Más de un empresario o economista me ha comentado en distintas oportunidades que los medios uruguayos le dedicamos poco espacio a China. Y algo de razón tienen. Quizás por la brecha cultural, idiomática, o la dificultad para acceder a la información, a la segunda potencia (camino convertirse en la primera según distintos pronósticos) no solemos darle la relevancia que tiene para la suerte de la economía uruguaya como el ya consolidado principal socio comercial. Durante el último tiempo eso cambió parcialmente cuando abordamos los coletazos (primero positivos y luego negativos) sobre la carne vacuna de la peste porcina africana que afectó a China y otros países de la zona asiática, y obligó al sacrificio de miles de cerdos, una de las principales proteínas de alimentación de la población china.
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