En noviembre de 2015 la tasa de población era de 161% y, pese a nuevas construcciones, las estructuras edilicias, generalmente anacrónicas, albergan a una cantidad de presos mucho mayor que la internacionalmente recomendada.
Claro que este no es un problema que esté sufriendo en carne propia el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva. Más bien se encuentra en las antípodas.
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Una nota de este martes de Folha de S. Paulo afirma que el sábado los abogados de Lula fueron de compras para llenar su maleta con sábanas, toallas, almohadas y jabón, objetos personales que no provee la prisión.
Incluso debatieron sobre la posibilidad de comprarle un stock de chocolates.
Su espacio –no compartido– situado en el cuarto piso de la sede de la Policía Federal de Curitiba, es llamado Sala de Estado Mayor y está separado de los otros 20 presos –entre ellos su exministro Antonio Palocci– que residen en ese edificio .
Habitualmente era usada para recibir abogados u otros huéspedes que precisaban pernoctar en la sede policial. Es especial, con un ambiente agradable y humanizada, según explicó Jorge Chastalo Filho, jefe del equipo de custodia y escolta de la Policía Federal de Curitiba.
Lula tiene permitidas dos horas diarias al aire libre, pero, según contó este lunes Cristiano Zanin Martins, uno de sus abogados, no las ha usado.
"Estaba bastante feliz por la victoria del Corinthians" –ganó la final del campeonato paulista frente a su clásico, el Palmeiras– y está "leyendo bastante", reveló Martins después de visitarlo.
Entre sus libros de cabecera está La élite del atraso, del sociólogo Jessé Souza, una interpretación crítica de la historia brasileña "desde la esclavitud a la Operación Lava Jato".
A menos de 200 metros de su celda, cientos de incondicionales venidos de diferentes partes de Brasil hacen guardia en el campamento Lula Libre con la intención de permanecer allí hasta que vean con sus propios ojos la excarcelación del expresidente, que podrá tener un capítulo importante en estos días cuando la Corte Suprema debata un caso de 2016 que podría generar jurisprudencia favorable para Lula.
Donde el dirigente petista no tendrá privilegios es con sus visitas. Según determinó el juez federal Sérgio Moro, y al igual que el resto de los presos, sus familiares más próximos solo podrán conversar con él los miércoles de 10 a 19. No así los abogados, que podrán visitarlo con asiduidad.
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