que le alcanza a todo organismo. El corazón se para. Pero la llegada a ese punto final (o punto y seguido, según las creencias de cada uno) no son tan democráticas.

En Uruguay puede decirse que en el último año al menos a la cuarta parte de los fallecidos se “les paró el corazón” por una enfermedad cardiovascular y no por otra causa desencadenante. Eso convierte a este motivo de defunción en el más extendido del país, en buena medida porque es la más frecuente entre los mayores de 75 años, en un país envejecido en que las muertes se concentran, sobre todo, en los más veteranos.

De hecho, el adelanto de un informe de la Comisión de Salud Cardiovascular, publicado por la “semana del corazón”, lo deja en claro: casi seis de cada diez muertes por enfermedades cardiovasculares en los menores de 75 años se pudieron haber evitado.

Más noticias

Siempre es un supuesto, porque la biología humana (y todo lo que rodea al individuo) no es tan lineal como una ciencia exacta. Pero, según el estudio y siguiendo la clasificación de la Unión Europea, de esas muertes “evitables”, casi la mitad eran prevenibles (si se cambiaban hábitos, consumos, la alimentación, el ejercicio) y casi la otra mitad era tratable (si la atención médica hubiese sido la adecuada y oportuna).

Pero en esa capacidad de prevenir y tratar es donde, en cierta medida, se ve que el llegar a la causa de muerte no es tan democrática.

Y es entonces que el estudio de la comisión muestra cómo esas diferencias se ven en un mapa político de Uruguay:

Embed

En Tacuarembó —el departamento más extenso, pero no el más densamente poblado— hubo el año pasado 3,41 muertos por enfermedades cardiovasculares cada 100.000 habitantes. En Colonia, el extremo contrario, la tasa fue de 1,98. Dicho sencillo: las chances de morirse de una enfermedad cardiovascular en Tacuarembó fue casi el doble que en Colonia.

Antes de seguir, vale una breve explicación estadística. “La probabilidad de morirse está asociada a la edad. Cuanto más viejo, más chances de morirse. Por eso, para hacer la comparación entre departamento se controló por edades. Es un recurso estadístico que permite calcular la mortalidad en el supuesto de que todos los pobladores del departamento tengan una distribución etaria idéntica a la que pasa en todo el país”, explica el sociólogo Franco González, uno de los responsables del estudio.

¿Para qué sirve ese ejercicio? “Si bien por ahora tenemos más conjeturas que asociaciones claras, en el mapa observamos que la mortalidad por las enfermedades cardiovasculares aumenta en el norte y noreste del país, además de en Rocha. Eso puede deberse a distintas cosas: la concentración de la pobreza, hábitos alimentarios o, lo más probable, el acceso oportuno y adecuado al sistema de salud”, insiste el sociólogo.

Refiere a que pueden haber zonas con falta de especialistas, o en que la gente no se hace los chequeos tan seguido porque es más difícil llegar, o que no hay buena disponibilidad de CTI como para evitar tiempos de espera que acrecientes las chances de morirse.

En Uruguay no hay grandes diferencias genéticas de la población según el departamento en que se habite. Entonces, la razón no estaría asociada a una predisposición, sino, más bien, en aquello en que la manera en que se llega a la muerte no es tan democrática.

El efecto rebote en las muertes cardiovasculares

Como ya había reportado El Observador, desde 2017 vienen creciendo de manera sistemática la proporción de muertes que no son clasificadas con una causa específica. Tanto es así que, en el último año, la tercera causa de muerte en Uruguay lo constituye esa enorme bolsa de más de 5.000 fallecidos por causa indeterminada (y registradas con “códigos basura”, como le dicen los técnicos dado que no tienen utilidad para la estadística ni para la política sanitaria).

Dentro de ese agujero negro, sospechan en la Comisión Honoraria de Salud Cardiovascular, se esconden varias muertes por enfermedades cardiovasculares que no están siendo correctamente clasificadas. No solo porque muchos de los fallecidos se concentran en las edades más altas, sino porque coincide que en departamentos como Paysandú, el porcentaje de muertes por enfermedades del sistema circulatorio es inferior a la media (léase hacen pasar por muerte inclasificables una muerte por una causa específica del corazón).

La demógrafa Catalina Torres sumó un dato: como sucede con las muertes por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, las causas de fallecimiento inclasificables suben en los meses de invierno (estacionalidad, le dicen los técnicos).

Lo cierto es que puede que sea un tema de clasificación, o un efecto de patologías crónicas mal atendidas durante la pandemia y que unos años después derivan en la muerte, o que se haya aflojado con medidas de prevención como el tabaquismo después de tantos años de políticas, en el último año hubo un “rebote” y la tasa básica de muerte por enfermedades cardiovasculares tuvo una suba tras una tendencia a la baja.

Temas:

Tacuarembó Enfermedad Colonia muertes Uruguay

Seguí leyendo

EO Clips

Te Puede Interesar

Más noticias de Argentina

Más noticias de España

Más noticias de Estados Unidos