Un reciente envío aéreo de 75 caballos deportivos, desde Carrasco a Dubai –Emiratos Árabes Unidos–, significó un récord sudamericano, destacó Gustavo Rossi, director de la empresa Rossi Cargo Group, responsable de la logística; la mayor cantidad enviada en avión desde Uruguay fue cuando esa compañía vehiculizó la exportación de 48 caballos de polo, hace 15 años.
Julio Olascoaga, veterinario integrante del equipo a cargo de los animales durante el viaje, explicó por su parte que fue el segundo envío en charter en 2020, tras uno enero (con menos caballos). Y ambos adelantaron que habrá una tercera exportación el 22 de setiembre y una cuarta, en ese caso en diciembre.
En estos últimos años, luego que la calidad de los caballos de Uruguay y la de entrenadores y veterinarios fue conociéndose en esos mercados –hasta no hace mucho exóticos–, aumentó la exportación. Se van en promedio unos 300 al año. Y lo habitual era que se fueran en vuelos convencionales y de a pequeños grupos.
También creció con fuerza la demanda desde esos destinos por profesionales y otros trabajadores uruguayos especializados en la cultura equina.
Los compradores son establos de familias reales – Al Maktoum y Al Nayhan– que utilizan esos ejemplares en competencias en diversos mercados, donde los caballos de Uruguay han tenido excelentes performances.
Entre los 75 que se fueron el 4 de agosto la mayoría son Árabes y Angloárabes, criados en Uruguay, salvo 28 que llegaron en tránsito desde Argentina, en camiones, para aprovechar un producto de primera línea –el charter– en una operación que por el volumen es considerada como “muy especial” en cualquier parte del mundo.
“Trabajamos con todo tipo de cargas, pero nos especializamos en envíos aéreos de animales –Rossi Cargo Group se ocupó en su momento de trasladar los leones enviados desde Uruguay a un santuario en Estados Unidos–, dijo Rossi, quien detalló que en este caso se fletó un avión de gran porte, un 777 carguero de la compañía Emirates, especialmente acondicionado para llevar 25 contenedores específicos para hospedar cada uno tres equinos.
“Esto fue posible porque hay un gran apoyo de toda la comunidad del enduro, de los exportadores de caballos, y porque en la empresa contamos con un gran equipo profesional”, remarcó.
Si hubiesen ido en un vuelo de línea hubiesen tardado de tres a cinco días en llegar –vía Europa, con diversas escalas–, pero en charter lo hicieron en 14 horas, con múltiples beneficios: menores costos y especialmente más confort y calidad para los animales que a la semana de llegar estaban aptos para correr, cuando ir del modo habitual les implica unos 15 días de recuperación.
Además, un charter permite estar a salvo de restricciones que responden a exigencias sanitarias relacionadas con las eventuales escalas, complementó.
El avión viajó con capacidad completa y en la operativa de carga participaron 35 personas. Con los equinos viajaron cinco personas, cuatro de ellas veterinarios, conformando un equipo profesional que permite una gestión profesional muy bien valorada por los importadores. Uno de esos veterinarios es el propio Olascoaga –integrante de una familia que desde hace años en un complejo próximo a Soca se especializó en la cría y entrenamiento de caballos para uso deportivo–, quien comentó que se lleva un volumen más que suficiente de agua y unos 60 kilos de pasto y 100 kilos de alfalfa para cada contenedor, todo de calidad óptima, “de modo de mantener una buena salud intestinal y que los animales viajen entretenidos”.
Con la tripulación del vuelo se coordina que haya en el avión una temperatura de 14°C a 15°C y una adecuada circulación de aire, para que los caballos estén cómodos. Y si bien son viajes tranquilos, se lleva un botiquín amplio, por si sucede alguna emergencia.
Los caballos anatómicamente están preparados para estar muchas horas de pie e incluso descansar de ese modo. Otro factor clave es usar un avión grande, con capacidad para volar a gran altura con alta estabilidad que evite que los caballos estén incómodos por un balanceo de la aeronave.
En el caso de los caballos que llegaron desde Argentina y estuvieron más tiempo en el aeropuerto –con el respaldo de estudiantes de veterinaria y profesionales del enduro local–, se los vareó y alimentó para tenerlos en condiciones óptimas para realizar el viaje.
Los 75 caballos es un número elevado que llamó la atención en el mercado internacional, destacó Olascoaga, quien mencionó que no fue una exportación de un solo centro de entrenamiento, pues hubo alrededor de 15 proveedores.
“Llevar a los caballos en vuelo charter es un cambio sustancial, no hay que olvidar que se trata de verdaderos atletas”, concluyó.
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