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De las bolsas al palacio: IMM cercará planta en Felipe Cardoso tras pedido de la Ucrus

La administración de Cosse atiende al pedido del sindicato de clasificadores, que solicitan que se cerque la Planta 5 Bis de Felipe Cardoso para controlar el ingreso
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06 de diciembre de 2020 a las 05:00

Una parte del oficio en este lugar se mide en la soltura con la que uno logre moverse por una senda estrecha sin ser atropellado por los camiones que reculan para volcar cientos de kilos de basura. Otra buena cuota de experiencia se mide en adaptarse al esfuerzo muscular constante para cargar enormes bolsas sobre la espalda, y en caminar sin perder el equilibrio en un suelo inestable de miles de residuos.

Era mediodía del martes y en la Planta 5 Bis del vertedero municipal de Felipe Cardoso alrededor de 50 clasificadores se ganaban el jornal rebuscando entre los cartones, papeles y envases descartados. En este punto de la ciudad, donde los brotes de covid-19 parecen lejanos y el calor arranca un hedor ácido de los residuos, también yace un primer ámbito de acercamiento de la flamante administración de Carolina Cosse con los clasificadores.

“Nos comunicamos con ustedes para ya empezar con la 5 Bis, ese sería el primer paso concreto”, dijo el viernes la directora de Desarrollo Social de la Intendencia de Montevideo (IMM), Mercedes Clara, a una delegación de la Unión de Clasificadores de Residuos Urbanos y Sólidos (Ucrus) convocada a la Sala Roja del palacio municipal. Se trata de la zona especial de la usina de basura en la que los clasificadores hacen su trabajo. “Lo que nos urge más es el cercado”, planteó Néstor Díaz, el delegado de la planta, un hombre de piel curtida que llegó a ella cuando era niño y ahora trabaja a la par con su hijo y su sobrino; con la conformación del sindicato se tornó en el referente.

“Lo tenemos claro. Eso implica hacer un llamado. Hay que respetar todos los pasos de la compra”, expresó el flamante director de Desarrollo Ambiental de la comuna, el exministro de Industria Guillermo Moncecchi. Clara le recordó a los presentes que “los pasos adentro de la intendencia a veces llevan un tiempito”, y remarcó que la apuesta es a que sea “en breve”.

En emergencia

La falta de empleo llevó a que, de unos 60 clasificadores habituales, el sitio pasara a albergar unos 150 en el momento más álgido de la emergencia sanitaria, dijo a El Observador la presidenta de Ucrus, Patricia Gutiérrez. “Si te estabas llevando $ 500, ahora te llevás $ 300. Y la semana que viene no te llevás nada, porque sigue cayendo gente y gente y gente”, relató Díaz mientras hacía su trabajo diario.

Patricia Gutiérrez, presidenta de Ucrus

Es por esto que el 1° de octubre, una vez que Cosse ya se había consagrado como la intendenta electa, el sindicato le pidió que cercara el perímetro del lugar e instalara guardia en la entrada que impidiera el paso a los no registrados. Una semana antes de asumir Cosse, un equipo conformado por Moncecchi, Clara y el nuevo director de Limpieza, Ignacio Lorenzo, visitó la planta, por lo que Gutiérrez consideró que “cumplió” con su palabra. Y cuando la nueva intendenta dedicó a los clasificadores un fragmento de su discurso inaugural en Las Pioneras, los “llenó de orgullo”.

Marcelo Díaz, hijo del delegado sindical, recordó el paso de todos los intendentes desde la segunda administración de Mariano Arana en el año 2000. Fue allí cuando señaló el “poco cambio” con los años de la zona de la usina dedicada a los clasificadores, y las demoras para instalar una canilla bajo la que Luis Herrera, uno de sus compañeros, apagaba el calor de su cabeza pasadas las 14 horas de un mediodía a pleno sol. Cuando aún operaba la Cofeca (Cooperativa Felipe Cardoso) en el sitio, la comuna consolidó la entonces senda fangosa sobre la que los camiones avanzaban hacia la planta para volcar las bolsas.

“Para los clasificadores es algo inolvidable esta reunión que estamos teniendo ahora, nunca hemos tenido una tan buena”, dijo este viernes uno de los presentes en el encuentro dirigido por Clara y Moncecchi, donde también estuvo Ignacio Lorenzo. Allí, la directora de Desarrollo Social anticipó el compromiso a cerrar el predio, a su acondicionamiento, la instalación de baños y duchas, y el techado necesario.

El día a día

Julio Alberto removía la tierra en busca de los metales arrojados por los camiones de la empresa Gerdau Laisa, que se dedica a la producción de acero y entre sus residuos siempre se hallan piezas valorizables. En su caso arribó a la planta tras quedarse sin empleo a fines del año pasado, y se gana la vida con lo que logre recuperar de lunes a sábado. Alberto hace de un promedio de $ 600 con cada jornada de recolección, lo que arroja a fin de mes un ingreso menor que el salario mínimo nacional.

Las jornadas arrancan temprano en la mañana, cuando entran los primeros camiones. Los clasificadores apuestan a que uno de los suyos esté al ingreso del vertedero para que seleccione los vehículos con residuos más prometedores, y le pagan $ 50 por su labor.

Para ellos la única “basura” es la “mugre” que no se puede recuperar. Lo otro es el sustento del día. “Cuanto más basura viene, menos sacan ellos”, ilustró un trabajador de un depósito que llegó a la planta con su camión a comprar el material recuperado. Por un kilo de cartón reciben en el entorno de $ 250 y alrededor de $ 8 por cada botella. La planta también es útil para recolectar despojos alimenticios que sirvan para comida de chanchos.

Cuando los camiones dejan de ingresar al vertedero ya avanzadas las tardes, los clasificadores culminan la jornada. Los domingos se descansa, y es en esas instancias en que, según contó Díaz, tienden a entrar menores de edad que circulan por la zona. “No queremos menores porque es un peligro”, sostuvo el delegado de la planta, y expuso la situación como otro motivo para solicitar el cierre de la zona.

Compromisos

La lluvia no es impedimento para la jornada laboral de los clasificadores. “Puede caer Santa Rosa y vamos a estar acá”, comentó Díaz. 

La planta cuenta con las viejas instalaciones de la Cofeca –una construcción ya deteriorada– donde en esos casos encienden un fuego para calentarse en los recreos. La presidenta de Ucrus indicó que la falta de baños afecta en especial a las mujeres del lugar.

Además de los baños, en los compromisos estipulados por la comuna también estuvo la instalación de un drenaje pluvial y el tratamiento de lixiviados para no perjudicar el ambiente. Por esa zona, por ejemplo, discurre un cuerpo de agua que acaba por insertarse en barrios aledaños como Parque Guaraní. “Todos los detalles los vamos a ir viendo con ustedes para que se vaya concretando”, dijo Clara a los clasificadores.

Patricia Gutiérrez, sentada del lado de enfrente de la ronda, preguntó qué va a pasar una vez que el perímetro esté cercado y un guardia impida el paso a los que no estén en planilla. La funcionaria respondió que será parte de un proceso que recién empieza pero señaló que “van a haber muchas posibilidades de diferentes de cosas”.

“Vamos a hacer el intento de ir viendo cómo acomodamos las piezas. Lo que sí, lo vamos a hacer siempre en contacto con la Ucrus”, transmitió al cierre del encuentro, que los clasificadores concluyeron con un aplauso. 

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