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A 10 años del bloqueo, Gaza es un polvorín a punto de devenir en una tragedia humanitaria

Israel reconoce que la franja pasa por una crisis que requiere acciones concretas
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08 de diciembre de 2017 a las 05:00

Mohamed Abdalá es un agrónomo palestino gazatí de 62 años, que vivió toda la vida en su territorio y sufrió en carne propia tres conflictos armados. Pese a que podría estar curtido por esa historia, en estos días se lo ve muy preocupado.

Por Gonzalo Ferreira
Invitado a Israel

La franja de Gaza es una olla a presión a punto de explotar, cuenta Abdalá, una posibilidad que también admiten las autoridades israelíes.

No faltan bases reales para este temor. Los ciudadanos palestinos que viven allí tienen tres horas de electricidad por día. El agua potable es insuficiente. El desempleo está por encima del 40% y en el caso de los más jóvenes alcanza casi al 60%.

A ese cóctel explosivo hay que agregarle varios factores que, con el tiempo y el radicalismo, suben la presión. El principal, según los palestinos, es el bloqueo israelí. También contribuyen las diferencias entre los palestinos (la franja de Gaza está gobernada por Hamás desde 2006, una organización que si bien ahora busca negociar por su debilidad en ese territorio, está enfrentada a la Autoridad Nacional Palestina). Por si fuera poco, el grupo terrorista Yihad Islámico –que según Israel es alimentado por Irán– realiza atentados o intentos de penetración en territorio israelí a través de túneles.

"En los últimos 10 años la economía se deterioró mucho. Más de 250 mil personas perdieron su trabajo. El 46% está desempleado", dijo Abdalá en contacto telefónico con periodistas de América Latina que viajaron a Israel invitados por el gobierno de Israel a un curso (ver recuadro).

El contacto con Mohamed fue gestionado por la ONG The Other Voice, que funciona en un kibutz israelí del sur y desde hace años realiza reclamos y protestas ante su gobierno para cambiar la realidad de la pequeña franja palestina de la frontera entre Israel y Egipto.

"Gaza es un polvorín. Falta esperanza. La pobreza es alta", comentó Erick Elin, principal referente de esta ONG.

Lo que pide Elin es que el gobierno de Israel habilite nuevamente a que los gazatíes puedan cruzar a trabajar al otro lado de la frontera, tal como sucedía 11 años atrás.

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El gobierno de Benjamín Netanyahu conoce la realidad de Gaza. "Lo que ocurre en la franja es una tragedia humanitaria y no puede seguir mucho tiempo. Es gente inocente la que está sufriendo", dijo el portavoz de la cancillería israelí, Emanuel Nashton. "El reto es cómo ayudar a la población sin colaborar con Hamás y el terrorismo", agregó en diálogo con los periodistas latinoamericanos.

Los problemas

Desde hace dos años, Mohamed se jubiló y colabora como freelancer para ONG locales. Es de los pocos que tienen la fortuna de ingresar –muy de vez en cuando– en el territorio israelí. Pero él, a diferencia de sus seis hijos, no se quiere ir. "Soy un hombre viejo para irme. Conozco a muchos otros hombres, amigos, que les gustaría irse", aseguró.

De lo que no hay dudas es de que la mayoría quiere trabajar. De los 1,5 millones de habitantes que tiene la franja de Gaza en 365 km², solo 350 personas pasan por día por la enorme terminal fronteriza hacia Israel. Ese edificio, que se parece a un aeropuerto, fue pensado y construido para permitir un tránsito fluido.

¿Cuáles son los motivos para que Israel haya endurecido las medidas de salida? ¿Qué pasó en esos 10 años? En su momento, así como sucede hoy en Cisjordania, había presencia de colonos israelíes en Gaza, un territorio que, según los acuerdos de Oslo y las resoluciones de Naciones Unida, está del lado que correspondería a los palestinos.

Luego de la guerra de 1948, se firmó un armisticio entre israelíes y árabes que delimitó los territorios que correspondían a Israel y Palestina. Desde 1949 hasta 1967 Gaza perteneció a Egipto. Ese año pasó a manos de Israel, hasta que, en los acuerdos de Camp David primero y Oslo después, pasó a ser territorio reservado para un futuro Estado palestino.

El gobierno de Ariel Sharon (de derecha) decidió en 2005, luego de una fuerte presión de la izquierda, retirar por la fuerza a los colonos y liberar la zona. La decisión fue unilateral, lo que sorprendió al mundo porque fue un mecanismo que Israel nunca antes había usado.

Pero la inestabilidad continuó. En 2006, Hamás ganó las elecciones, desplazó –no sin violencia– a la Autoridad Palestina con la que Israel había realizado acuerdos y los ataques se incrementaron. Mientras Israel permitía que miles de personas pasaran a trabajar diariamente, también lo hacían radicales de Hamás o del Yihad Islámico que atacaron y asesinaron a israelíes.

Por eso se decidió endurecer las medidas de seguridad y desde junio de 2007 se aplica un bloqueo que es sumamente cuestionado por parte de la comunidad internacional, dado que impide el acceso de personas y materiales a la franja.

Otro punto muy criticado es la decisión que impide que los habitantes de Gaza crucen a Israel para trabajar. Además, se mira con lupa cada elemento que ingresa y que sale de ese pequeño territorio ubicado al sur de Israel, que también tiene límites cerrados con Egipto. El bloqueo de Israel se extiende al mar Mediterráneo; el pedido de Gaza de tener un aeropuerto nunca fue concedido.

Lea también: La historia de las diferencias entre Hamás y la Autoridad Palestina

Cuando se permitía ingresar mercaderías, ya fuera por el Mediterráneo o por Egipto, también se colaban armas desde Irán. El cemento que llegaba a ese territorio, luego era usado para construir túneles con el objetivo de evitar el bloqueo y atacar, asegura el gobierno de Israel.

"El reto es cómo ayudar a la población sin ayudar a Hamás y al terrorismo. El metal y cemento que dejamos pasar lo usan para túneles", dijo el vocero de la cancillería.

Hace poco más de un mes, el 30 de octubre, el Ejército israelí destruyó un túnel y mató a siete integrantes del Yihad Islámico. Desde ese momento el grupo terrorista amenazó con una acción violenta contra Israel y en las últimas semanas la tensión aumentó.

"Cuando pudimos frenarlos en el terreno, en el mar y en el aire, empezaron a hacer los túneles. Y a continuación van a reajustar las tácticas", dijo el portavoz del Ejército de Israel para medios internacionales, Jonathan Conricus.

Lo que afirman las organizaciones y los partidos de la izquierda israelí es que, por detener a Hamás, Israel está afectando a toda la población de Gaza. La derecha, que es la que gobierna, tiene históricamente una posición más dura por entender que ante todo está la seguridad de los ciudadanos israelíes. Pero al mismo tiempo este gobierno es el que hizo las mayores concesiones de la historia del país: devolvieron Gaza a los palestinos y todo el Sinaí a Egipto para firmar la paz.

"Los palestinos usan a sus civiles para proteger sus cohetes y nosotros usamos los cohetes para proteger a nuestros civiles", dijo Conricus.

Elin, de la organización que protesta por Gaza, contó que cuando hacen manifestaciones pidiendo flexibilidad para ayudar a los civiles que viven allí, sus compatriotas israelíes los atacan. "Estamos en la ruta y nos insultan. Nos dicen traidores, nos escupen", dijo.

Para los jóvenes que viven en Gaza todo es más difícil. "Mis hijos no trabajan en lo que estudiaron; uno diseño y otro administración de empresas. No consiguen trabajo de eso acá", contó Abdalá.

Según explicó Elin luego, "el hijo de Mohamed consiguió una beca para irse a estudiar a Alemania pero no logró que lo dejaran salir".

"¿Cómo siente el bloqueo?", le preguntó uno de los periodistas al gazatí. "Ha contribuido al deterioro de nuestra situación porque nuestra economía depende de la exportación y del turismo. Y lo más importante es que la gente entre a trabajar en Israel. Necesitamos un acuerdo de paz para lograr permisos de trabajo, así como hacíamos hasta hace 11 años", contestó Abdalá.

Para muchos israelíes (e incluso para algunos palestinos de Fatah), Hamás impone una dictadura en Gaza. Pero, o tal vez por ello, a los que viven allí dentro les cuesta criticar a esa organización. "¿Hamás es terrorista?", fue la pregunta. "Es nuestra gente. Es mi vecino. Son gente normal. No creo que (Hamás) tenga oposición a que los ciudadanos viajen a trabajar a Israel", contestó Abdalá.

"Uno no ve gente con armas en las calles. La situación de seguridad está controlada. Es seguro. Los palestinos de Cisjordania se sorprenden cuando vienen porque piensan que hay armas en las calles, pero no es así", agregó.

Las soluciones

A la distancia, la sociedad israelí se puede ver como un bloque monocorde en el que se manejan con dureza con sus vecinos palestinos por cuestiones de seguridad. Pero la sociedad tiene grandes diferencias sobre cómo resolver el conflicto.

No ser duro en Gaza, además, puede tener consecuencias complicadas para Israel. Los miles de jóvenes sin trabajo son carne de cañón para ser utilizados por Hamás como combatientes en acciones militar.

Y además, si explota una crisis humanitaria, no serán pocos los países y organismos internacionales que apunten el dedo hacia Israel.

Un grupo de altos mandos militares, de inteligencia y de seguridad, formaron luego de retirarse una organización denominada Comandantes por la Seguridad de Israel, que tiene una propuesta concreta para mejorar la seguridad con los palestinos.

Lo que proponen en concreto para Gaza va muy en línea con la prédica de organizaciones de izquierda.

Rolly Guerón, un ex alto mando de la Mossad, comparte el diagnóstico crítico sobre la franja. "Gaza se puede convertir en Singapur", aseguró. "Israel no cometió pocos errores" con sus políticas, pero esto no se puede comprender del todo si no se ve "la cantidad industrial de errores que cometieron los palestinos", agregó el ex Mossad.

Todos concuerdan con que una buena forma de abrir la canilla que afloje la presión es empezar a otorgar permisos laborales.

¿Cuál es el error de Israel ahora según los altos mandos retirados? "No permitir que ingrese más ayuda humanitaria", dijo Guerón.

El portavoz de la cancillería, Emanuel Nashton, aseguró que las Naciones Unidas pueden ser de gran ayuda para evitar la crisis humanitaria. "Israel ya ayuda con la electricidad. Pero luego ellos la usan para su propio beneficio", aseguró el vocero

Su gobierno también le otorga a Gaza agua potable, porque los acuíferos que están debajo de la franja se están terminando y además empezaron a contaminarse.

¿Israel se siente responsable de lo que está pasando allí? "No, todo lo que hicimos tuvo aval internacional. Hamás ha destruido todo", contestó el portavoz.

El Ejército tiene una posición más dura: "En Gaza la pelota la tienen los palestinos, bajo el control de Hamás y en particular del Yihad Islámico", respondió el vocero para los medios internacionales..

Y así como hay quienes en la izquierda israelí creen que una solución parcial pasa por abrir un grifo que libere presión, otros, entre los más radicales de derecha, toman a Gaza como ejemplo de por qué se debe mantener la dureza con los palestinos.

El alcalde de Ely, un asentamiento judío en Cisjordania (es decir en la zona ocupada a los palestinos), dijo durante una visita que realizó El Observador a su comunidad, que fue un error sacar a los colonos de Gaza.

AIdo Meushar, que sostiene que no deba existir un Estado palestino no quiere que en Cisjordania pase lo mismo que en Gaza. "Con gran dolor vimos que sacaron a nuestros hermanos (de Gaza en el año 2005) y fue una decisión muy dura. ¿Qué recibimos a cambio? ¿Acaso puedo ir a tomar café allí? Desde Gaza recibimos misiles, terror, guerra", aseguró.

Y también está en contra de la ayuda internacional. "Los dineros que el mundo envió fueron a parar a túneles", dijo. "Cuando Israel se retiró, Gaza debía florecer, pero no. Intentamos la estrategia de entregar territorios por paz pero no anduvo", aseguró el alcalde radical, que ahora resiste que en un futuro se entreguen las tierras que ellos ocupan al norte del país a cambio de paz.

Cómo convivir con las bombas del otro lado

Años de conflictos, guerras, terrorismo e inversión en defensa hicieron que Israel fuese desarrollando tecnología para minimizar el costo en vidas humana cuando se los ataca. Además de los misiles antiaéreos y los escudos de protección, también cuentan con sistemas de alarma a la población que se disparan desde el momento en que detectan que un misil partió de Gaza.

En el centro del país, como Tel Aviv por ejemplo, la alarma empieza a sonar y las personas tienen hasta tres minutos para correr al refugio más cercano. Cada construcción nueva está obligada desde hace años a contar con un búnker.

La situación es más dramática para los que viven más cerca de la franja. En la frontera con Gaza hay algunas ciudades, pero lo que pululan son los kibutz, en donde además viven muchos argentinos y uruguayos.

Allí, los tres minutos de tiempo para refugiarse se transforman en 15 segundos. Por eso están siempre atentos a las alarmas

En el kibutz Kfar Aza, por ejemplo, tienen una cancha de fútbol y detrás de cada arco hay un búnker. En el campo de juego hay varios pozos, atribuidos a algunos misiles que cayeron ahí. La distancia con la frontera es de poco más de 300 metros.
Cancha de fútbol Gaza
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Luego de varios ataques y por sugerencia del Ejército, también se cambió totalmente la construcción de los locales destinados a los niños (guarderías, jardines de infantes, etc.). Ellos duermen en general en los refugios, que han sido adaptados como dormitorios.

¿Qué son los kibutz?

Son comunidades que, inicialmente, se organizaron bajo un modelo socialista. Todos trabajaban, afuera o adentro del kibutz y ganaban su sueldo, el cual era volcado íntegramente a la organización, que luego los repartía de acuerdo a las necesidades de cada uno, por ejemplo, según la cantidad de hijos.

En los últimos años los kibutz, que antes estaban esencialmente dedicados a la ganadería y la agricultura, se fueron privatizando y convirtiendo en grandes empresas industriales en algunos casos. De todas formas mantienen el concepto de que las familias viven en comunidad.

Las negociaciones entre Fatah y Hamás

Hamás y su rival, también palestino, Fatah, firmaron en El Cairo a mediados de octubre un acuerdo de reconciliación para poner fin a una década de luchas. Se dieron dos meses para terminar de afinar los asuntos más espinosos y el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abás, prometió que en menos de un mes visitaría Gaza (territorio dominado por Hamás), como forma de sellar el acuerdo.

Estas negociaciones les dieron esperanza a los gazatíes. Hamás está débil y necesita pactar con la AP.

Pero pasaron casi dos meses desde ese acuerdo y en los hechos se ve muy poco cambio.

"Estábamos contentos y éramos optimistas. Pero no hemos visto ningún cambio y la gente ya empezó a desilusionarse", dijo Abdalá, uno de los gazatíes que tenía esperanzas de mejoras. "Estoy preocupado porque si no hay un cambio positivo, se va a generar una explosión en cualquier momento", agregó.

Para la cancillería israelí, es imposible encontrar una solución para Gaza si no hay un plan concreto que tenga el apoyo de la Autoridad Palestina.


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