Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > ENTREVISTA

Noelia Campo entre Idea Vilariño, el Montevideo Rock y la vuelta de los teatros

La actriz y comunicadora habló sobre sus recientes proyectos televisivos, la situación del teatro en la pandemia y del espacio de la cultura en la TV
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21 de agosto de 2020 a las 05:03

Poesía y rock and roll. Así se resumen los próximos días televisivos de Noelia Campo, que conducirá el especial Mi poesía soy yo, dedicado al centenario de la poeta Idea Vilariño, en el que además tuvo el rol de productora periodística, y será junto a Carlos Dopico una de las conductoras del Montevideo Rock, el festival que se iba a realizar en marzo y que ante su suspensión a causa de la emergencia sanitaria provocada por el covid-19, se llevó a la televisión. Ambos programas saldrán por TV Ciudad.

Con el primer proyecto, que se verá este sábado a las 19.30 horas y que tiene la expectativa de convertir en un ciclo estable, se mete con uno de sus géneros literarios predilectos, la poesía. Con el segundo, repartido entre el lunes 24 y el martes 25, agrega un hito más a su larga relación con la cobertura musical en televisión, que viene desarrollando desde el 2001, cuando arrancó el programa de videoclips Va x vos en Canal 10.

“La música no me suelta”, dice Campo con una carcajada. Enseguida aclara: “En los últimos años me abrí un poco más al resto del área cultural, fueron cuatro años haciendo Después Vemos que era un magazine de entretenimiento pero más tirado a lo cultural, ahora arranco con esto de poesía, entonces voy abriendo las posiblidades. Pero la música me gusta y siento que con los años he ganado una cierta credibilidad de parte de la gente y de los músicos también. Y eso es lindo”.

La comunicadora y actriz lleva más de dos décadas frente a las cámaras y encima de los escenarios. Dos profesiones que ha logrado encajar –aunque alguna vez tuvo que decirle que no a un proyecto porque los horarios de ensayo coincidían con las grabaciones o emisiones en vivo– y que ha desarrollado en paralelo. No pone a una por encima de la otra.

De sus novedades en esas dos carreras, del impacto de la pandemia en el teatro y del lugar del periodismo cultural en televisión habló Campo con El Observador.

¿Cuál es tu rol en el programa de Idea Vilariño y que se verá en él?

Dentro del programa soy una especie de hilo conductor, un personaje que trata de descubrir a Idea Vilariño, entonces en algunos momentos leo sus poemas o cosas que dijo en entrevistas o en su diario íntimo, para presentarla. Después hay un montón de entrevistas, por ejemplo está Ana Inés Larre Borges, que es crítica literaria, investigadora, trabajó en la Biblioteca Nacional en la parte de investigación y archivo, es editora de la poesía de Idea desde que estaba viva. Después hay una parte más juvenil, una mesa de poetas jóvenes que cuentan la influencia que tuvo en ellas o lo que significa para ellas como poeta. Gente que la conoció y trabajó con ella, y artistas por los que la obra de Idea ha traspasado, como Gabriel Peluffo, que le hizo un tema, Es decir, con Buitres. Una actriz brasileña, Paula Cohen, que hace un espectáculo en Brasil que se llama Las Orientales y es sobre la vida y obra de Delmira Agustini, Idea Vilariño y Marosa Di Giorgio; está Soledad Villamil, Erich Hackl, que es su traductor, Cristina Fernández, que hizo su homenaje y que tiene el dúo con Washington Carrasco que musicalizó Ya no, está Pepe Guerra que era su amigo. María Angélica Gil que hizo el corto Ya no, Martín Klein, que hizo el corto Adiós

¿Cómo es tu vínculo con la poesía de Idea Vilariño?

Mi vínculo con Idea viene de hace mucho tiempo, no me acuerdo cómo la descubrí. A mí siempre me gustó mucho la poesía. Cuando era chica en casa había muchos libros, y me acuerdo de uno que se llamaba Poemas de azúcar. No sé de quién eran los poemas, pero eran como para niños. Era bastante insoportable de chica, me decían "plomito". Entonces lo que hacía era musicalizarlos con mi voz (risas), los cantaba inventándoles melodías espantosas. Y siempre hubo poemas. En la escuela coleccionaba poemas y servilletas, como se hacía en esa época. Después en el liceo que estudiás autores.  No sé en qué época me agarró me agarró Idea Vilariño, se que en un momento me compré No y Pobre Mundo, y me fascinó. Y me gusta la poesía en genral, tengo libros de Marosa Di Giorgio, Silvia Plath, Alejandra Pizarnik, Daniel Veloso, Marcela Matta, Virginia Nigro. Y con el centenario de Idea me pareció que había que hacer algo profundo y diferente, porque también se han hecho algunas cosas, como el documental de Mario Jacob, del que sacamos bastante información. De Idea siempre me gustó que te sentís identificada, no solo con lo del desamor, que ella es muy amarga para hacer sus poesías de amor, con eso de que el arte viene del sufrimiento, que no creo que sea tan así. Creo que viene de momentos intensos que también pueden tener que ver con la felicidad. Pero Idea era más oscura, iba por el lado del dolor. Tuvo una vida complicada, una familia con mucha enfermedad y muertes. Eso le debe haber dejado algo de amargura y oscuridad. 

El lunes y martes conducís el Montevideo Rock, ¿cómo fue la experiencia?

Voy a estar con Carlos Dopico, y me pone muy contenta. Con él, igual que con Jorge Temponi, que hicimos Después Vemos, hicimos la carrera juntos, somos de la misma generación, siempre nos llevamos bien, y es la primera vez que trabajo con él porque teníamos roles parecidos pero en canales diferentes. Estuvo muy bueno en este momento que no hay otra posibilidad para las bandas grandes que con suerte hasta el año que viene no van a poder tocar en vivo, y también para las bandas emergentes que no pudieron seguir creciendo por esta interrupción, como es el caso de Niña Lobo. Fue interesante, y los músicos están agradecidos. La gente dice "es como ver un video", pero no es así, tocaron de una. Hicieron dos pasadas, pero tocaban los temas de corrido, del primero al último, como en vivo. Ellos dicen que no es para nada como un ensayo, porque están los ojos de la gente ahí. Es otra adrenalina. Se filmó como si fuera un vivo. 

Ya hace casi 20 años que trabajás en el periodismo musical en televisión. ¿En algún momento te fue difícil hacerte un lugar?

Fue más difícil al principio, porque arranqué poco tiempo después de haber empezado en televisión. Empecé como periodista musical en enero de 2001, y en televisión empecé a fines de 1996. Igualmente era muy joven y era como entrar en un territorio nuevo, hacer entrevistas de otro tipo. Yo venía de Aventujuegos o de En órbita, que eran notas más variadas y divertidas, no tan profundas. Me había recibido ya de Licenciada en Comunicación, pero había hecho Narración creativa, no Periodismo, entonces para mí fue todo un desafío el comienzo. A medida que fue pasando el tiempo he ido mejorando, desarrollando sistemas y estrategias para profundizar más en lo que hago. 

¿Es necesario hoy un programa dedicado a la música en la televisión local?

Creo que sí, es importante que haya un espacio de música. Más en Uruguay, un país muy chico y sin mercado, donde los artistas más populares, por más que se metan en YouTube, es muy difícil que accedan a esa cosa viral de las plataformas, salvo casos puntuales como el de Agus Padilla, porque no son ni argentinos, ni puertorriqueños. Y no solo en televisión, sino también en plataformas nuevas, en las redes, es difícil difundir lo que se hace acá. Pero tenés también una riqueza regional a nivel sonoro y musical que es muy distinta a la de otros países y regiones. Hay cosas rioplatenses, sí, porque hay cosas en común, pero después hay otras que son uruguayas y no hablo solo del candombe, por ejemplo, sino del rock, la cumbia, el folclore. Tienen una identidad propia, y mostrar eso es importante. Estaría bueno que hubiese más propuestas así, y enfocadas en la música local, para que llegara a más lugares. Tenemos riqueza, tenemos particularidades que no tienen otras músicas de Latinoamérica. Hablamos diferente, decimos otras cosas, tenemos una identidad, que puede ser mejor o peor, pero es la nuestra, y eso siempre enriquece. 

¿Cómo debería ser ese programa? Porque un programa de videoclips como Va x vos ya no tiene mucho sentido.

El programa de videoclips quedó completamente vetusto. Nosotros cuando hacíamos Va x vos en el canal 10 hicimos varias propuestas, porque nos dábamos cuenta de que ya no tenía sentido. Hacer entrevistas, hacer música en vivo. Y era más caro, en ese momento era difícil, no nos siguieron el viaje y en un momento Va x vos tuvo que terminar porque ya era en vano. Presentabas un video que en YouTube ya estaba hacía días. 

¿Qué lugar tiene el periodismo cultural en la televisión uruguaya hoy por hoy?

Hace tiempo que no tiene un lugar muy importante, y se basa mucho en lo masivo, en lo que llama. Siempre tuvo lugar en la prensa y en la radio, pero en televisión siempre tuvo poco. Sí quizás en los magazines de la mañana, que hacen notas. Pero me doy cuenta a veces cuando estoy en una obra de teatro en la que tengo un rol secundario y me quieren a mí en la entrevista porque soy más conocida, porque soy de la tele, y capaz el protagonista es otro. Hay que cambiar un poco esa mirada y difundir lo que tenés acá. Hay un montón de gente haciendo cosas muy buenas, hay un montón de creatividad. Estoy muy metida en el teatro y hay cada vez más dramaturgos jóvenes que hacen cosas que están buenísimas, directores jóvenes, y vale la pena. Lo que pasa es que para ir haciéndote camino no es nada fácil. 

¿Cómo ves a la música uruguaya hoy?

A nivel de alcance internacional se avanzó muchísimo en los últimos años. En los 1990 no había bandas que tuvieran el alcance que tienen algunas hoy, a lo sumo llegaban a Argentina. Se ha hecho más conocida la música uruguaya, en la región y en España. Y hubo un momento de furor en Alemania, hay bandas que viajaron mucho allá. Ahora hay mucha diversidad, las redes y las plataformas ayudan bastante. Hay muchas músicas y músicos que tienen la posibilidad de hacer canciones de buena calidad de forma barata, se profesionalizó mucho más todo lo que rodea a los músicos, como los técnicos. Es un buen momento, capaz que más repartido entre los géneros.

¿Qué estás escuchando ahora?

Escucho de todo. Depende como me levante. Desde El último de la fila hasta The Church porque me fanatizó Fernando (Santullo, su pareja). O a Fernando Cabrera, soy muy de Rada. Escucho bastante trap por mi hijo, Wos me tiene hasta acá (hace un gesto con la mano sobre la frente). Está bueno porque me actualiza, no me quedo con lo de siempre. Ahora me volvió como un fervor por INXS, porque vi el documental en Netflix -no me gustó mucho, está muy enfocado en el escándalo y el glamour y no en la música-, el otro día volví a los primeros discos de Sting.

Tu trabajo en teatro quedó frenado por la pandemia pero también tuviste algunas experiencias en la cuarentena. ¿Cómo lo viviste?

Estaba en un ciclo con La bailarina de Maguncia, el unipersonal que estaba presentando desde el año pasado y que dirige Sandra Massera, íbamos a estar en el ciclo Vidas en escena en el Anglo y una semana antes fue que se suspendió todo. Ahora se está reprogramando. Primero hice Teatro en casa, de Marianella Morena, con Conductas en cuarentena. Estuvo bueno, porque era un momento de encierro más estricto, que no se sabía qué iba a pasar, yo no estaba yendo al canal porque se estaba reorganizando, habían suspendido los rodajes, entonces había quedado todo en stand-by. Estaba en casa y Marianella me contó que había escrito unos textos, que la idea era elegir parte del texto y filmarse, al principio lo leía y decía "no, esto no lo puedo hacer". Pero era un miedo porque era una forma de exposición distinta, no era ni teatro ni una película. Hasta que en un momento me dije "hacé, mandáselo a Marianella y lo vas a ir cambiando, pero al menos da el primer paso". Y empecé a filmarme y me empezó a divertir. Fue un producto cortito y contundente sobre algo que le estaba pasando a todo el mundo, era divertido y profundo a la vez con los sentimientos y la incertidumbre de ese momento. La otra fue Amor en cuarentena, que se hizo en varios países, acá fue el primero. Un texto ya armado, que nosotros grabamos. El guionista sugería canciones para cada momento, o imágenes, y acá cada actor eligió, y fueron todos bien distintos. Eso estuvo buenísimo, tuvo muchos toques personales, el mismo texto generó cosas bien diferentes. Porque al principio decía, "es un ex que te llama, es medio como un chat erótico", pero nada que ver, el texto tenía lo que pasa de verdad con los vínculos, había conquista, humor, emoción. Y la gente se sintió bien, porque te puede pegar mal también. Pero funcionó lindo. 

A lo largo de los meses en los que los teatros estuvieron cerrados participaste en distintos reclamos colectivos de la Sociedad de Actores para que se volvieran a abrir las salas. ¿Considerás que fue una espera demasiado larga?

Fue una espera larga y uno se pone ansioso. Hay gente del sector que la pasó y la está pasando muy mal, sobre todo la gente que vive de eso, y también lo que mueve, los técnicos, por ejemplo. Hubo mucha solidaridad entre los grupos que se armaron, los sindicatos, con las canastas, las ollas populares. Y hay ansiedad porque cuando la estás pasando mal querés saber cuándo va a parar, cuándo vas a tener plata para pagar el alquiler, si te van a cobrar tal cosa o la otra. Entonces sí, a veces los plazos se te hacen largos. Y empezás a ver que hay rebrotes, acá cuando se abrió empezaron los brotes de vuelta, y decís "se va a cortar de nuevo", y eso además de la ansiedad trae rabia, enojo. No encontrás la forma de que se acomode el asunto. Los subsidios y lo que se pudo hacer ayudan pero también son muy poco. Pienso en el debate entre (el ministro de Educación) Pablo Da Silveira y (el director del teatro El Galpón) Héctor Guido, que propuso no aceptar el subsidio. Si el gremio está peleando por una renta básica y vos después aceptás el subsidio no te deja territorio para negociar por algo más alto, pero al mismo tiempo esos seis mil y pico de pesos los necesitas también, entonces son temas muy delicados que se dan en estas situaciones extremas, donde a veces podés tener paciencia y a veces no. No ha sido fácil. Pero ahora se está abriendo, vas a recibir menos ingresos porque el aforo es menor, pero es un paso. El vínculo con el ministerio es bueno, porque El Galpón había presentado un protocolo muy extremo y les permitieron tener más capacidad y sacaron la necesidad de los testeos. Es todo de a poco, y el gobierno tiene que atender a varios sectores, entonces es complicado. Va a tener que ser paso a paso. 

¿Cómo ves entonces el manejo del tema que hizo el gobierno?

Toda la polémica con Da Silveira me dio la impresión de que no tenía todo muy claro, de que no sabía muy bien cómo se reparten esos fondos dentro del sector. Me parece que o no tenía toda la información o pudo haberse sentido molesto por algunas actitudes del gremio, entonces dijo algo que no era real. Los fondos que reciben las instituciones son a contraprestación, vos a cambio das tu trabajo. Ahí no estuvo bien. Por suerte ahora todo se ha ido resolviendo y espero que vaya a mejor. Igual los ingresos van a ser menores por un tiempo en el teatro, con aforos chicos y salas que no pueden abrir. Hay que tratar de que no nos gane la ansiedad y tratar de tener paciencia y buscar otros caminos. Esto abrió posibilidades como hacer cosas por Zoom que eran impensables, o que el que no puede ir a la sala lo siga por streaming, como hace ahora El Galpón, entonces la gente mayor, que es muy teatral, lo puede seguir igual, y eso está bueno. Será por ahí. 

¿Has sentido prejuicio en el teatro por tu trabajo en la tele? ¿Algo como “está acá porque es conocida”?

Creo que ya no pasa, capaz al principio sí. Ahora ya tengo mi trayectoria en el teatro que me ha dado seguridad en ese sentido, y creo que he demostrado que más allá de ser conocida hago las cosas bastante bien (risas). Tuve la suerte de trabajar con grandes directoras y directores, y actrices y actores, hacer cosas contemporáneas y clásicas. Antes pasó, pero ahora ya no siento eso para nada. 

Lo que se viene
En su retorno al teatro, Campo presentará La bailarina de Maguncia el 10 y 20 de setiembre, primero en la sala Delmira Agustini del Teatro Solís y la otra en la sala Lazaroff. Luego se podrá ver el 8 y 9 de octubre en El Galpón, y el 20 de noviembre en La Experimental. También está ensayando (vía zoom) dos obras para el año que viene.

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