Walter Gargano y Onetto

Fútbol > EL ANÁLISIS

Un problema de identidad: el Peñarol sin rebeldía tiene de rehén al Peñarol de la revolución futbolística

Peñarol descubrió que está en serios problemas: puede tener una buena propuesta con Larriera, pero si no cierra los partidos con carácter, el ambicioso proyecto futbolístico del DT se hundirá
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07 de abril de 2021 a las 01:12

Como si el destino se empecinara en machacar el alma herida de Peñarol. ¡Otra vez la misma película para los aurinegros! Último minuto de los cinco que adicionó Diego Riveiro en el Parque Viera, en el estreno de la primera fase de la Copa Sudamericana. Igual que el 17 de febrero por el Clausura en el Ubilla. Con el equipo de Mauricio Larriera desalineado en el campo. Soportando cada ataque de Cerro Largo sin fuerzas futbolísticas para frenar la debilidad que expresaba, ni respuestas anímicas para generar un revulsivo.

Centro al área, y a los ponchazos, a puro corazón, con más empuje que fútbol -eso que fue orgullo de los aurinegros hasta no hace mucho-, terminó en un cabezazo de Enzo Borges que se transformó en gol para Cerro Largo y en un incómodo 2-2 para el estreno de los aurinegros en el torneo de Conmebol.

Ese libreto, que con este guión parece perverso para los hinchas de Peñarol, revolcó al equipo de Larriera en su estreno en la temporada 2021, y extendió el sufrimiento y agonía que desde el segundo semestre de 2019 se instaló como una práctica común en la vida en Peñarol.

Tras este comienzo, el equipo dirigido por Mauricio Larriera tendrá que salir a buscar en la revancha, el próximo martes en el Campeón del Siglo, la clasificación a la fase de grupo de la Sudamericana en una serie que se resuelve por puntos, si existe igualdad por diferencia de goles y si se mantuviera por los goles de visitante. Lo único positivo que se llevó el aurinegro: los dos goles que cuentan doble.

El Peñarol bueno

Este Peñarol se había presentado este martes en el Parque Viera con un espíritu renovado, con el fútbol que desplegó desde que llegó Larriera en enero, respaldado con un 2-0 en 39 minutos que le había devuelto las esperanza a los aurinegros; 2-0 y dos pelotas en los palos.

El inicio del calendario futbolístico de 2021, demorado hasta abril por la pandemia de covid-19, le comenzaba a generar a Peñarol la esperanza de renacer con una buena presentación en la inauguración del proyecto de fútbol del presidente Ignacio Ruglio y el director deportivo Pablo Bengoechea, que los socios votaron en diciembre. Hasta la última fecha del Clausura fue el remiendo de lo que dejó Jorge Barrera y que emparchó Ruglio.

Ahora sí, con el nuevo Peñarol, cuando la pelota empezó a rodar con un andar que no es propio de lo que se suele observar en el juego aurinegro, el asunto tomo un nuevo cariz, más de fondo que superficial. Y allí es donde comienza a lidiar lo filosófico-futbolístico con la paciencia, tolerancia y el resultado, que adquiere un lugar principal en la vida cotidiana de este Peñarol.

Terans celebró recordando a Estoyanoff

El primer partido de una temporada es muy poco para abrir juicio sobre el funcionamiento de un equipo. Sin embargo, este Peñarol de Larriera no tiene un partido, lleva 16 encuentros con el nuevo entrenador, muestra suficiente para entender qué es lo que quiere su conductor, a qué apunta y cómo interpretan sus jugadores la propuesta.

Una parte, los jugadores lo entendieron. En la cancha quedó expresado durante el primer tiempo. La versión que el técnico quiere, el hincha disfruta y el rival sufre. La pelota recorre el campo y refleja el espíritu que quiere el entrenador para su equipo. Avanzar en bloques, con transiciones rápidas, buscando los espacios y provocando el error del rival para quebrar la resistencia. Así una combinación entre Torres y Terans terminó con la pelota en el palo a los seis minutos. Mientras lo entienden, todo parece avanzar en armonía.

Schiappacasse se estrenó en Peñarol

El 2-0, con los goles de Formiliano y Terans, que pudo ampliar Álvarez Martínez en el inicio del segundo tiempo, no hacía sospechar lo que vendría: el envión anímico de Cerro Largo, que planchó a Peñarol en un rubro en el que solía ser fuerte.

El Peñarol malo

El problema para Peñarol no fue cómo desarrollar la propuesta, sino como cerrarla. ¿Cómo sostener el funcionamiento todo el partido? ¿Y cómo es capaz de asegurar un triunfo? Porque en el segundo tiempo se le cayó el equipo a Larriera y se quedó sin levante. Los cambios que realizó en el mediocampo y la defensa no dieron resultados (Freitas y Franco Martínez). Sin la pelota no supo tener el control del juego. Y sin el control del juego se desplomó anímicamente.

Intentó con los cambios, la velocidad de Schiappacasse y Torres, jugar con la ventaja de llegar al tercero, antes que Cerro Largo al segundo y asegurar el triunfo. Estuvo cerca. Fue buena la intención del entrenador, y hoy no estaría recibiendo críticas sino elogios si sus jugadores hubieran convertido, pero fallaron los futbolistas en las tres ocasiones que tuvieron. Cerro Largo no tuvo piedad. Entonces, lo que hizo bien se ve mal, porque la buena idea que dibujó en la cancha no fue efectiva.

Tras el gol de penal a los 70 minutos, Peñarol empezó a arrastrarse en el campo, hasta que terminó padeciendo el gol de cabeza de Borges, en la hora, para cargar con otra cruz frente a Cerro Largo.

Estol convirtió de penal

Ni tan bueno, ni tan malo lo de Peñarol, pero en ese empate final, en la lectura que queda enfocada en el cierre del encuentro, el drama domina la escena y plantea más dudas que certezas.

Este Peñarol tiene argumentos futbolísticos interesantes, pero se chocan contra la fragilidad y la incapacidad para cerrar los partidos y sostener el fútbol desde un lugar más efectivo.

Ahora bien, ¿los hinchas de Peñarol están dispuestos a esperar a este Peñarol que juega a un toque, que tiene una buena aplicación táctica, que no revienta una pelota, que no recurre a los centros a la olla y que utiliza el control del juego como argumento para aspirar al triunfo, y los desbordes por las bandas como el nuevo andar? ¿Están dispuestos a que la esencia de ese Peñarol rebelde haya dejado lugar a un nuevo contenido y envase?

Enzo Borges celebra el gol del empate

Mientras gane, este Peñarol podrá resistir ese planteamiento filosófico-futbolístico de Larriera, pero mientras no sepa cerrar los partidos y los finales sean como este martes en Cerro Largo, se transformará en un plan irrealizable, por las urgencias de los resultados y la impaciencia de los hinchas.

Empezó muy mal Peñarol esta temporada 2021, pero tiene algo a favor: argumentos futbolísticos que le permiten creer que si ajusta los aspectos anímicos y cierra los partidos de otra forma, podrá andar por buen camino.

Si no consigue volver a ser el Peñarol de siempre en su actitud, el proyecto de Larriera se acabará hundiendo antes del final de la temporada por mejores intenciones futbolísticas que exprese y aunque Bengoechea llegó con la aspiración de pasar raya al trabajo del técnico al final del año.

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