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Los huevos de las gallinas que viven como gallinas

Una veterinaria, con las metas iniciales de no alejarse de sus hijas y alimentarlas de mejor modo, emprendió un manejo avícola diferente
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15 de febrero de 2020 a las 05:02

Por Juan Samuelle, enviado a Zabala, Colonia

En un rincón de Colonia, a 30 kilómetros de Nueva Helvecia, en paraje Zabala, 700 gallinas viven con total confort, con cero estrés y producen huevos 100% naturales, con una yema más grande y de anaranjado intenso, más una clara muy consistente. Todo libre de cualquier añadidura artificial. La criadora, María Jesús Ramírez, denominó a su emprendimiento “La Topada”. Destacó que produce “huevos pastoriles” y allí, al costado de los gallineros, explicó a El Observador por qué y cómo surgió todo hace menos de un año.

Fue en respuesta a dos inquietudes. Por un lado, que sus niñas –Juana de cuatro años y Antonia de dos–, ella y el resto de la familia se alimenten de un modo más sano. Por otro, diseñar y ejecutar un emprendimiento en el que no tuviese que alejarse de sus hijas.

Esta joven es veterinaria y el ejercicio libre de la profesión le demandaría trasladarse sin Juana ni Antonia. Por eso optó por seguir ocupándose del manejo veterinario en el establecimiento ganadero familiar, que como involucra un sistema de pastoreo racional bien desarrollado no demanda mucho tiempo, apenas el necesario para ocuparse de la parasitología y de las vacunaciones. Y, a la vez, activar “La Topada”.

 

 

La primera tanda de pollitas

El 24 de mayo del año pasado adquirió una primera tanda de pollitas, de dos líneas genéticas distintas, de granjas nacionales. Las aves, productoras de huevos marrones, con una genética pensada para la avicultura tradicional, se adaptaron de muy buen modo al sistema proyectado, soportando fríos intensos y calores elevados.

El nivel de postura es menor al que se logra en las avícolas tradicionales, básicamente porque en este caso no se utiliza luz artificial para promover la postura, solo se usa luz natural, pero además porque estas gallinas no están confinadas, están libres, entran y salen cuando quieren de los gallineros y así consumen mucha energía caminando, corriendo y saltando.

Y se comprobó que con menos horas luz la producción mermó en invierno y comenzó a repuntar en primavera, creciendo mucho en verano, esperándose que disminuya hacia el otoño, en un ciclo también natural.

 

 

Las cifras

La población actual es de unas 700 gallinas y el registro diario de postura establece que se logra cerca de un 70%, es decir unos 500 huevos diarios.

 

 

¿Por qué el huevo es diferente?

María Jesús destacó que, respecto al producto logrado, “tiene una calidad muy superior”. Explicó que “el huevo es libre de todo uso de antibiótico o colorante, que la alimentación es 100% natural, que se obtiene una yema de tamaño mucho mayor, con un color naranja muy intenso y una clara muy consistente, de alto valor eso para la repostería”. Todo eso se añade a un aspecto vital: el respeto hacia los animales.

También explicó la diferencia entre un huevo free range y uno pastoril: para el free range, “si bien están libres de jaula y a piso, no siempre tienen acceso a pasturas o al aire libre por la gran población, en cambio en nuestro sistema también conocido como pasture-raised todos los días tienen acceso al aire libre y pueden desarrollar todos sus comportamientos naturales”.

Lo que comen

Las gallinas están en zonas de campo natural donde se han implementado pasturas, con base en trébol, festucas y alfalfa, con un complemento de ración que en la dieta total tiene una incidencia de un 40% menor al que tiene en las avícolas tradicionales. Esa ración es formulada en una avícola de la zona y no contiene antibióticos, colorantes ni harinas de carnes.

Respecto a la alimentación natural, también ingieren insectos, aprovechando el descompactamiento de la bosta de los vacunos, lo que permite que baje la carga parasitaria, por la acción de los rayos solares que desecan el estiércol más rápido. También se les suele dar residuos orgánicos.

Por lo tanto, remarcó, “estas gallinas están en un ambiente muy natural y todo lo que hacen es con base en su instinto”.

 

 

Objetivo: llegar a Montevideo

María Jesús vende los huevos en forma directa, a diversos almacenes de venta de productos naturales, como Tito Tienda Gourmet en Maldonado, Los Fundadores en Colonia Suiza, Gaia Productos Naturales también en Colonia Suiza y a diversos restaurantes. Y está dentro de las metas que sus huevos estén en Montevideo.

La idea es elevar la producción, pero resta avanzar en la etapa comercial, que es lo que termina traccionando al emprendimiento.

“Lo productivo va muy bien, la sanidad también, es muy baja la mortandad, pero la parte comercial me está costando”, admitió.

Respecto al valor de estos huevos, es mayor, tal vez un 50% más que en el caso de los tradicionales.

Dijo que “hay gente que los busca y valora pagar más porque entiende que vale la pena por varias ventajas, hay gente que no puede pagar $ 30 o $ 40 más por una docena de huevos y hay gente que no le importa el diferencial que hay en estos huevos”.

En ese marco, entiende que “es fundamental que podamos avanzar en educar y encontrar nichos de consumidores que valoren lo que este sistema considera”.

 

Registro y habilitación 

María Jesús Ramírez tiene especial interés en que su actividad (latopada.com) esté registrada y habilitada. Para eso gestionó ante el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca cómo proceder. Dado que no hay antecedentes sobre su método productivo, el ministerio, que rápidamente se ocupó del tema, abrió un expediente para contemplar lo solicitado. La intención es que el consumidor tenga totales garantías sobre que se procede de buenos modos.

 

 

Los gallineros que persiguen a las vacas

Este emprendimiento está en un predio con un importante rodeo vacuno. Y las gallinas “van detrás del ganado”. La parcela donde están las aves se traslada semanalmente hacia un área en el que estuvieron los bovinos.

Este sistema móvil, con base en dos gallineros (de seis por tres metros cada uno) que se trasladan cinchados por una camioneta, comprende un área de 2.500 m2 que se delimita por una red electrificada que evita el ingreso de depredadores. “Nuestra actitud es la de ir aprendiendo a convivir con los animales silvestres, no combatirlos”, explicó. Y reconoció que una ventaja es la ubicación de este sistema productivo, lejos de zonas pobladas, también de caminos muy transitados, lo que incrementa la seguridad.

Ambos gallineros están siempre abiertos y contienen los nidales, pero además sirven de refugio cuando las aves quieren estar más abrigadas en invierno o más frescas en verano. Cuando es necesario, por temperaturas muy elevadas, se pueden ubicar debajo de una arbolada, a la sombra. Y en invierno donde les de bien el sol y al reparo de vientos fuertes.

Ambos gallineros poseen una caída de 10 centímetros, para colectar el agua de lluvia en tanques que hay en uno de los extremos, pero se pueden enganchar a una camioneta y así quedar cerca de donde están los hidrantes que se utilizan para proveer de agua a los potreros donde están los vacunos. Eso porque también para las gallinas es clave tener disponible agua fresca en todo momento.

 

 

 

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