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Quiso recuperar su celular y con una "violencia inusitada" le clavaron un destornillador: así fue el homicidio de Damián Estévez

La víctima quiso volver a tomar su celular, pero cuando el agresor vio que lo iba a abordar, sacó el destornillador y se lo clavó en la mandíbula
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13 de abril de 2023 a las 20:48

El fiscal Carlos Negro miraba un mapa que había llevado impreso, en el que tenía marcado con resaltador puntos del recorrido que hizo el presunto homicida de Damián Estévez. El joven, de unos 27 años, se agarraba el contorno de la cara mientras escuchaba a Negro describir cómo caminaba ese día.

Comenzó el periplo del hecho por el que terminó preso caminando de forma parsimoniosa, lenta y mirando para adentro de los coches estacionados. El joven, de complexión menuda y piel morena, deambulaba como casi todos los días por La Unión.

Ese 4 de abril, las cámaras de seguridad de la calle lo tomaron en todo su recorrido. Se veía su vestimenta colorida, su mochila azul y su gorra de chapa brillante en la visera y la inscripción en inglés. Casi 10 días después, en la audiencia en la que se lo imputó por el crimen y que fue presenciada por El Observador, vestía un jean gastado y una remera clara. 

Después de deambular por la zona un buen rato, sobre las 19:30 se cruza de frente a la víctima, que venía mirando su celular. Aprovechando su descuido, intentó sacarle el celular de las manos. Estévez quiso tomar a su atacante, pero el imputado se zafó e intentó huir. Esa posibilidad fue impedida por un auto que se cruzó, por lo que la víctima logró tomar contacto nuevamente con él. 

Así es que, para evitar ser detenido por Estévez, fue que lo agredió. "El imputado con su mano derecha, muy violentamente, de abajo hacia arriba, hace un movimiento con su brazo derecho en el que llevaba un destornillador de importantes lineaciones con una punta reforzada, Phillips, y gira su cuerpo, mira a su víctima, gira con gran violencia su brazo e incrusta el destornillador en el rostro de la víctima. Entró por una mejilla y prácticamente sale por la otra", relató el fiscal Negro. 

En las cámaras se ve cómo el imputado se fue con el mango del destornillador en la mano derecha y se acomoda la visera de la gorra con la izquierda. 

Un día después, un móvil policial interceptó a él y a un amigo caminando en la misma zona. A los efectivos les llamó la atención que iban con un parlante y por eso les pidió que se identificaran. En las cámaras se lo ve portando el mismo gorro, por eso lo pudieron identificar. 

Finalmente, allanaron una vivienda en la que "estaba parando" y que Negro afirmó era una boca de drogas, pero lo terminaron deteniendo a pocas cuadras de donde cometió el crimen. 

El hombre cuenta con 10 antecedentes penales y fue liberado en febrero tras cumplir una condena de ocho meses por hurto. También cumplió pena por el delito de lesiones personales. 

En esta oportunidad, lo imputaron por homicidio muy especialmente agravado por haberse cometido "inmediatamente después de haber cometido otro delito, para asegurar el resultado, o por no haber podido conseguir el fin propuesto, o para ocultar el delito, para suprimir los indicios o la prueba, para procurarse la impunidad o procurársela a alguno de los delincuentes" (artículo 312, numeral 5 del Código Penal). Estará preso preventivamente por 180 días mientras continúa la investigación. 

La negativa del juez que enojó a la familia

El trabajo de la Fiscalía se centrará, además de esperar más pruebas científicas que robustezcan su ya plasmada teoría del caso, en tomar la mayor cantidad de declaraciones de testigos posibles. Entre ellos, las de varias personas que conocen al imputado y a quien él espontáneamente les confesó el crimen.

Según dijo Negro, paran siempre en la misma plazoleta del barrio de la Unión y muchos de ellos son adictos a la pasta base. Por eso, él y su equipo fiscal –que componen Natalia Pereira y Ana Ghiorsi– pidió poder tomarle declaración ante el juez lo antes posible a uno de ellos.

Manifestaron tener miedo de que, si esperan hacerlo ante un eventual juicio oral, pueda volverse inubicable o desista de su intención inicial de prestar testimonio, a raíz de su adicción. Sin embargo, la defensora de oficio del imputado, Jenyfer Saavedra, se opuso y argumentó que la declaración anticipada es un recurso excepcional y que las razones que había esgrimido la Fiscalía no eran suficientes para solicitarlas.

Pese a los esfuerzos de Negro y del abogado de la familia de la víctima, Jorge Barrera, el juez Alejandro Asteggiante le dio la razón y negó esa posibilidad. La Fiscalía apeló y será el tribunal de apelaciones quien tome la decisión final.

"Estamos preocupados porque el testigo que hay conocía a mi hermano y declaró que era una persona de bien, pero tenemos miedo de que le pase algo. Sabemos que hoy en día uno no está libre de nada: la prueba está en que hoy mi hermano está muerto", dijo la hermana de la víctima una vez que terminó la audiencia. 

La mujer dijo que tiene miedo de que la persona que deberá declarar "no llegue con vida" al juicio. "Eso es lo que nos preocupa", señaló, aunque aclaró que la imputación del autor del crimen le generó a la familia "un poco de tranquilidad". 

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