La startup uruguaya de inteligencia artificial, cofundada por Juan Pablo Pereira y Nicolás Loeff, había cerrado en Europa una reunión clave con inversores que le ofrecieron apoyo para acelerar su crecimiento.
Horas más tarde, desde la sede de Meta, llegaba un mensaje que alteraba su hoja de ruta: WhatsApp prohibirá los chatbots de propósito general dentro de su plataforma a partir del 15 de enero de 2026.
“En un rato tuvimos una de las mejores reuniones desde que nació Zapia, y unos minutos después, una de las peores noticias”, relató Pereira.
La decisión de Meta parece afectar directamente a Zapia, una aplicación conversacional que ya superó los cinco millones de usuarios y se consolidó como uno de los productos tecnológicos más exitosos de Uruguay y América Latina.
La política, confirmada a TechCrunch, establece que los proveedores de inteligencia artificial no podrán utilizar la API Business de WhatsApp para ofrecer servicios cuya función principal sea la generación de lenguaje o conversación autónoma. El cambio apunta a limitar la plataforma a fines exclusivamente empresariales.
Meta argumentó que los bots de propósito general generaron un tráfico excesivo y usaron la infraestructura de WhatsApp de manera no prevista. Solo Meta AI, el asistente desarrollado por la propia compañía, permanecerá activo dentro de la aplicación. La empresa explicó que el objetivo es “ayudar a las compañías a brindar atención al cliente y enviar actualizaciones relevantes”.
La decisión afecta a chats que están en WhatsApp como ChatGPT, Perplexity, Luzia, Poke, y a startups regionales como Zapia, que basaban parte de su crecimiento en el uso de la API para interactuar directamente con los usuarios.
Pereira explicó que su equipo comenzó de inmediato a negociar con Meta para definir si Zapia puede quedar excluida de la medida. “Nosotros no somos un asistente genérico. Por eso vamos a negociar con Meta para que nos confirmen si quedamos excluidos”, afirmó Pereira.
El plazo hasta enero de 2026 les otorga margen para actuar, y en paralelo trabajan en una reformulación estratégica. “Estamos muy optimistas. Creemos que podemos hacer cosas mucho más grandes. Esta situación, en el fondo, nos obliga a acelerar decisiones que ya teníamos pensadas”, dijo el cofundador.
La principal de esas decisiones es fortalecer la aplicación propia, fuera del ecosistema de WhatsApp. Zapia ya acumula más de un millón de descargas y una valoración promedio de 4.8 estrellas. Pereira aseguró que, ante la posibilidad de quedar fuera de la API, el plan es “ir a fondo hacia ahí, por lo menos de manera preventiva”.
Reacción del ecosistema y el futuro de Zapia
El cambio en la política de WhatsApp repercutió en todo el ecosistema de desarrolladores de inteligencia artificial. Según una nota publicada en Techcrunch, varias empresas del rubro están estudiando acciones legales por posible abuso de posición dominante y porque entienden que esta medida puede ser monopólica.
El debate legal gira en torno a las leyes antitrust estadounidenses, que regulan los casos de abuso de mercado. Sin embargo, Pereira subrayó que Zapia no planea iniciar acciones judiciales. “No nos interesa hacer un juicio. Nos interesa crear un mejor producto”, aclaró.
Pese a la incertidumbre, Zapia no atraviesa dificultades financieras. Pereira relató que, apenas conocieron la noticia, informaron a sus principales inversores. “Nos dijeron que nos apoyaban, y que confiaban en nuestro rumbo. Fue una gran señal de confianza”, contó.
La compañía, que mantiene un crecimiento de entre 25% y 30% por trimestre, cuenta con una sólida base de capital tras su última ronda de inversión internacional. En abril, El Observador informó que logró reunir más de US$ 12 millones. Según Pereira, hay “tiempo, recursos y un equipo fuerte" para adaptarse y "lanzar nuevos productos”.
Zapia no se limita al chatbot principal. En los últimos meses, la empresa desarrolló Zapia Conecta, una función que permite integrar servicios externos dentro de la app: reservas, recordatorios, gestión de tareas o automatización de consultas. Pereira lo ejemplifica con una situación cotidiana: si le pedís que te busque un peluquero en Pocitos mañana a las 18, Zapia Conecta manda automáticamente mensajes por WhatsApp a los salones cercanos, consulta disponibilidad y te devuelve cuál tiene horario libre. Si querés, hasta concreta la reserva por vos. Recientemente, Zapia ha lanzado la posibilidad de manejar el calendario del usuario de manera conversacional.
Esa funcionalidad, que combina IA conversacional con automatización de gestión, es uno de los pilares del futuro de la empresa. El plan de Zapia es convertir su aplicación en un asistente digital integral, capaz de resolver tareas cotidianas en distintos canales, sin depender de una sola plataforma.
Para el cofundador, la decisión de Meta no lo tomó por sorpresa. “Siempre supimos que depender de una plataforma como WhatsApp implicaba riesgos. Es lo mismo que pasa con Amazon: te da escala, pero también puede cambiar las reglas”, explicó.
Pereira recordó otros precedentes: Zynga con Facebook o Epic Games con Apple, donde las plataformas decidieron modificar los términos que sostenían negocios multimillonarios. “Las grandes tecnológicas tienden a cerrarse sobre sus propios productos. Nosotros sabíamos que podía pasar y elegimos crecer de todos modos”, afirmó.
Zapia ve en esta situación un punto de inflexión. “Quizás con esto el potencial se volvió más grande aún. Nos obliga a ser más ambiciosos, más independientes”, sostuvo Pereira, quien adelantó que el equipo ya trabaja en “nuevas funciones reservadas” que ampliarán el alcance de la aplicación.
La empresa combina IA conversacional, automatización de tareas y organización personal, y su meta es convertirse en un producto de referencia global, nacido en Uruguay. “Tenemos un rumbo claro, una visión intacta y una comunidad que confía en nosotros”, afirmó.
Con más de cinco millones de usuarios, una base de inversores comprometidos y un equipo que opera entre Montevideo y San Francisco, Zapia se prepara para una nueva etapa. Para Pereira, el cambio en WhatsApp no es un final, sino una oportunidad para crecer: “Estamos convencidos de que esto nos va a hacer más fuertes. Nos obliga a construir algo más grande que lo que veníamos haciendo sobre WhatsApp”.