Alrededor de 1.600 rumanos esperan actualmente una plaza en cuidados intensivos, según el ministro del interior interino, Lucian Bode.

Mundo > PANDEMIA

El país europeo que se ve arrastrado a una "catástrofe" por la cuarta ola de covid-19

Rumania registró esta semana un promedio de 14 mil casos nuevos de covid-19 por día y un récord de 385 muertos el viernes
Tiempo de lectura: -'
09 de octubre de 2021 a las 11:31

"Llegué al infierno", dice Bogdan Gavanescu desde su cama de hospital en Bucarest, Rumania, donde lleva dos meses luchando contra el covid-19. El país europeo atraviesa una devastadora cuarta ola, con el sistema sanitario saturado y récord de muertes.

Mientras los contagios bajan en la mayoría de la Unión Europea, esta nación de 19 millones de habitantes, una de las más pobres del bloque y con una campaña de vacunación menos rápida, registró esta semana una media de 14 mil nuevos casos por día. 

Además, el viernes batió un récord de muertos diarios desde el inicio de la pandemia, cuando registró 385 fallecidos.

Los centros sanitarios están desbordados. Las ambulancias deben esperar en la puerta de muchos hospitales a que se liberen camas para poder dejar a sus pacientes. Las autoridades incluso plantean trasladar 200 o 300 enfermos al extranjero.

"Es una catástrofe médica", resume el jefe del departamento de situaciones de emergencia del país, Raed Arafat.

El Instituto de Pneumofisiología Marius Nasta de la capital está lleno "al 110%". Los médicos trasiegan entre camas alineadas en los pasillos, donde una paciente poco afortunada recibe una perfusión sentada en una silla.

Allí ingresó Gavanescu, un taxista de 43 años que no creía en la existencia del virus, hasta que se infectó. "He estado intubado, pero finalmente me han devuelto a la vida", afirma. 

No todos cuentan con esa suerte.

Por primera vez desde el inicio de la crisis sanitaria, Rumanía Tiene previsto trasladar pacientes al exterior, entre 200 y 300, según un asesor del Ministerio de Salud, Víctor Costache.

"Si el flujo actual se mantiene, en un día o dos el sistema médico se derrumbará porque ya no tenemos más sitio para recibir enfermos", se lamenta el director del hospital Catalin Apostolescu.

"Es el infierno en las unidades de cuidados intensivos en todo el país y la situación no hace más que empeorar", confirma Dorel Sandesc, jefe clínico en el hospital de Timisoara (oeste) y presidente de la Sociedad Rumana de Anestesia.

"Me temo que ya estamos en el escenario italiano", dice el jefe de la campaña de vacunación, Valeriu Gheorghita, en referencia a la situación dramática que vivió la región de Lombardia (norte) en marzo de 2020, cuando los médicos tuvieron que elegir a quién curar y a quién dejar morir.

Lenta vacunación

La pandemia se suma al resto de males de este país, con un sistema hospitalario anticuado. La semana pasada, el incendio en un hospital mató a siete pacientes, el tercer siniestro mortal de este tipo en menos de un año.

Al borde del colapso, los hospitales suspendieron cualquier hospitalización e intervención quirúrgica no urgente, como al principio de la pandemia.

"Una condena a muerte" para los enfermos crónicos, lamenta una asociación que defiende sus derechos.

Aunque otros países de la UE tuvieron que recurrir a esta medida en 2020, ahora están en una situación mucho mejor gracias a la vacunación.

Pero los rumanos desconfían de las vacunas y menos de un tercio de la población ha recibido la pauta completa, lejos de la media del 65% de la Unión Europea.

Es "un fracaso que estamos pagando todos", lamenta el doctor Sandesc.

La desconfianza hacia el gobierno, alentada por la importante difusión de teorías complotistas y de conspiraciones en las redes sociales, explica este bajo índice, indican los sociólogos.

Solo la vecina Bulgaria presenta un porcentaje peor en la UE (20%).

Los expertos acusan a las autoridades de haber relajado demasiado temprano las restricciones en junio. Entonces, el presidente Klaus Iohannis cantó victoria frente al covid.

El deterioro de la situación llevó al gobierno a instaurar en setiembre un pase sanitario (vacuna, test negativo o certificado de recuperación) para entrar en restaurantes, conciertos o eventos deportivos, medida que provocó una manifestación de miles de personas la semana pasada.

Respirando con dificultad, Lucia Draghici, de unos 50 años, reconoce su "gran miedo" a la vacuna a pesar de las "complicaciones" que soporta por el virus.

Georgica Vieru, un cura ortodoxo de 53 años, confiesa que "formó parte de aquellos que creían que la vacuna no era buena".

"Pero después de todo lo que he vivido, sé que fue un error", admite, con la esperanza de volver pronto a casa tras 29 días ingresado.

AFP

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...