La llegada de productos con un tamaño mejor, en ciertos casos además con la calidad afectada y de la mano de precios al alza, en varios rubros aunque no en todos, es lo que está sucediendo en los puestos de frutas y verduras en las ferias, consecuencia del impacto de la sequía en los predios de producción granjera.
Hugo Seoane, feriante consultado por El Observador, cuyo puesto se presenta en distintos días de la semana en el Parque Rodó, Parque Batlle, Centro, Tres Cruces y La Comercial, admitió que los impactos de la sequía ya se están notando y que estima cada vez serán mayores.
“En este momento hay algo más de demanda que de oferta en muchos rubros y eso es lo que explica los precios al alza”, señaló.
Apuntó que un primer segmento en el que hubo subas de precios fue el de las hortalizas de hoja.
“Sufren la falta de agua y el intenso calor, la escalera esa de ir plantando cada 15 días para siempre tener mercadería pronta y de buena calidad, con precios estables, se cortó por la sequía salvo cuando se puede regar, entonces los precios de la lechuga, la acelga, la espinaca, la rúcula, el puerro y la remolacha, por ejemplo, han subido”, dijo.
En su puesto este jueves una lechuga de buena calidad estaba ya a $ 70 y lo mismo valía un atado de acelga.
En otros rubros, hubo subas en boniatos y cebollas, por citar dos rubros donde el cambio de valor fue notorio. En ambos casos, hablando siempre de una mercadería de calidad óptima, el precio es $ 100 el kilo.
Aclaró que hay puestos en los que se puede encontrar, por ejemplo, un boniato de baja calidad, torcido incluso, “pero igual no baja de los $ 70”.
Hay, indicó, algunos rubros en los que la oferta es buena y el precio sigue controlado. Pasa con varias frutas, por ejemplo con la uva que está a $ 60 el kilo.
Otro ejemplo de precio estable e incluso bajo es el del zapallito, un producto que aguanta más la sequía, es más rústico y resistente, hay una oferta buena y el kilo está en $ 35.
Seoane contó que la gente sigue asistiendo a la feria, que compra y que en los casos en los que los precios han subido obviamente trasladan sus quejas, que son recibidas por el feriante, “que no tenemos la culpa, nosotros somos tomadores de precios y ajustamos cuando hay subas lo necesario para dar una mano, pero bueno, somos la cara visible, ponemos la cara porque somos los que tratamos con el cliente”.
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