Ocho goles en los últimos ocho partidos. Once goles en lo que va de 2021. Ese es el presente del Canario Álvarez.
Dos goles en sus últimos dos encuentros, y ambos de carácter internacional. Ese es el momento de Facundo Torres.
Peñarol comenzó a basar la goleada ante Sport Huancayo en sus juveniles, quienes se han transformado en los motores de este equipo de Mauricio Larriera.
Las divisiones menores del club, una vez más, mostraron la trascendencia que tienen en cualquier club y el conjunto aurinegro no se queda atrás.
Gregorio Pérez, gran hincha de Peñarol y técnico del segundo quinquenio del club, seguramente debe haber quedado muy contento con el primer tiempo del equipo de Larriera.
El exentrenador aurinegro es un fanático de las pelotas quietas y en esos primeros 45 minutos, Peñarol sacó una ventaja muy interesante debido a esa virtud que hay que saber explotarla con trabajo previo en Los Aromos. Y así sucedió.
Porque en el primer gol, tras un tiro libre, el balón llegó a los pies de Jesús Trindade y el golazo de cabeza del Canario Álvarez para el 1-0.
Tras el empate rival, llegaron el segundo y el tercero en dos tiros de esquina. El primero de ellos, rematado por David Terans y en el que ganó Facundo Torres con un gran anticipo, y el segundo, nuevamente Trindade le puso el balón en la cabeza a Gary Kagelmacher para el 3-1.
Peñarol tuvo intensidad y buen juego ante un rival que marcó muy mal de mitad de cancha hacia atrás, regaló espacios y la pelota.
Y el arco se volvió a agrandar para el Canario Álvarez, cada vez más goleador, y la desfachatez cada partido más patente de Facundo Torres.
Son los dos grandes ejes en los que se maneja el equipo de Larriera, siempre bien acompañados por Terans.
Álvarez Martínez es mucho más que un "9" tradicional. Desde las divisiones formativas, ha jugado también como volante ofensivo, por lo que también baja a recepcionar y sabe habilitar muy bien a sus compañeros. No es de esos delanteros centros que se mete solamente en el área. Sabe pivotear, buscar la pared y desmarcarse.
Hubo movimientos sorpresivos dentro de la táctica de Larriera. Por ejemplo, Torres no se ciñó a jugar en una posición fija, todo lo contrario. Jugó como extremo por izquierda, por derecha y también suelto desde el círculo central hacia el arco del equipo peruano.
Sucedió lo mismo con el otro extremo, Giovanni González. Rotó de punta con Torres, pero también se lo vio a veces hasta como volante central y también llegando en ofensiva por izquierda, como cuando le cometieron el penal para el cuarto.
Algo similar se pudo ver con Gary Kagelmacher. El zaguero, sobre todo luego del 1-1, se fue arriba -a veces de forma desordenada- y por momentos era un delantero más, pero no solo cuando había pelotas quietas, sino en pleno juego normal.
David Terans es otro hombre fundamental para Larriera. Juega como volante ofensivo, media punta o delantero neto. En el único lugar en el que no rendía, era cuando el entrenador lo hacía jugar como extremo derecho.
Pero un tema relevante para el DT carbonero es que “recuperó” de alguna manera a Jesús Trindade, quien hacía tiempo que no mostraba la regularidad habitual que normalmente tenía. Contra los peruanos, manejó los hilos desde la mitad de la cancha.
El juego imbancable de Torres fue el que desniveló la balanza desde el principio. Fue el mejor de la cancha con transiciones en velocidad, precisión y un orden envidiable con y sin pelota, porque también hay que saber jugar sin el balón.
Se desmarcó muy bien -al igual que el Canario Álvarez quien le abrió un corredor para que definiera ni bien comenzó el encuentro, pero el arquero le tapó el gol- y siempre la quiso en un partido muy friccionado.
Peñarol ratificó que atacando viene muy bien. Llegó a nueve goles en sus últimos dos encuentros y le salió casi todo bien.
Su evolución se nota cuando Torres tiene espacios, Terans busca y Álvarez Martínez espera. El aporte de Terans a los dos juveniles, es trascendente en el andamiaje del equipo.
Larriera mostró que sus 11 hombres saben formar circuitos en la cancha. Todos saben a qué deben jugar. Así se vio cuando ingresó Agustín Canobbio, quien, en pocos minutos, armó un jugadón junto a Pablo Ceppelini -en su debut- para el quinto tanto.
Nunca es fácil golear a niveles internacionales y Peñarol esta vez demostró que puede ser sencillo con un gran partido.
El entrenador Larriera continúa estabilizando al equipo, y al revés de lo que ocurre normalmente, empezó de arriba hacia abajo. En ataque, sigue siendo letal. En defensa, aún debe mejorar ciertos puntos.
Fue la primera vez en el siglo XXI que Peñarol consiguió convertir cinco goles en un torneo internacional, ya que la última vez había sido en 2000, el último año del siglo pasado, cuando, con Julio Ribas como técnico, golearon a Universidad Católica de Chile 5-1 por Copa Libertadores. Además, en el otro partido de la llave, River de Paraguay empató sin goles con Corinthians, por lo que el aurinegro quedó primero en su llave. Mejor comienzo, imposible.
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