Cuando pensamos en un “hombre de negocios” el estereotipo nos lleva directamente a un hombre—no a una mujer— de traje, distante e individualista. Pero, afortunadamente, el estereotipo del ejecutivo superman se quebró y ahora el empresario de antaño puede ser una exitosa mujer de negocios, puede usar un canguro deportivo y tener el mismo poder de mando que quien usa corbata, ser cálido con sus subalternos y ganarse su respeto y priorizar al equipo.
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