Diego Vila

Partido Nacional: la lenta reestructura de los wilsonistas dispersos

Dirigentes entienden que habrá que “plantar la semilla” para aglutinar a los distintos bloques

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01 de mayo de 2022 a las 05:01

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Los blancos insisten que todavía no es tiempo de prender la calculadora electoral. Lideran el gobierno y apenas en voz baja hablan de potenciales candidaturas, pero lo que no callan ni disimulan es que para que les vaya bien necesitan un Partido Nacional con dos alas competitivas y consolidadas. Eso, de hecho, es algo que no vacilan en advertir.

El predominio del bloque Todos es indiscutible. No solo en los votos que aglutinó en el último proceso que terminó dándole la candidatura y luego la presidencia a Luis Lacalle Pou, sino también en torno a su estructura interna consolidada por el liderazgo del mandatario y de otros referentes del gobierno.

Pero las cosas están menos claras del otro lado. Más desordenadas. El polo wilsonista del Partido Nacional continúa atomizado en varios sectores, y la falta de liderazgos consolidados que amalgamen a los distintos grupos es uno de los obstáculos en el peregrinaje de los que reivindican una propuesta alternativa dentro de la colectividad blanca.

En los últimos días, especialmente una vez sorteado el referéndum que mantuvo a raya las diferencias y los perfilismos, asomaron algunos movimientos que, cada uno a su modo, exponen la búsqueda simultánea de nuevos espacios en la interna partidaria, y la intención –a veces turbulenta– de dar pasos en torno a la reunificación de esa ala complementaria que no quiere perder pie en la interna nacionalista.

En el reacomodo de piezas asoma a su vez el horizonte de las candidaturas de 2024 y cómo se alinea cada uno de los sectores en el partido, en una carrera que por el lado del “wilsonismo” tiene a la vicepresidenta Beatriz Argimón y al senador Jorge Gandini (Por la Patria) como algunos de los posibles contendientes.

Uno de los movimientos en las últimas horas fue el quiebre de la agrupación predominantemente juvenil que era liderada por el director nacional de Educación, Gonzalo Baroni, y cercana a la vicepresidenta Argimón, que llegó a su fin este jueves tras una serie de discrepancias entre sus dirigentes, entre otras cosas respecto a los tiempos para el realineamiento interno.

No fue lo único. El mes pasado, los sectores minoritarios del Partido Nacional trancaron fuerte en una discusión de la bancada de Diputados por la designación del nuevo coordinador en la cámara baja. La postura de Álvaro Viviano fue que ese lugar debía recaer en el ala no mayoritaria del partido y que, en caso contrario, la colectividad tendría dos coordinadores. Eso finalmente fue lo que ocurrió con la designación del dirigente de Por la Patria y con Pedro Jisdonian (Lista 404) como representante de Todos.

Si bien Viviano dijo a El Observador que esa situación no está vinculada al proceso de reestructuración del wilsonismo porque tiene apenas “efectos parlamentarios”, sí identificó como “una buena señal” los pasos que se están dando en pos de “enriquecer la propuesta partidaria”. De este modo, el legislador opinó que más tarde o más temprano habrá que “plantar la semilla” para “darle al partido otra ala más competitiva”. Aunque reconoció que “no es una empresa fácil” amalgamar a todos, sí dijo que al menos hay que intentarlo.

Fuera de Por la Patria, otro de los grupos que busca un nuevo rumbo en la estructura blanca es Alianza Nacional, que durante mucho tiempo reivindicó para sí el liderazgo del polo más “progresista” o “wilsonista” del partido, pero que sufrió en 2021 la muerte de su líder y caudillo Jorge Larrañaga.

A casi un año de ese golpe inesperado, a la agrupación todavía le cuesta la recuperación y las perspectivas son diversas. Mientras que hombres de confianza de Larrañaga como el senador Carlos Camy o el director de Secretaría del Interior, Luis Calabria, buscan encauzar los destinos de la agrupación, otros dirigentes ven difícil que su futuro esté en una Alianza sin Larrañaga. El intendente de Paysandú, Nicolás Olivera, no integra la orgánica del sector desde hace prácticamente un año porque entiende que “ya no es lo que era”. En ese sentido, para el jerarca comunal será “difícil sostener a Alianza sin Larrañaga” porque el movimiento tenía “su fuerte impronta”, según expresó en conversación con El Observador.

Del mismo modo que Olivera, resta saber cuál será el destino de varios intendentes, con su propia ascendencia en sus departamentos, y que suelen oscilar en sus alineamientos elección a elección. El senador Sergio Botana (wilsonista que en las últimas elecciones acordó con el Herrerismo), Carlos Moreira (expulsado de Alianza en 2019 pero ya retornado al partido) o Wilson Ezquerra (alejado de Alianza en los últimos meses).

Otro sector que quiere tener proyección dentro de la interna nacionalista, pero está dando sus primeros pasos, es Futuro Nacional. El movimiento que espera acelerar su consolidación en 2022 está encabezado por el exdirigente frenteamplista y del sector Todos, Gonzalo Mujica, y propone conformar una corriente con una “agenda que no es la tradicional en el Partido Nacional” en torno a la figura de Argimón.

En ese sentido, Mujica dijo a El Observador que es necesario que existan “otras miradas” en la interna de los blancos y recalcó que su flamante sector está abierto a encontrarse y buscar puentes con otras agrupaciones afines a una agenda más progresista.

Pero Mujica y otros dirigentes repartidos por distintas agrupaciones insistieron que hay que dar tiempo al tiempo y que no se puede apurar —ni forzar— el ensamble de los distintos grupos porque sí. “No se lo puede forzar, pero tampoco descarto que ocurra más adelante”, expresó el exintegrante del Frente Amplio.

El senador Jorge Gandini, por su parte, indicó que a esta altura de los acontecimientos apenas hay “comentarios informales” sobre la oportunidad de alcanzar acuerdos políticos para un gran arco wilsonista, si bien opinó que “aún no es el momento de jugar esa etapa”. De todos modos, el dirigente de Por la Patria subrayó a El Observador que el Partido Nacional tiene la obligación de llenar el espacio de una segunda corriente competitiva.

En eso no hay dos lecturas. Para Viviano hay que “ensanchar la base militante” y en ese sentido serán claves los liderazgos que se puedan procesar. Fuentes nacionalistas consultadas coincidieron que las figuras de Argimón y la de Gandini son las que pican en punta pensando en términos electorales. Algunos mencionan también a Javier García, líder del Espacio 40 (hoy en Todos) como otra figura  de raíces wilsonistas y que por lo tanto no puede quedar fuera de ese mapa. Otros son más cautos y entienden que eso lo dirimirá el tiempo y la propia ciudadanía: en esa tónica, de hecho, están los propios involucrados.

La óptica, pese a los ruidos que puedan emerger en el camino, es que este intento de reestructuración no necesariamente va en detrimento del sector mayoritario del Partido Nacional.

De hecho, Viviano consideró que desde ese bloque debería mirarse con “simpatía y generosidad” la posibilidad de que el wilsonismo se amalgame en una gran expresión nacional. El intendente Olivera, sin embargo, lamentó “cierto resquemor” en la interna blanca a que haya matices y lamentó que desde Todos a veces “se entorne la puerta” a una nueva posibilidad”.

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