Si a cualquier granja comercial avícola en Uruguay llega el virus de Influenza Aviar H5N1 (gripe aviar), haya un caso o se constaten muchos contagios, toda la población de aves del predio deberá ser sacrificado y enterrado allí mismo, sin excepciones y de forma inmediata, con base en un protocolo estricto.
Daniel Pereyra, integrante de la Coordinadora para la Defensa de la Cadena Avícola y de la Cooperativa Nacional de Façoneros de Pollos Unidos, destacó a El Observador que esta situación de emergencia sanitaria por gripe aviar, que determinó que este jueves el gobierno haya decidido iniciar un proceso de vacunación obligatoria, no toma al sector desprevenido, dado que el mismo se ha venido preparando en la forma adecuada.
Por un lado, existen en las granjas condiciones de bioseguridad impuestas desde hace mucho, que ahora se han reforzado, pero además se han venido realizando reuniones de trabajo con participación de representantes de los sectores público y privado, de modo de estar preparados para enfrentar esta adversidad.
Pereyra dijo que si en un predio aparece una o más aves con síntomas de gripe aviar, ya muertas o no, de inmediato se avisa al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), cuyos profesionales de inmediato concurren al predio y realizan los hisopados correspondientes.
Si el resultado es negativo, se procede a investigar el motivo de la enfermedad de las aves o de la muerte si se produjo.
Si el hisopado da positivo a Influenza Aviar, el predio es interdictado, no puede haber egreso ni ingreso de aves y se procede al sacrificio del 100% de la población existente, ya sean pollos parrilleros, gallinas ponedoras o reproductoras.
Con apoyo logístico del MGAP, todos los animales deben quedar enterrados en el mismo predio, que posteriormente deberá, con base en un protocolo específico, afrontar un período de inactividad para proceder a una adecuada desinfección de todas las instalaciones relacionadas con el sistema productivo.
Sobre cómo se realiza el sacrificio, en Uruguay no hubo casos aún, ni han recibido los productores indicaciones de cómo se procederá si es necesario. Si se sabe que en países donde hubo que realizar esa labor se utilizó espuma o se taparon las aves con lonas y se aplicó gas, todo de modo controlado.
“No nos gusta nada hacer eso, ojalá no haya que llegar a ese extremo, pero si para preservar a la gente que trabaja en las granjas y a las granjas de otros productores hay que hacerlo, obviamente se hará”, dijo Pereyra.
Indicó, como aspectos positivos, que al momento en Uruguay no hubo casos de gripe aviar en granjas comerciales y que en el caso de Argentina, con muchos focos en aves silvestres y de traspatio, solamente hubo cuatro focos en granjas avícolas comerciales, una realidad que es frecuente en la región.
Eso, puntualizó, seguramente tenga como explicación las mencionadas condiciones de bioseguridad que el productor emprende a diario, algo que no sucede en ámbitos donde hay aves silvestres o aves de traspatio.
“Tenemos la esperanza de que la enfermedad no llegue a los galpones de los productores, o en todo caso que haya focos muy puntuales”, dijo Pereyra.
En el escenario avícola nacional, los predios donde se engordan pollos para destinarlos a la industria cárnica hay poblaciones que oscilan de 30.000 a 40.000 aves y unas 240 granjas, ubicadas sobre todo en Canelones.
En el caso de las gallinas ponedoras, el escenario es más variado, con algunas pocas empresas con decenas de miles de aves y mucha cantidad de pequeños productores que pueden tener desde una decena de gallinas a algunos cientos o unos pocos miles.
Pereyra, tras indicar que el pago de la vacuna que se aplicará en determinadas categorías lo hará el MGAP, explicó que la tarea de la dosificación le corresponde al dueño de las aves, que deberá asumir ese costo, el de la aplicación.
“Es un caso similar al de la vacunación contra la fibre aftosa en el ganado vacuno”, contó.
De momento, se vacunará a todas las ponedoras y reproductoras, no a los pollos parrilleros.
Pereyra destacó como positivo que exista un seguro que cubre el costo de los animales que deban ser sacrificados, que según la categoría pertenecen al productor o a una industria.
En el caso que haya que sacrificar pollos parrilleros, que estén siendo manejados por los façoneros, el animal es propiedad de la empresa industrial integrada en el proceso, pero se espera que de alguna manera se contemple la cuota correspondiente al trabajo que el façonero puso para ir criando a esas aves.
Eso, sobre todo, porque posteriormente ese productor tendrá un problema grave: pasarán varios meses en tanto se hace la desinfección del predio, se lo autoriza a volver a producir, inicia la producción, la completa, la entrega y cobra.
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