En la sala Charles Chaplin se realizó una inusual reunión entre la asamblea de cineastas y altas autoridades cubanas

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La censura cubana de un documental sobre el músico argentino Fito Páez sacude al mundo del cine

Actores y directores piden libertad de expresión en el marco del festival internacional que se desarrolla en la ciudad cubana de Gibara.
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05 de agosto de 2023 a las 15:33

La revuelta de los cineastas cubanos por la censura del documental sobre el músico Fito Páez, La Habana de Fito, no cesa ni con la caída de un alto funcionario ni con las promesas de solución a sus problemas: los artistas piden libertad de creación.

“El cine cubano será libre o no será”, dijo el martes pasado, ante la ovación de sus colegas, Luis Alberto García, uno de los más reconocidos actores de Cuba, al recibir un premio honorífico en el Festival Internacional de Cine de Gibara, que se celebra esta semana en el este de la isla.

García dedicó este reconocimiento a la Asamblea de Cineastas Cubanos, integrada por unos 400 trabajadores que protestaron por la cancelación del documental de Juan Pin Vilar, que repasa la estrecha relación del músico argentino Fito Páez con Cuba desde la década de 1980. 

“Es la gota que rebasó el vaso de una cantidad de problemas y de censuras históricas dentro de la cultura de la revolución cubana”, dice Pin Vila, de 60 años.

“La movilización muestra que las instituciones culturales no responden a los intereses de los creadores, sino a una burocracia dirigida por funcionarios elegidos por su servilismo al gobierno”, añade el director.

Todo empezó cuando las autoridades culturales suspendieron en el pasado mes de abril la exhibición de tres documentales en un pequeño espacio independiente de la capital del país, entre los que estaba la cinta sobre Fito Páez.

Ante las quejas públicas de Pin Vilar, el documental finalmente se emitió en junio en la televisión cubana, pero incompleto y sin su autorización, ni la del productor ni la del propio músico argentino.

“¿Es legal la mentira de quien injustamente nos acusa de censurar el documental La Habana de Fito?”, preguntó entonces Alpidio Alonso, ministro de Cultura.

Según Pin Vilar y Páez, la molestia gubernamental proviene de que, en el filme, el músico cuestiona la versión oficial sobre la muerte del guerrillero revolucionario Camilo Cienfuegos, cuyo avión desapareció en 1959, y el fusilamiento en 2003 de tres jóvenes por el secuestro de una lancha para emigrar a los Estados Unidos.

La difusión en televisión fue la chispa para que cerca de 600 artistas firmaran un pronunciamiento denunciando “errores” y “otros procedimientos semejantes” que “se hicieron sistemáticos” en el cine cubano.

Entre los firmantes están pesos pesados del ambiente cultural de Cuba, como el trovador Silvio Rodríguez, el cineasta Fernando Pérez y Jorge Perugorría, protagonista de la icónica película Fresa y Chocolate (1993).

La publicación del documental viola acuerdos del Fondo de Fomento al Cine, que financió este trabajo, alega la asamblea de cineastas.

“Mostrarlo en la televisión se presta para la piratería” y “arruina la vida que pueda tener en festivales internacionales”, dice Miguel Coyula, de 46 años, cineasta que asegura haber tenido que grabar películas a salto de mata para evitar el acoso policial.

Su cinta Corazón Azul (2021), presentada en festivales internacionales, pero ignorada en salas cubanas, se proyectó semanalmente en su casa durante dos años. “Calculamos que es como si hubieran llenado el Chaplin dos veces”, dice refiriéndose a la sala más emblemática del cine cubano.

En esta sala se realizó el 26 de junio una inusual reunión entre la asamblea de cineastas y altas autoridades, incluido el representante del departamento ideológico del Partido Comunista de Cuba (PCC).

El encuentro se tornó tenso justamente porque Coyula grabó algunas partes, pese al enfado del presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfica, Ramón Samada.

“Somos cineastas independientes y estamos dispuestos a que nos arresten porque ese es nuestro trabajo: ¡es filmar!”, se le escucha gritar en un video colgado en Youtube.

Samada fue sustituido de su cargo poco después y las autoridades anunciaron la creación de un grupo temporal para ofrecer soluciones a sus inquietudes.

La asamblea, que se enteró por la televisión de este nuevo grupo, reaccionó diciendo no haber recibido respuesta a los “temas puntuales sistemáticos de censura y exclusión” y solicitó una nueva reunión con las autoridades.

A la polémica se sumó el propio Fito Páez en una entrevista con el medio cubano independiente El Toque. “Yo soy amigo del pueblo cubano, no soy amigo de ellos. Ellos no representan al pueblo cubano”, dijo en alusión a las autoridades.

Para María Isabel Alonso, especialista en literatura y cultura cubana de St. Joseph’s University New York, esta crisis “es un síntoma de un problema mayor, sistémico: el derecho a la libertad de expresión artística de los creadores, en pugna con una visión moralista e ideologizante promovida por el oficialismo”.

El 27 de noviembre de 2020 más de 300 artistas realizaron una inédita manifestación para pedir libertad de expresión, pero el diálogo con las autoridades quedó en nada.

(Con información de AFP)

 

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