La incertidumbre climática global podría tomar un giro importante este año. A pesar de que el Océano Pacífico se encuentra en una fase neutral, los últimos modelos climáticos indican que La Niña podría regresar durante la primavera de 2025, trayendo consigo un cambio significativo en los patrones climáticos. Según el análisis de Metsul Meteorología, esta tendencia en los modelos está ganando fuerza, y podría tener impactos directos en el clima de América del Sur, incluido Uruguay.
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Neutralidad del Pacífico: ¿un signo de alerta?
Actualmente, el Pacífico no presenta las características de un evento El Niño ni de La Niña, dos fenómenos climáticos que impactan de manera radical los patrones meteorológicos. Sin embargo, la región Niño 3.4, ubicada en el Pacífico Ecuatorial Centro-Oriental, muestra una anomalía negativa de -0,4°C, una cifra que indica una ligera tendencia al enfriamiento, algo inusual para una fase neutral.
Aunque este estado neutral podría parecer “normal”, en realidad, se asocia con fenómenos climáticos extremos, como los que se vivieron en mayo y junio en el sur de Brasil, donde lluvias intensas de hasta 500 mm provocaron inundaciones severas. Este patrón de inestabilidad podría ser una señal de que algo más está por llegar.
¿La Niña en la primavera de 2025?
De acuerdo con la última actualización de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU.), la probabilidad de que el fenómeno de La Niña se desarrolle en la primavera de 2025 es ahora superior al 50%. Si se materializa, se trataría de una condición de enfriamiento en el Pacífico Ecuatorial Centro-Oriental, lo que podría modificar drásticamente los patrones de precipitación y temperatura en varias regiones del mundo, especialmente en América del Sur.
Para Uruguay, la llegada de La Niña podría significar sequías más prolongadas o veranos más calurosos, fenómenos que ya se han experimentado en episodios anteriores, como el que tuvo lugar entre 2020 y 2023, que dejó una grave crisis hídrica en el Cono Sur.
El impacto de La Niña en América del Sur
En Brasil, los efectos de La Niña son notorios. En el sur, el fenómeno generalmente conlleva menos lluvias, lo que aumenta el riesgo de sequías y olas de calor, especialmente en el Mato Grosso do Sul y en el sur de Brasil. No obstante, en las regiones norte y noreste del país, las precipitaciones tienden a ser más abundantes. Esto podría traducirse en un año agrícola complicado para las zonas del sur de Brasil y, por extensión, para el resto de la región del Cono Sur.
La temperatura global también se ve afectada por La Niña, que, aunque produce un enfriamiento relativo, no frena por completo el calentamiento global. Según expertos de la NOAA, un episodio de La Niña intenso tendría un impacto menor sobre el aumento de las temperaturas planetarias que un evento de El Niño de similar magnitud. Sin embargo, el calentamiento global reciente ha sido tan intenso que la temperatura global promedio durante un episodio de La Niña puede ser incluso más alta que durante un episodio similar de El Niño en décadas pasadas.
La primavera se perfila como una estación decisiva
Con los modelos climáticos sugiriendo un enfriamiento persistente en el Pacífico durante los próximos meses, la primavera de 2025 podría marcar el regreso de La Niña. Este fenómeno, aunque natural, tiene el poder de alterar de manera significativa las condiciones climáticas globales y locales. En Uruguay puede haber posibles cambios en los patrones de lluvia y temperatura, lo que podría afectar tanto a la producción agrícola como a la gestión de los recursos hídricos.
A medida que se acerca la temporada de primavera, será crucial seguir de cerca las actualizaciones de los modelos climáticos, ya que, si La Niña regresa, podría marcar el comienzo de un periodo de condiciones meteorológicas extremas que seguirán impactando el Cono Sur
En definitiva, la vuelta de La Niña en primavera traerá consigo un desafío adicional para los países del Cono Sur, que deberán estar preparados para enfrentar lo que podría ser otro episodio de clima extremo.