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Los petrodólares de PSG contra la sólida gestión de Bayern
Paris Saint-Germain y Bayern Múnich definirán este domingo, a la hora 16 de Uruguay en el estadio Da Luz de Lisboa, la Liga de Campeones en un partido signado por el contraste de los modelos de gestión que rigen a cada equipo.
De un lado estará PSG, propiedad desde 2011 de un grupo inversor árabe (Qatar Sports Investment) con presidente catarí: Nasser Al Khelaifi y un modelo de gestión basado en el poder de inyección de petrodólares.
Del otro Bayern Múnich, un modelo más tradicional, que se apoya principalmente en recursos propios como los derechos de televisión, la venta de productos y los patrocinadores.
Catar es el único punto en común que tienen ambos equipos. Además de ser los propietarios de PSG, la aerolínea Qatar Airways es un espónsor de Bayern.
Por su contribución de € 10 millones por año, Qatar Airways tiene derecho a una inscripción en la manga de la camiseta del club alemán.
La aerolínea reemplazó en 2018 a la compañía aérea nacional Lufthansa, que no estaba dispuesta a superar la cantidad propuesta por su competidora del Golfo.
Las relaciones de Bayern con Catar no terminan ahí: el equipo viaja cada año desde 2011 a una concentración de entrenamiento durante el parate del invierno europeo y pasa una semana en el emirato.
Ese vínculo ha provocado reacciones de todo tipo en Alemania. Políticos y activistas de distintas organizaciones critican regularmente a Bayern por hacer promoción de un país que consideran no respetuoso de los Derechos Humanos.
Qatar Airways es un auspiciante “platino” en Bayern que según su página web tiene cuatro categorías de patrocinadores: principales, platino, oro y oficiales.
Los auténticos colaboradores principales del Bayern son todos alemanes.
Telekom (operador alemán de telefonía) es el patrocinador de la camiseta hasta 2022. Pero los pilares del sistema son Las Tres A, las de Audi (constructor automovilístico), Adidas (marca de productos deportivos) y Allianz (aseguradora). Cada uno tiene un 8,33% de las acciones.
El otro 75% está celosamente en poder de la casa madre’ la asociación fundadora del Bayern (FC Bayern München e.V.), que cuenta con 293.000 miembros, que pueden sentirse en cierta forma “propietarios” del club.
“El dinero no marca goles”, dijo en 2017 Karl-Heinz Rummenigge, patrón de Bayern, sobre las inversiones de Catar en París.
Ese modelo del gigante bávaro se debe en parte a Uli Hoeness, exfutbolista y empresario que aplicó al fútbol los sagrados principios de las pequeñas y medianas empresas alemanas de la posguerra: no endeudarse y tener ahorros, algo que ha sido vital para Bayern durante la crisis del covid-19.
La idea de confiar los mandos de un club a un inversor extranjero procedentes de mercados como Rusia, China o los países árabes se considera en Alemania una herejía. Y Hoeness nunca oculta su aversión a esa tendencia que ha calado en equipos europeos como PSG, Manchester City, Málaga o Newcastle.
Dos frases célebres resumen su estrategia: “Cuando los demás van al banco es para pedir prestado. Nosotros vamos a la ventanilla de ingresos” y “No tenemos mecenas, solo colaboradores”.
Esos fuertes ingresos son los que le permiten comprar a los mejores jugadores del medio local con lo cual logra siempre debilitar a sus posibles contendientes en la Bundesliga.
De los 11 titulares que golearon en las rondas a partido único de cuartos de final (8-2 a Barcelona) y semifinal (3-0 a Lyon), solo el austríaco David Alaba y Thomas Müller son formados en la academia del club.
Manuel Neuer y Leon Goretzka llegaron de Schalke 04, Jerome Boateng se formó en Hertha Berlín, Serge Gnabry en Arsenal y Robert Lewandowski procedió de Borussia Dortmund, equipo al que le ganó su última Champions, la 2012-2013.
Cuando el Dortmund, de la mano de Jurgen Klopp, se animó a hacerle sombra en Alemania (ganó las Bundesligas 2010-2011 y 2011-2012) y Europa (la final de la Champions antes mencionada), Bayern lo debilitó sacándole a sus talentos: Mario Götze, Matt Hummels y Lewandowski.
No en vano los bávaros llevan ganadas ocho Bundesligas en forma consecutiva, un récord sin precedentes en el fútbol alemán.
Desde que Al Khelaifi compró en junio de 2011 el 70% del paquete accionario de PSG (en marzo de 2012 adquirió el 30% restante) el equipo comenzó a aplicar una política de contrataciones estelares.
Desde esa fecha hasta el momento PSG lleva invertidos € 1.304 millones solo en fichajes.
Sus compras más resonantes fueron las de Ezequiel Lavezzi (€ 30 millones), Ángel Di María, Edinson Cavani (ambos por € 63 millones), Thiago Silva (€ 42 millones) y David Luiz (€ 49,5 millones).
Hasta que en la temporada 2017-2018 sacudieron el mercado activando la cláusula de rescisión de Neymar en Barcelona por quien pagaron € 220 millones. Una temporada después le pagaron a Mónaco por Kylian Mbappé € 145 millones.
Pero a los costos de contrataciones hay que sumarle el salario de semejantes jugadores. El sueldo mensual de Neymar es de € 3 millones, Mbappé sale € 1,5 millones al mes y por Edinson Cavani pagaban €1,54 millones de sueldo.
Cavani, cuyas negociaciones para desembarcar en Benfica se enfriaron el viernes, puede proclamarse campeón del torneo ya que en la fase de grupos jugó contra Borussia Dortmund, Galatasaray y Brujas marcándole un gol a Fernando Muslera en un partido que terminó 5-0 para los parisinos.
Campeones de un solo título internacional, la Recopa Europea de 1995-1996 al ganarle 1-0 a Rapid de Viena en Bruselas con la presencia de Julio César Dely Valdez que sustituyó a Rai a los 12 minutos de juego (el gol lo hizo el defensor Bruno N’Gotty), PSG jugará la primera final de la Champions de su historia.
Enfrente estará un equipo grande en Europa. Bayern Múnich fue tricampeón de la Copa de Europa en 1973-1974, 1974-1975 y 1975-1976 y conquistó la ya denominada Liga de Campeones en 2000-2001 y en 2012-2013.
El formato reducido de esta Champions, a causa de la pandemia de coronavirus, le calzó como anillo al dedo a PSG que en su etapa actual nunca había pasado de cuartos de final. Pero en la final tendrá enfrente a un grande que viene en gran estado de forma y que también tiene un equipazo.
