Los números rojos dieron el tono general en los mercados en Chicago, tanto para la soja como para los cereales. Los temores sobre la demanda castigaron a la oleaginosa y también a los cereales, especialmente al maíz que llegó a tocar valores mínimos en cuatro años.
Los futuros de soja anotaron hasta el jueves cuatro caídas consecutivas, con la posición julio en Chicago cayendo prácticamente US$ 10 por tonelada y terminando en los menores valores en un mes.
Fueron varios los factores que coadyuvaron para el ajuste negativo de la soja. En primer lugar está la limitada demanda externa y también interna en un escenario de corrección bajista en el mercado del petróleo.
Los datos siguen mostrando que China se abasteció desde Brasil y eso se confirma en los datos de exportación de este país. Los números tentativos para abril apuntan a un nuevo récord mensual en las exportaciones brasileñas de soja, superando el anterior máximo de tres años atrás.
Las cifras sobre las exportaciones estadounidenses –actualizadas el jueves– siguen débiles y ponen en duda la proyección de colocaciones externas para la campaña comercial actual que cierra en agosto.
A nivel de demanda interna hay señales mixtas. Si bien en marzo la molienda estadounidense de soja llegó a un nuevo récord, los cierres de plantas frigoríficas en ese país le pegan a la producción de carne y, por ende, a la demanda de raciones.
En el mercado local los valores retrocedieron junto a Chicago, aunque con primas que son atractivas teniendo en cuenta el promedio histórico para la fecha. Las referencias locales base acopio marcaron descuentos de hasta US$ 7-US$ 8 por tonelada respecto a Chicago.
Para los exportadores es un nivel que podrían aprovechar los agricultores, fijando un descuento respecto al mercado estadounidense a la espera que luego pueda haber una recuperación de los valores en Chicago.
Esta firmeza en las primas apunta a una mayor demanda sobre los puertos uruguayos debido, entre otros factores, a restricciones logísticas en Argentina. Están llegando ya los barcos a cargar a Nueva Palmira y Montevideo, algunos de los cuales originalmente iban a ser cargados en Argentina.
Los rendimientos en el primer empuje de cosecha –que fue interrumpido por las últimas lluvias– generaron preocupación, confirmándose bajo peso de mil granos.
A nivel oficial se ha manejado tentativamente una producción con un techo sobre 2,3 millones de toneladas.
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