Juan Ignacio Ramírez fue el pase del año para el Campeonato Uruguayo de 2022. Venía de ser goleador uruguayo con Liverpool, de ser convocado a la selección uruguaya mayor y de jugar en Saint Etienne de Francia. Sin embargo, su arranque en Nacional dista mucho de lo esperado y lo que mostró este lunes ante Fénix por la 11ª fecha del Torneo Apertura fue la confirmación de la falta de confianza que lo atraviesa.
El Colo entró a los 80 minutos de juego por Emmanuel Gigliotti. ¿Muy poco tiempo como para demostrar algo? No si se tiene en cuenta que con los espacios que dejó Fénix sobre el final se le presentaron dos enormes chances para anotar.
La primera llegó a los 92 cuando Leandro Otormín lo asistió en el área. El Colo remató cruzado en forma imprecisa y Agustín Requena se la desvió al córner.
La segunda acción fue increíble. Felipe Carballo cruzó un pase notable y dejó solo a Diego Zabala entrando en diagonal. Este, en vez de rematar, buscó asegurar el gol y asistir al Colo que se adelantó solo por el medio del área chica. Sin embargo, Ramírez le erró insólitamente a la pelota que le rebotó en el pie de apoyo para caer mansamente en las manos del golero.
Nacional hizo una inversión de US$ 700 mil para comprar el 10% de la ficha del jugador.
Sin embargo, Ramírez no responde en la cancha a las expectativas.
Lleva siete partidos jugados por el Torneo Apertura y dos por la Copa Libertadores. Suma 416 minutos en cancha y ningún gol oficial.
Debutó el 24 de enero en amistoso contra Sarmiento de Junín, entró en el clásico amistoso de Maldonado donde Nacional perdió 1-0 y en el último apronte de pretemporada le hizo un esperanzador gol a San Lorenzo.
Por esa razón, arrancó el Apertura como titular. Pero ante Deportivo Maldonado, Rentistas, Liverpool y Peñarol no anotó.
Tuvo mala suerte. Contra Liverpool, el juez asistente Horacio Ferreiro le anuló un gol lícito por un fuera de juego mal cobrado.
Tres días después del clásico (ganó Peñarol 1-0), Ramírez sufrió un desgarro que lo tuvo al margen durante todo el mes de marzo.
Desde su retorno, siempre fue suplente. Entró en cinco partidos y solo sumó 82 minutos.
Ante Fénix erró uno de esos goles imposibles. Pero en esto del fútbol, las rachas están para romperse.
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