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17 de septiembre 2025 - 11:56hs

Un año después de salir de prisión y tres años después de protagonizar uno de los escándalos políticos y mediáticos más grandes de los últimos tiempos, el exjefe de la seguridad presidencial en el gobierno de Luis Lacalle Pou, Alejandro Astesiano, dejó atrás la seguridad y pasó a comandar una cadena de comercios, pero no perdió algunas mañas del oficio.

“Miro siempre las cámaras, y vos sabés que tengo olfato. Cuando veo algo que no me cierra me fijo y le emboco. Ya agarré a algunos empleados robando”, dice sentado en la oficina de su súper Distribuidora de La Costa 2, ubicado en la avenida Pérez Butler de Solymar, mientras mirá dos teles con decenas de grabaciones del comercio.

El 22 de setiembre de 2024 la justicia otorgó la libertad anticipada a Astesiano tras pasar dos años en prisión, condenado por los delitos de conjunción del interés personal y del público, asociación para delinquir, revelación de secreto y tráfico de influencias. Su detención en la residencia presidencial de Suárez y Reyes, cuando volvía de un viaje con el presidente Luis Lacalle Pou y sus hijos el 26 de setiembre de 2022, dio comienzo a un caso que el exjefe de seguridad está “seguro” que fue armado.

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Durante varias horas, el “Fibra” criticó a algunos políticos que lo usaron para decir “mentiras” sobre él y desviar la atención, conversó sobre su posible serie de Netflix sobre su caso y habló sobre su relación con “Luis”, como se refiere a Lacalle Pou.

Advirtió que siempre “guarda algo”, teorizó sobre su ingreso a la política, y dijo que si hubiese decidido esconderse tras salir de prisión “en un mes estaba muerto”.

Su mano derecha y la serie para Netflix

Son las 10:00 de la mañana y hay poca gente en el súper. Astesiano se dirige al galpón y muestra kilos de harina, panificados, bebidas y congelados que provisionan a su comercio. En un momento le grita a “Nico” para que se acerque. “Este era compañero mío en Florida”, dice antes de darle un abrazo al joven, que salió dos meses después que él.

Ambos aseguran que en la cárcel los lazos de amistad se vuelven más fuertes, aunque del grupo que habían formado solo quedan ellos dos. Hace unos meses Alejandro lo llamó para que se sumara a su equipo de trabajo, y hoy es su “mano derecha”.

Recuerdos de la cárcel les sobran. Astesiano confesó que Nico fue el que ingresó el cordero enviado por su familia en Navidad, pero en medio de las risas asegura que lo hizo “por la puerta, legalmente”, ya que estaban autorizados. “Después lo usaron para tapar el incendio del Comcar en el que murieron seis personas”.

Astesiano manejando

Tras contar que está cerca de lograr la importación de productos Manaos desde Argentina y recorrer algunas de las góndolas del súper, Astesiano se subió a su camioneta y se dirigió a Montes, donde tiene otro mercado.

Alejandro no deja el celular mientras maneja. Responde mensajes de su trabajo y coordina la mudanza de una de sus siete hijas, a la que le compró un terreno que tenía una deuda grande con UTE porque un vecino utilizó su contador. También la mudanza de sus padres, que viven en el Chuy brasileño pero quieren mudarse para estar cerca de su hijo.

Responde muchos mensajes de gente que no conoce, porque su número se ha ido difundiendo. Sabe que hizo fama, y que esa fama (a veces “morbo”) le sirvió para concretar algunos negocios y para que la gente pueda conocerlo mejor, pero no le gusta la “invasión” de las personas que quieren pedirle una foto. “Hace poco estaba en un bar con mi familia y tuvieron que mover unas mesas por la gente que quería sacarse fotos. El dueño se enojó, pero qué querés que haga”.

Al llegar a Montes, el “Fibra” apunta en diálogo con El Observador a diversos terrenos en construcción y dijo que allí se van a instalar “once cooperativas”, lo que hará crecer su comercio, un pequeño mercado similar al de Solymar, al que quiere le quiere sumar una carnicería.

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Alejandro Astesiano frente a su almacén de Montes

Alejandro Astesiano frente a su almacén de Montes

La parada fue rápida, y en la ida al segundo destino Astesiano recordó que Fibra Tim comenzó en prisión, tras recibir US$ 160.000 de una productora argentina y española que compró sus derechos de imagen y comercialización de esta con el objetivo de hacer una serie sobre su caso, que según Alejandro fue ofrecida a Netflix. Llamó a un comercio de Sarandí Grande, le compró US$ 50.000 de mercadería, y comenzó con el reparto, todo detrás de las rejas.

La serie "de Netflix" es uno de sus próximos grandes proyectos, pero por ahora está trancada. Según Astesiano, la idea era realizar una serie actuada de su caso de dos temporadas, por la que acordó recibir US$ 500.000. Tras el pago inicial, Fibra dijo que debía recibir otros US$ 300.000 hace unas semanas, pero se negó porque “querían que dijera mentiras, para quedar como el malo, y yo puse en el contrato que iba a decir mi verdad”.

Consultado por El Observador, Durán ratificó que Astesiano recibió los US$ 160.000 iniciales, con los que comenzó su empresa, y que existe el acuerdo por otro pago de US$ 40.000, pero no confirmó el pago de los otros US$ 300.000. Con el acuerdo, explicó, la productora ganó la exclusividad para realizar productos asociados a Astesiano y su historia "por un determinado número de años".

Todos los trámites para instalar sus negocios los hizo en colaboración con Durán y un escribano. Cada solicitud para cualquier proceso pasaba por la oficina central del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) y era comunicado a la jueza de su causa, y cada vez que hacía una videollamada la hacía manteniendo su cédula al lado de su cara, lo que lo hacía sentir como “el peor”.

Astesiano comercio

Salió con el almacén mayorista de Sarandí Grande y el centro de acopio, y desde entonces no paró. Arranca a las 06:00 mirando medios argentinos y uruguayos, y desde las 08:00 hasta cuando sea necesario está en alguno de sus negocios. A eso le suma su participación en el programa de streaming Hacemos lo que Podemos, su nuevo programa Entre Rejas con el cantante Yesty Prieto, y su actividad como vocero de Fam Pres, una organización de familiares de presos.

Astesiano en uno de sus comercios

Astesiano en uno de sus comercios

También tiene su trabajo social. Junta ropa en el súper de Solymar para donar y colabora con distintos comedores. Incluso, recordó que pasó su último cumpleaños en un comedor para llevarle comida a los niños de un barrio, en lo que calificó como “un cumpleaños diferente”, cuando sus padres habían viajado para estar con él.

Ya adelantó a sus empleados de confianza que quiere tomarse una licencia desde fines de noviembre hasta mediados de enero, luego de algunos reclamos de su familia por su poca presencia, pero Alejandro tiene “miedo” de que al “bajar la pelota” le llegue la conocida “depresión” post encierro, por lo que reconoce que su actividad constante es en parte un “mecanismo de autodefensa” para evitar “el duelo”.

Habla de todo y no le gusta dejar silencios. Repite frases como “yo no miento”, o “yo voy de frente”. Contó que presentó una denuncia por difamación e injurias contra una persona que hizo una cuenta de TikTok en la que subió fotos suyas “trucadas” junto a una mujer que no conocía. También recordó que un día antes de firmar el acuerdo abreviado para aceptar su condena su exabogado Marcos Prieto le dijo por mensaje a su esposa que “no pasaba nada” porque no tenían pruebas contra él.

“Estaba todo armado, me venían debilitando”, criticó Astesiano, quien lamentó que no tuvo la fuerza de decir “algunas cositas” en la audiencia que fue condenado, y apuntó contra la entonces fiscal Gabriela Fossati por amenazarlo con difundir una situación personal suya para que firmara, algo que entiende es “la peor bajeza”.

El exjefe de seguridad de Lacalle reitera que no hizo “nada” respecto a los delitos por los que fue condenado, que los pedidos de información reservada o las reuniones venían de otras autoridades pero “solo” cayó él, aunque reconoció que se le fue la mano “con lo de Marcelo Abdala, cuando lo siguió con herramientas del Sistema de Gestión de Seguridad Policial (SGSP) el día que chocó alcoholizado. “No debería haber dicho que había que matarlo”, admitió.

En la audiencia que culminó con su condena, la hoy exfiscal Fossati aseguró que Astesiano fue durante nueve años el “facilitador” de documentación para que el escribano Álvaro Fernández tramitara los pasaportes falsos. También, afirmó que accedía a las cámaras de vigilancia de Presidencia y sacaba información para sí o para terceros (mencionó a Lacalle Pou y a su secretario personal Nicolás Martínez), así como también lo hacía con documentación del SGSP, y pedía información de los registros fílmicos de las cámaras de vigilancia del Ministerio del Interior.

El barrio

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Complejo Habitacional Millán y Lecocq en el que creció Astesiano

Complejo Habitacional Millán y Lecocq en el que creció Astesiano

El segundo punto del mapa fue el barrio de “toda la vida” de Astesiano, el Complejo Habitacional Millán y Lecocq, ubicado en esa esquina del barrio Nuevo París. Alejandro vivió ahí desde los cuatro años hasta 2015, cuando arrancó su mudanza a Santa Ana. Mantiene su apartamento, y se queda allí una o dos veces por semana cuando termina tarde sus actividades en Montevideo.

Tras saludar a un amigo y borrar una publicación porno de Facebook en la que lo habían etiquetado, Astesiano se puso a conversar con una pareja, la primera que habitó ese complejo gigante casi 50 años atrás.

Junto a ellos estaba otra mujer que aseguró que “le cambiaba los pañales a Ale”, y que dijo que lo buscaba para hablarle sobre una denuncia que tienen contra la presidenta de la comisión de vecinos del barrio, por llevarse dinero para usos personales.

Alejandro, en el barrio Ale, lamentó que los medios y los políticos dijeran que “pateaba puertas” de las casas del complejo para alquilarlas, o que tenía a mujeres encerradas para ejercer la prostitución allí. Una mujer dijo que era “todo mentira”. Otro señor, en tanto, lo saludó con un beso y bromeó con ese asunto. “También tenemos armas acá atrás”, comentó entre risas.

El bar, y Luis

Como siguiente punto de su agenda, Astesiano tenía previsto ir a una carpa montada por la Organización de Funcionarios Civiles Penitenciarios (Ofucipe) frente al Palacio Legislativo. Sin embargo, ya pasado el mediodía, se decidió por parar a almorzar en el Bar Nuevo Alcalá, ubicado a una cuadra del palacio, del que fue dueño hace años el padrino de Alejandro.

Mientras esperaba las dos porciones de pizza y las dos de fainá grueso, Astesiano comenzó a recordar su relación con “Luis”. Reconoció que extraña el vínculo diario que tenían, pero también remarcó que rechazó varias veces reunirse con él “por la familia”.

Para el Fibra, Lacalle Pou se olvidó de él y “no paró por mucho tiempo las mentiras que se decían”, mientras todo el caso crecía y su familia estaba “sin un peso”. “Entonces si yo dijera que sí estaría traicionando a mi familia”, explicó, y agregó que si lo hubiese ido a ver la primera vez que le propusieron un encuentro “le pegaba una piña, sin vueltas”.

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Alejandro Astesiano el día de la asunción de Luis Lacalle Pou

Alejandro Astesiano el día de la asunción de Luis Lacalle Pou

Además, sabe que en una reunión el entonces presidente pidió a su círculo político que dejaran de hablar de él, luego de que advirtiera que “iba a mandar a todos en cana”. En reiteradas oportunidades criticó que los políticos usaron su caso para tapar “otros temas”.

Destacó que tuvo un buen vínculo con los hijos de Lacalle Pou, a quienes debía seguir de forma constante, hasta cuando iban a casas de amigos. También dijo que era su “responsabilidad” seguir a Lorena Ponce de León cuando “se pelearon” con Lacalle y ella se fue de viaje, una de las filtraciones de sus chats.

Ahí la conversación se fue para el lado de sus otras tareas como jefe de seguridad. El famoso “cuarto piso” era todo de él, y desde ahí se encargaba de todo ingreso o salida de personas o servicios a la Torre Ejecutiva. Incluso, era el responsable de aprobar los permisos para realizar filmaciones en la Plaza Independencia, por su proximidad al edificio.

Mientras esperaba la cuenta por la comida, Astesiano habló sobre la crítica de que “no dice nada”. “Le he dicho corruptos, mentirosos, a varios, ¿qué más quieren que diga?”, afirmó primero, pero luego admitió que siempre “guarda algo”. Incluso, explicó que hoy la información “se olvida”, pero remarcó que “las próximas elecciones van a ser bravas”, y que ofertas para entrar en la política no le faltan.

También explicó que su presencia en los medios y en distintas actividades es, en parte, una seguridad para él. “Si yo después de salir de prisión me guardaba y me quedaba quieto, al mes estaba muerto”.

La casa

Tras pasar por la carpa de Ofucipe, en la que se comprometió a difundir sus reclamos –entre ellos un mayor presupuesto para su tarea, además de que se reconozca la insalubridad en el trabajo de las cárceles–, la siguiente parada de Astesiano era un desarmadero de Pando, al que Astesiano fue a buscar un repuesto para uno de los camiones de Fibra Tim, sin suerte.

Astesiano junto a integrantes de Ofucipe

Astesiano junto a integrantes de Ofucipe, en una carpa que montaron frente al Palacio Legislativo

Durante ese viaje la charla volvió a ser variopinta. Se burló de Luis Alberto Heber por decir que “no lo conocía”, cuando había sido su chofer durante años. Incluso, dijo que el exministro del Interior iba a un boliche que tuvo durante un tiempo en Las Piedras.

Otro de sus principales apuntados fue Delgado. Dijo que la reunión con dos rusos para la compra de un frigorífico en Rocha, una de las pruebas por la que se lo vinculó al esquema de pasaportes falsos, fue solicitada por él, y lo calificó como un “mentiroso”.

A Astesiano le dolieron especialmente las críticas del exsecretario de Presidencia contra su persona porque tenía confianza con él, al punto que fue el encargado de reconocer el cuerpo del chofer de Delgado cuando este falleció en un accidente de tránsito en 2021.

Luego recordó que la Policía que lo custodió el día que lo detuvieron en la residencia de Suárez y Reyes lo llevaba “llorando”, lo que fue su primer indicio de que su causa era “armada”. “Me prestó el celular para llamar a la familia y para que contrate un abogado. Yo no quería, pero me insistía y me decía: ‘Contratá un abogado porque no me gustan las injusticias’”.

Después de un rato en dirección al este por la Interbalnearia, y tras pasar por su supermercado de Cuchilla Alta, Alejandro llegó a su casa en Santa Ana, a la que llamó “Familia”. Son tres contenedores unificados que están acompañados de una parrilla, que tiene una señal que dice “Dr. Alejandro Astesiano” como principal destaque, y una piscina al fondo.

Astesiano en su casa del balneario Santa Ana

Astesiano en su casa del balneario Santa Ana

Dentro de la casa estaba su padre mirando la televisión, y Alejandro también presentó allí a su pareja, la que “bancó todo”. Después mostró el estante con los recuerdos que le quedaron como exjefe de seguridad presidencial. Había botellas, insignias, y varios cuchillos, algunos de ellos regalados por Lacalle Pou.

Minutos después, Fibra sacó una bolsa en la que tenía distintos regalos que recibió en viajes con el expresidente. Entre ellos, tenía una moneda que le regaló el entonces príncipe y hoy rey Carlos, en un viaje a Inglaterra. “Estaba esperando a Luis afuera y de la nada un señor me empezó a hablar. Yo, que apenas hablo español, empecé a hablar con el traductor, y cuando se fue me regaló esta moneda. El traductor me dijo después que era Carlos”.

En el último trayecto del recorrido, ya cerca de las 17:00, Astesiano siguió recordando algunos momentos como exjefe de seguridad. En un viaje a Nueva York, afirmó, le ganó una discusión a un agente del servicio secreto de Estados Unidos sobre un camino que debía tomar Lacalle. “Qué me vienen a hablar del Fibra si cagó al servicio secreto de Estados Unidos”, era la frase que usaba el entonces presidente en sus reuniones.

Tres años después de dejar ese trabajo, Astesiano lo recuerda con cariño y con orgullo, porque “como los presidentes, jefes de seguridad hay uno cada cinco años”. Incluso, destacó, tras su salida su trabajo quedó para el área de coordinación de Presidencia, no tuvo un reemplazo fijo.

Antes de terminar el recorrido en el súper de Solymar, Fibra dijo que, aunque hizo de todo en su vida, se define como “un tipo de barrio”. Tras llegar al mercado, se despide e ingresa a su oficina, pero en cuestión de minutos se vuelve a subir a su camioneta mientras conversa por teléfono. Nunca para.

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