Los primeros miembros del clan Figueroa en llegar al complejo Quevedo, ubicado en la calle Juan Quevedo, entre Barros Arana y Carlos Nery, en el barrio Jardines del Hipódromo, lo hicieron formalmente como beneficiarios del realojo del asentamiento que era conocido como “siete manzanas”. Sin embargo, esta familia, que según fuentes del Ministerio del Interior ya estaba vinculada al tráfico de drogas en la zona del barrio Ituzaingó, desplegó en los últimos meses una serie de acciones para tomar el control del lugar, que llevaron a la Justicia a ordenar la detención de ocho de sus integrantes, tres de los cuales tienen antecedentes penales.
Primero se apoderaron de una vivienda cuyo titular falleció. Expulsaron a los herederos del muerto y convirtieron el lugar en un almacén, que según fuentes de la investigación, era utilizado como pantalla, para lavar el dinero que la familia hacía con el verdadero negocio del clan: la venta de droga.
En la boca, ubicada en el centro de este complejo que fue inaugurado en mayo de 2018 por la Intendencia de Montevideo, la policía incautó un ladrillo de 215 gramos de cocaína, 633 gramos de marihuana. 627 envoltorios de pasta base, 206 envoltorios de cocaína, 48 envoltorios de marihuana.
Para extender su control en el barrio, el grupo expulsó a vecinos del barrio e instaló a otros miembros del clan en esa vivienda. Construyeron un muro con dos cercos de alambres de púas e instalaron portones eléctricos que solo se podían abrir si los vecinos compraban los controles remotos que la familia vendía. Asimismo, colocaron un sistema de video vigilancia con el que se controlaba los accesos al complejo, los espacios comunes y en particular los alrededores a la boca de la familia. La líder del grupo, una mujer de 33 años con tres antecedentes penales, accedía a las imágenes desde su celular.
El control de la zona se completaba con la instalación de guardias armadas en los ingresos del complejo. Según contó una fuente de la investigación sentados en sillones en los accesos al complejo, los jóvenes observaban la actividad del barrio acompañados de un fuego los días de frío.
Las armas utilizadas por estos guardias, un revólver calibre 38, otro calibre 32 y otro cuyo calibre no ha sido determinado, sumado a una pistola calibre 22, dos cargadores de municiones 9 mm, fueron incautadas este jueves por la policía.
Sobre las 18 horas de este jueves, unos jóvenes sacaban desde la ventana de una de las viviendas, varios objetos que cargaban en una camioneta ubicada a la entrada del complejo Quevedo. “Hoy vino la policía y se llevó a varias personas detenidas, ¿saben algo?” preguntó El Observador a los cuatro adolescentes que se encontraban del lado interno del portón que construyó el Clan de Los Figueroa.
“Ni idea, estábamos en el liceo, recién llegamos”, contestó uno de ellos. “Pero sí se enteraron de lo que pasó”, insistió El Observador. Tres de los jóvenes negaron con la cabeza, pero uno de ellos asintió tímidamente. “No es cierto que acá se saque a la gente de la casa”, respondió en seguida, “el barrio es tranquilo”, apuntó otro.
Uno de los adolescentes dijo que “todo el lío” es por el almacén, y negó que en el lugar hubiera una boca de droga. Una joven que se sumó a la conversación se quejó de que le hayan cortado la luz, “somos del barrio Ituzaingó, toda gente laburadora”, reclamó.
La investigación sobre la acción del grupo criminal en la zona comenzó hace dos meses, cuando vecinos extorsionados decidieron denunciar el hostigamiento del que eran víctimas. Además, la Intendencia de Montevideo, que es la propietaria del predio, denunció que un grupo criminal impedía el acceso al lugar.
Durante el operativo de este jueves, personal de la Dirección de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, junto con personal de la Intendencia de Montevideo realizaron un censo en el lugar, similar al realizado en la Unidad Misiones (Los Palomares) en Casavalle, donde la banda de los Chingas expulsó a más de 110 personas de sus viviendas. También se presentó en el lugar personal de UTE y OSE. Fueron detectadas 25 conexiones irregulares a la energía eléctrica.
El Ministerio del Interior adelantó a través de un comunicado que las acciones llevadas a cabo en el Complejo Quevedo es de otras muchas acciones que la cartera desarrollará en otro barrios siguiendo una estrategia similar a la aplicada en Los Palomares, y que tiene como objetivo desarticular grupos criminales que pretender tomar el control de zonas puntuales.
Las ocho personas detenidas serán llevadas ante la Justicia este jueves por la fiscal de estupefacientes, Mónica Ferrero.
La expulsión de familias como método para tomar el control de la zona, no es la única similitud que el Clan de los Figueroa guarda con los Chingas de Los Palomares. Ambas bandas son lideradas por mujeres, y las dos son defendidas por el mismo abogado, Raúl Estomba.
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