Proponen dotación mínima de parteras para "humanizar" nacimientos: casi la mitad son por cesárea

El proyecto fue presentado en noviembre del año pasado por el diputado nacionalista Eduardo Lorenzo. Propone modificar una ley de 2002 para establecer que todas las entidades de salud que asistan un mínimo de 60 partos al mes en promedio deberán contar al menos con dos parteras internas de guardia permanente todos los días del año. 

Hoy la normativa marca la obligación de contar solo con una partera de guardia, independientemente del número de intervenciones mensuales. Una obligación que, reconocen los legisladores, a veces se cumple y a veces no, ya que la ley, a dos décadas de su aprobación, jamás fue reglamentada. 

El tema comenzó a discutirse la semana pasada. Allí, la diputada frenteamplista Cristina Lustemberg (PAR) presentó un relevamiento sobre los datos estadísticos públicos del Ministerio de Salud Pública referidos a la temática. 

Allí se indica que de los 34.603 nacimientos que se produjeron en Uruguay el año pasado, el 48% fue mediante cesáreas. Se trata de cifras que año a año no han hecho otra cosa que aumentar. En 2005 se había superado el 30% de partos mediante cesárea. En 2011 fueron el 40%. Desde allí, el promedio se ubicó entre 42% y 45%. En 2004 habían sido el 28,9%.

Las cifras presentadas por Lustemberg y su equipo señalan además que algunas instituciones superaron con creces el promedio. En el Hospital Evangélico, el 74% de los partos atendidos en 2021 fueron por cesárea. En Cosem, llegaron al 76%. El promedio del sector privado se ubicó en el 56% del total. 

En el sector público, la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) registró el año pasado 38%. Allí también los números se vienen incrementando: en 2020 había sido de 35%.  Los datos correspondientes al primer semestre del año confirman la tendencia. La media del sector privado de Montevideo se ubicó en 60%, y en el interior en 56%.  En ASSE, tanto, fue el 40%. 

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"Sabemos que la indicación de cesárea es multicausal", dijo Lustemberg, al citar recientes declaraciones de Francisco Cóppola, profesor de ginecotología. "Uno de los factores que favorece el parto vaginal, no con probabilidad de riesgo fetal o materno, es la presencia de las parteras". 

La diputada planteó un cambio semántico en la redacción, para que el texto hable de cesáreas en relación a nacimientos y no partos. De esa forma, sostuvo, se estaría propiciando que las instituciones que presentan más nacimientos por cesárea tengan la indicación de contar con más parteras obstetras. 

Lorenzo se mostró de acuerdo con las sugerencias. "El objetivo es apuntar a una mano de obra que forma nuestro país desde hace muchísimos años y que ha colaborado permanentemente con la obstetricia y la ginecología", dijo. "La partera no solo controla los trabajos de parto, sino que también atiende en policlínica, enseña, da las clases de preparación y colabora con todo el acto de la obstetricia", apuntó. "Es partícipe de todo el proceso". 

Una batalla que se está perdiendo

El diputado nacionalista dijo que está abierto a incorporar al proyecto una serie de aportes del Frente Amplio, a partir de las recomendaciones que efectuó ante la comisión la Asociación Obstétrica del Uruguay. Una es que la mujer pueda elaborar y dejar constancia de su "plan de parto" en la historia clínica y allí establecer las condiciones a las que deberán ceñirse las instituciones. 

La otra es que la analgesia sea establecida como una prestación –hoy considerada así en lugares muy contados– que no implique costo adicional para el paciente. Para el legislador se trata ya de un "problema de salud pública", dado el alto número de intervenciones de este tipo que se pueden considerar innecesarias, con su impacto económico y un mayor riesgo materno-infantil. 

"La parturienta tiene derecho a elegir quien la acompañe y también la forma de parir", insistió. "Es parte de la humanización del parto el que puede elegir". Lo que ha pasado, estimó, que es el proceso de "desvinculación" del equipo ginecoobstétrico con la mujer embarazada ha derivado en que ella elige la césarea, "que le parece más fácil porque no conoce los riesgos". 

"Los nacimientos normales deberían ser por parto vaginal", advirtió la Asociación Obstétrica del Uruguay en un informe al Parlamento. "Es la forma en que biológicamente nacen los seres humanos y los mamíferos en general". Así, se sostiene, la cesárea solo se debería realizar cuando existe algún riesgo para la madre o para el feto. En el resto de los casos, se afirma, no se justifica. 

Para la gremial, Uruguay está perdiendo la batalla. Además, se subraya el "mito" de que la cesárea es más segura. "Todo lo contrario. Existen más riesgos que en un parto vaginal", se asegura. Si bien se admite que la pandemia probablemente incidió para que se redujeran las campañas de promoción de parto natural.

A propuesta de Lustemberg la comisión citó al director general de Salud, Miguel Asqueta, para que se pronuncie sobre el proyecto y sobre la situación en general. La intención es, dijo, conversar sobre la estrategia que el ministerio viene desarrollando para disminuir el índice de cesáreas. "Nos preocupan los indicadores que hoy tenemos", señaló. 

El diputado nacionalista Alfredo De Mattos sumó también su experiencia como médico, al advertir una realidad ya conocida: la retribución económica del médico que controla el parto es mayor por la cesárea. "No pueden nacer el 70% de los uruguayos por cesárea", afirmó. "Es una locura".  Con esta visión coincidió el frenteamplista Luis Gallo.

Que en ciertas instituciones siete de cada diez partos sean por esa vía ya no es preocupación. "Es alarma pública", concluyó.