Lucrecia Martel en el rodaje de <i>Zama</i>

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Lucrecia Martel estrena Zama, la candidata argentina para los Oscar

La directora argentina regresa a la dirección después de nueve años de ausencia
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30 de noviembre de 2017 a las 05:00
"Nunca levanta la voz, pero cuando habla todos la escuchan. Los quom la respetan. El equipo técnico y los actores la aman. Ella se mueve en un arco de amor y respeto con delicadeza y cuidado. Parece una exploradora del siglo XIX. O una ave rara del siglo XXI". Así pinta la escritora Selva Almada a la directora argentina Lucrecia Martel en su libro El mono en el remolino, notas del rodaje de Zama. La descripción calza también para ubicar a Martel en el mapa cinematográfico latinoamericano: una exploradora, una rara avis que –con cuatro películas en su bolsillo– es venerada en el mundo como una de las grandes directoras del continente.

Martel nació en Salta y desde chica quiso estudiar todo. Como le confesó a la periodista Leila Guerriero en 2008, en su cabeza ejerció todos los oficios posibles: médica, ingeniera, química, especialista en balística, profesional en el campo de la zoología. Terminó, sin embargo, estudiando comunicación en Buenos Aires, lejos del calor, las siestas y las chicharras salteñas.

Estudiando, Martel comenzó a rodar cortos y encontró, casi sin querer, un caldo de cultivo del que también surgirían otros nombres propios del "nuevo cine argentino", entre ellos el uruguayo Adrián Caetano. La olla que los conjugó fue Historias Breves que compiló varios cortos. Entre ellos estaba Rey Muerto, firmado por Martel. Gracias a él entendió que el momento de tirarse al agua con un largometraje había llegado.

Tomó apuntes, recortes de una historia que tenía guardada, memorias de su infancia y, en 2001, lo hizo. La Ciénaga, con Mercedes Morán y Graciela Borges, se convirtió en una de las favoritas de la crítica de aquel año. Con esa historia, Martel llegó también a los festivales internacionales de cine, que funcionarían como propulsor de su carrera y también como hábitat natural. La certera mirada que Martel desplegó en La Ciénaga se probó, por ejemplo, en la Berlinale, donde consiguió el premio Alfred Bauer.

A partir de allí, la directora se volvió asidua a estos eventos, algo que se repitió con sus siguientes películas, La niña santa (2004), La mujer sin cabeza (2008) y Zama, que se estrenó este año y se exhibió Venecia. Pero Martel también conoció los festivales desde el otro lado del mostrador: fue jurado en la Mostra de Venecia, en Cannes y en la Berlinale, tres de los eventos más destacados del circuito.


La mirada real

"Aunque vos después quieras poner un plato volador, unos bichos verdes, tu fuente de inspiración, donde vas a imaginarte movimientos, formas de hablar, situaciones, es de lo que te rodea. Y ahí lo vas a transformar en otra cosa", explicó Martel en una entrevista en 2013. Con la frase, la directora de 50 años resumió su cine: instantes de realidad, universos comunes que se salpican con hechos mínimos que perturban de a poco la mirada del espectador.

Ya en La Ciénaga, Martel patentó sus conceptos. Una familia acomodada de Salta, que agobiada por el calor y el tedio del verano comienza a mostrar la hilacha. Nada explícito, pero sí muy revelador. Una mirada que se escapa, un impulso que se frena, una caída. En La niña santa y en La mujer sin cabeza, lo mismo: una caricia mínima, un bulto en el camino. Decisiones (o la falta de ellas) que perturban el status quo de las cosas.

Pasa también en Zama, adaptación de la obra homónima de Antonio Di Benedetto que se estrena en salas uruguayas este jueves. En ella, Martel cambia de época y de patrón para sus protagonistas usualmente femeninos, pero no pierde sus formas.

Zama relata la espera de Diego de Zama, un funcionario de la corona española varado en la burocracia, que aguarda por su traslado desde el Chaco a una nueva ciudad. En el medio debe lidiar con líos de indios, asuntos de oficina, mudanzas precarias y una misión: encontrar al bandido que está haciendo estragos entre los poblados del norte argentino.

Zama es la primera película de época de Martel y la primera luego del fracaso de su proyecto anterior. Desde el estreno de La mujer sin cabeza, Martel se abocó a la adaptación de El Eternauta, tal vez la novela gráfica argentina más relevante, pero la magnitud de la empresa y la falta de fondos para desarrollarla terminaron por tirar al tacho las intenciones de la directora.


Casi sin buscarlo, Martel recordó la novela de Di Benedetto, publicada en 1956 y su cuarta película se materializó. Tuvo, igual, obstáculos: no pudo presentar Zama en Cannes, uno de sus espacios de divulgación predilectos y donde compitió dos veces por la Palma de Oro. La inclusión de Pedro Almodóvar, productor de la película, en el jurado, la imposibilitó de hacerlo.

La recompensa, de todas formas llegó: Zama acumuló críticas excelentes en Argentina y en el exterior, y fue elegida por el país como su representante para la próxima edición de los premios Oscar.
Dentro de unos años, Zama podría ser considerada como un reinicio para Martel. Sus primeras tres películas encierran significados similares, propuestas y miradas de universos comunes y femeninos. Zama rompe con algunos de esos conceptos y marca una vuelta diferente. Pero como explicó en setiembre en el diario Perfil, ella considera que nunca se fue. Que siguió explorando, buceando y buscando demostrar que su mirada sigue importando dentro y fuera del cine argentino. "Nunca me fui. Todo este tiempo estuve haciendo lo que hago siempre, tratando de entender el mundo, nuestra azarosa, minúscula y poderosa existencia, tratando de querer y que me quieran, como todo el mundo".

Filmografía

La Ciénaga (2001)

Una familia de Salta se reúne tras el accidente de una de las matriarcas del clan. Con Mercedes Morán, Graciela Borges, Martín Adjemián

La niña santa (2004)

Una niña intenta reencausar a un médico por el camino de Dios. Con Mercedes Morán y Carlos Belloso


La mujer sin cabeza (2008)

Una mujer atropella algo indefinido en la ruta y la situación la sobrepasa. Con María Onetto y César Bordón.


Zama (2017)

Diego de Zama espera su traslado desde el chaco. Mientras, debe resolver problemas burocráticos. Con Daniel Giménez Cacho y Juan Minujín

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