José Mujica llega con los lentes de sol puestos. Se sienta en el primer asiento, abajo a la izquierda, y apoya el mentón sobre el puño. Tiene la expresión del que ya lo vio todo: el expresidente que colecciona premios internacionales mira hacia arriba, hacia abajo, y le hace por lo bajo algún comentario a su compañera de vida, Lucía Topolansky, que está sentada a su lado.
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