Dólar
Compra 38,85 Venta 41,25
21 de agosto 2025 - 5:00hs

La discusión sobre política tributaria es parte integral de la política económica de cualquier país. En esta materia no debería considerarse "nada escrito sobre piedra". La vida es dinámica y las políticas deben tener la flexibilidad suficiente como para adaptarse a las circunstancias cambiantes, así como las sociedades deben tener la madurez suficiente como para sostener debates sanos y constructivos sobre estos temas fundamentales.

Un instrumento que ya existe

En primer lugar, es importante aclarar que el instrumento tributario propuesto ya existe y es el Impuesto al Patrimonio de las Personas Físicas (IPPF). Este impuesto está vigente desde 1964 y sus tasas han sido dinámicas a lo largo de su historia, aunque su fiscalización ha sido generalmente laxa.

Más noticias

La última modificación significativa ocurrió en 2007, cuando la reforma tributaria impulsada por el entonces ministro Danilo Astori estableció que este impuesto debía funcionar simplemente como un mecanismo de control para el impuesto a la renta, bajo el entendido de que la declaración de renta de capital debía guardar cierta relación con la declaración patrimonial. Pero han pasado casi 20 años desde aquella ley.

Al repasar la evolución de este impuesto, es posible encontrar distintas dinámicas. Uruguay ha tenido incluso tasas más altas a las propuestas por largos períodos sin que ello significara el fin del mundo. En la década de 1980, las tasas para personas físicas llegaron hasta el 4,30% para los tramos más altos de patrimonio. Actualmente, la tasa general a aplicar es del 0,10%, con excepción de aquellos contribuyentes no residentes que no tributen el Impuesto a las Rentas de los No Residentes (IRNR), los cuales tendrán tasas progresivas que van del 0,70% al 1,5%.

El contexto de la desigualdad

Si bien Uruguay no es el "peor de la clase" dentro del continente más desigual del mundo, los datos sobre concentración de riqueza son elocuentes. Se estima que el 1% más rico concentra aproximadamente 26% de la riqueza nacional. Claro que ese famoso 1% esconde desigualdades intragrupo. Se estima que el 0,1% más rico posee el 14% de la riqueza total.

Para ponerlo en perspectiva: aproximadamente 25.000 personas poseen más de un cuarto de la riqueza neta total del país, mientras que la mitad de la población no posee forma alguna de riqueza.

Los argumentos en juego

La discusión termina siendo, en definitiva, una cuestión de justicia tributaria, donde el sesgo ideológico de cada individuo debería inclinar la balanza de opinión desde el punto de vista teórico.

En la práctica, los argumentos de que existen ya demasiados impuestos en Uruguay, que la presión fiscal es excesiva, y que el gasto público es ineficiente y de mala calidad, pueden tener cierto asidero. Sin embargo, distan de ser propositivos para solucionar los problemas que tenemos como sociedad.

Nos enfrentamos a un país que vive por encima de sus posibilidades, marcadamente dentro del sector público, con déficit creciente, y que además tiene sesgos evidentes de desigualdad. La política tributaria no puede ser una herramienta para canalizar resentimientos o estigmatizar a determinados sectores de la sociedad que puedan ostentar determinada posición relativa. Pero tampoco debe ser un tema tabú. Es un instrumento que ningún gobierno debería amputarse en la sana construcción democrática.

El ideal para un espacio como Escenario2 es mantener intercambios sanos, abiertos y plurales. La discusión sobre el impuesto al patrimonio trasciende las etiquetas ideológicas y nos interpela como sociedad: ¿qué tipo de país queremos construir? ¿Cómo financiamos los servicios públicos que necesitamos? ¿Qué nivel de desigualdad estamos dispuestos a tolerar?

La experiencia internacional y nuestra propia historia demuestran que los impuestos al patrimonio son instrumentos legítimos de política pública. Su diseño, implementación y control deben ser objeto de debate técnico y político serio, no de descalificaciones a priori.

La cuestión es si como sociedad estamos dispuestos a tener esta conversación con la madurez que requiere, o si preferimos seguir evadiendo uno de los desafíos centrales de nuestro tiempo: cómo construir sociedades más justas y equitativas.

(N.de R.: Los datos de concentración de riqueza corresponden a estudios académicos de la Universidad de la República y organismos internacionales como UBS y Credit Suisse).

Temas:

Uruguay impuesto Escenario2

Seguí leyendo

Te Puede Interesar

Más noticias de Argentina

Más noticias de España

Más noticias de Estados Unidos