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La "emoción enorme" de Julia Pou y el consejo de Lacalle Herrera a su hijo: "que sea herrerista"

La familia del flamante presidente vivió una jornada intensa entre aplausos, felicitaciones y el herrerismo como hilo que une a las dos generaciones de mandatarios de estirpe blanca
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02 de marzo de 2020 a las 05:01

La camioneta blanca estacionó en la entrada de la Cámara de Senadores del Palacio Legislativo. Bajó Luis Alberto Lacalle Herrera junto a su esposa, Julia Pou y el resto de la familia.
Los gritos de quienes esperaban por avenida Libertador comenzaron con entusiasmo cuando vieron su reconocible pelo canoso. Luego del “viva” de la gente llegó el brazo de Lacalle para saludarlos a la distancia.

La asunción de Luis Lacalle Pou fue un momento de mucha emoción para la familia. El hecho de utilizar la cachila que fue de su bisabuelo, Luis Alberto de Herrera, quien presidió el Consejo Nacional de Administración entre 1925 y 1927 –que sesionó junto al Poder Ejecutivo–, fue  un símbolo de una familia con historia en el Partido Nacional. 

Durante la campaña que lo llevó a la presidencia, Lacalle padre se mantuvo al margen de la exposición y dejó a su hijo construir la imagen de presidente. Sin embargo, hay un consejo que siempre le transmitió: “Que sea herrerista”.

Durante su discurso, Lacalle Pou agradeció al “señor expresidente y querido padre”. El último presidente blanco hasta ahora, se golpeó el pecho varias veces, lo miró emocionado y le tiró un beso en el aire. Los aplausos se volcaron entonces sobre un hombre que mantuvo el perfil bajo desde que se alejó de la contienda electoral en 2010, cuando compitió y perdió con José Mujica.

Lacalle Pou también le agradeció a su esposa, Lorena Ponce de León, y a sus hijos: Violeta, Luis y Manuel, que no dejaron de sonreír cuando fueron el foco de las cámaras y los flashes. Al referirse a ellos dijo que eran "fuente de amor y sostén permanente".

Luego de la ceremonia de cambio de mando, la familia Lacalle se dirigó al Palacio Estévez, donde el flamante presidente saludó a las delegaciones extranjeras. Allí, antes de salir, el matrimonio Lacalle Pou salió a la ventana y volvió a saludar a la gente que esperaba impaciente en la Plaza Independencia. 

Los hijos del nuevo presidente también salieron pero no a saludar, sino a mirar la cantidad de gente que esperaba por su padre.

“Un pedazo de uno”

Julia Pou estaba emocionada. “Es increíble vivir esto, un hijo es un pedazo de uno”, afirmó a la salida del Palacio Estévez.

El 1° de marzo de 1990, ella vivió una situación similar como primera dama, acompañando a su marido en la asunción. “Ahora es distinto, tengo 30 años más”, dijo entre risas. Hay muchas diferencias, e incluso una especie de deja vu. “Cuando uno vivió esa circunstancia sabe lo que viene, la parte difícil”, dijo a El Observador.

Sin embargo, a diferencia de su padre que le aconsejó mantener vivo el herrerismo, Pou lo felicitó, como una madre orgullosa del logro de un hijo. Ella también recibió felicitaciones de quienes estaban allí presentes, a los que respondía con una frase que repitió varias veces: “Gracias, estoy emocionada”. Lacalle Herrera dijo que a partir de mañana tendrá “preocupación” por “la gran tarea que se va a hacer”. Su hijo es el segundo integrante de la familia en acceder al sillón presidencial.

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