Fue una locura. El primer tiempo disputado entre Nacional y Liverpool en el Gran Parque Central fue de alto voltaje, con goles, polémicas y muchas faltas, lo que por momentos llevó a que los protagonistas y los espectadores se fueran de foco con el juego y se las agarraran con el juez Leodán González.
Hubo mucha intensidad en el recinto tricolor donde Álvaro Gutiérrez propuso una presión alta y a fondo para ahogar las salidas de Liverpool, que acostumbra a salir tocando desde su área.
El DT tricolor metió tres volantes mixtos pero Felipe Carballo jugó más adelantado, parándose casi como un 9 a la hora de comenzar la marca, haciendo gran desgaste en esa función.
Además, en ese esfuerzo por presionar sobre el rival, los albos comenzaron a cometer faltas lentamente, algo que parecía estar previsto dentro del plan del Guti.
Luego del gol de Armando Méndez, a los 4 minutos de juego en una pelota quieta que el lateral cabeceó en gran forma, Matías Cardacio recibió tarjeta amarilla. El volante siguió cometiendo faltas, quedó muy expuesto, y el técnico tricolor no tuvo más remedio que cambiarlo para evitar quedarse con 10 futbolistas.
El juego continuó y Nacional siguió cometiendo faltas. El público recriminaba cada fallo arbitral, pero eran infracciones claras, imposibles de no ser pitadas.
Liverpool, que había estado dominado, llegó al empate en un penal que fue reclamado por los jugadores del conjunto local y reprobado por los hinchas. Por TV, se pudo ver que no hubo falta.
El Parque era un caos y Nacional estaba bloqueado por el malhumor que llegaba desde las tribunas. Hasta Gutiérrez estaba sacado y reclamaba con gestos.
Luego del empate, Rafa García y Brian Ocampo se ganaron la amarilla. Enseguida, Papelito Fernández, que había entrado por Cardacio, también tuvo tarjeta. El gesto de Leodán fue claro: reiteración sistemática de faltas.
Nacional estaba abrumado y Liverpool tampoco encontraba la claridad que había tenido por momentos en la final del pasado domingo ante River Plate.
En ese momento de confusión tricolor, en otra pelota quieta, Matías Viña marcó el 2-1, lo que comenzó a tranquilizar a los albos, pero desató el malestar en los jugadore de Belvedere que reclamaron una falta de ataque previa al gol del lateral y figura tricolor.
El cierre del primer tiempo tuvo otro tanto del lateral, de gran despliegue, que finalizó una contra que había comenzado Ocampo, que tuvo un buen partido.
Los primeros 45 minutos terminaron con 13 faltas de Nacional y cuatro de Liverpool, lo que en parte explicó por qué hubo tantas quejas en la tribuna y la cancha.
En el segundo tiempo, los tricolores siguieron con su propuesta y Liverpool prácticamente no llegó al arco. Pese a estar 3-1, Nacional no retrocedió, siguio marcando arriba y obligando a la visita a dividir la pelota.
El Parque tuvo calma. Los hinchas disfrutaron del regreso de Santiago Rodríguez, que tuvo destellos de su categoría para manejar la pelota, gozaron con el golazo de Papelito para liquidar la historia, y presenciaron el debut de Emiliano Martínez, el mediocampista juvenil que tuvo sus primeros minutos oficiales.
En el final hubo un “olé, olé, Manga, Manga”, para el exarquero brasileño que estuvo en uno de los palcos, y los bolsos se fueron tranquilos, festejando la goleada y estirando la alegría que sigue desde el triunfo clásico.
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