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16 de agosto 2025 - 5:00hs

En 10 años el mundo producirá muchos más granos: 60 millones de toneladas más de soja, 175 millones de toneladas más de maíz, 74 millones de toneladas de trigo más y 61 millones de toneladas más de arroz. En carnes las proyecciones apuntan a un 17% más de producción. ¿Cómo será impactado Uruguay? De eso trata el siguiente informe.

Perspectivas Agrícolas de OCDE y FAO

La expansión de las áreas de cultivo se desacelerará respecto a la década 2015-2024 y el aumento de los rendimientos explicará la mayor parte de los futuros incrementos de producción, que se mantendrán estables en un promedio de 1,1% anual a nivel mundial, pero serán mayores en América Latina con un 1,8% anual de crecimiento.

Los precios internacionales de los cereales evolucionarán en términos nominales, entre 13,8% el trigo, 10% el maíz, 9% el arroz y la soja cerca de 10%, aunque en términos reales los valores seguirán presionados y ajustarán entre 8% y 4% en función de la inflación de Estados Unidos, según las Perspectivas Agrícolas 2025-2034 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Más noticias

Los productores, especialmente los pequeños, deberán elevar su eficiencia para mantener la competitividad.

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Crecerá la producción de carne

Para la carne las proyecciones apuntan a un crecimiento de 17% en la producción con un incremento de 7% en los stocks de animales.

El consumo mundial de carne vacuna crecerá un 13% para 2034, la de ave 21%, un 16% la carne ovina y 5% la carne de cerdo.

A corto plazo se proyecta que los precios de exportación de la carne vacuna y ovina sigan aumentando considerablemente a medida que se recuperen los stocks ganaderos, lo que limitará el crecimiento de la oferta.

El informe anticipa, además, un crecimiento del 13% en el consumo global de productos agrícolas y pesqueros en términos constantes para 2034 y señala a los países de ingresos bajos y medios como los principales motores de esta demanda, impulsada por poblaciones que crecen en Asia y África, se urbanizan e incrementan su poder adquisitivo.

Las calorías provenientes de alimentos de origen animal –como carne, lácteos y pescado– aumentarían un 6% a nivel global, con una expansión notable de 24% en países del sudeste asiático como Indonesia y Filipinas, aunque muchas naciones de bajos ingresos seguirán lejos del umbral nutricional recomendado.

Brasil consolida el liderazgo sojero

La demanda por oleaginosas y subproductos –harina y aceite– se está desacelerando y la estimación es que las importaciones de China, el mayor comprador mundial, se mantengan bastante estables en alrededor de 107 millones de toneladas para 2034, un escenario muy distinto al de 2015-2024, periodo en el que la demanda china por soja aumentó a un 3,4% anual.

La producción mundial de soja cruzó los 400 millones de toneladas en 2025 y en 2034 se acercaría a 460 millones de toneladas.

Dentro de 10 años, Brasil representará el 53% de las exportaciones mundiales totales de soja, frente al 45% actual, con una producción que crecería a 180 millones de toneladas en 2034 en base a un crecimiento anual de 0,8% respecto a 2024, con un ritmo superior al 0,5% anual proyectado para Estados Unidos y algo inferior al promedio mundial de 1%.

El crecimiento de la producción de soja se enlentecerá notoriamente en comparación con el 2,2% anual de la última década.

Para Uruguay el continuo aumento de Brasil es un desafío, pero también crecerán los otros vecinos de la región: el informe estima que Argentina y Paraguay tendrán fuertes aumentos hasta 56 y 13 millones de toneladas anuales respectivamente, 13% y 18% por encima de los volúmenes actuales.

“Se proyecta que las existencias de soja alcancen una relación existencias-utilización de casi el 17% para 2034, lo que sigue siendo alto en comparación con las últimas dos décadas, por lo que las fallas en las cosechas podrían conducir rápidamente a escasez en el mercado”, indica el informe.

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Proyecciones para los cereales

El área cosechada mundial de cereales se expandió a una tasa anual promedio de 0,33% entre 2015 y 2024 y se espera que este crecimiento se desacelere a 0,14% anual en la próxima década, agregando un total de 16,2 millones de hectáreas para 2034.

El maíz aumentaría 5%, más que el trigo con 2% y el 1% de la superficie de arroz según el informe de OCDE.

Los países de América Latina y el Caribe, así como los países asiáticos, representarán el 61% de este crecimiento debido principalmente a la disponibilidad de tierras y la intensificación de sistemas de doble cultivo.

En trigo se proyecta que el consumo global aumentará un 11% en total hasta 2034 y el consumo global de maíz crecerá a un ritmo de 1,3% anual durante el período proyectado, por debajo del 1,7% anual en 2015-2024, con el incremento concentrado en la demanda de grano forrajero.

Los países asiáticos representarán el 56% del aumento del consumo de raciones debido a la rápida expansión e intensificación de sus sectores ganadero y avícola.

A nivel mundial, se prevé que el uso de maíz para la producción de biocombustibles aumente a un ritmo mucho menor que en las últimas dos décadas, ya que los mercados nacionales de etanol de los principales productores se ven limitados por las políticas de biocombustibles.

La proyección de producción de maíz de la zafra de este año en Estados Unidos, que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) elevó a 425 millones de toneladas en agosto, rompió los pronósticos de la OCDE que esperaba llegar a 423 millones de toneladas en 2034 tomando como base los 377 millones de toneladas de 2024.

A nivel mundial la producción de maíz llegaría a 1.400 millones de toneladas en una década, según estima la OCDE, con aumentos de unos 30 millones de toneladas tanto en Brasil como en China.

En arroz se espera un incremento del consumo de 1% anual, consistente con el desarrollo del volumen producido e impulsado principalmente por el aumento poblacional y los ingresos en países de Asia y África.

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Más sobre el mundo de la carne

Los aumentos de peso de carcasa, genética y manejo sostienen la producción de vacunos en el mediano y largo plazo.

Los ciclos de rodeo en EEUU, Brasil y Australia condicionan la trayectoria interanual de la oferta.

El 45% del crecimiento del consumo mundial se concentrará en los países de ingresos medios-altos. China e India –debido a su gran población–.

Brasil, Indonesia, Filipinas, Estados Unidos y Vietnam, así como el continente africano son las zonas de mayor crecimiento.

A corto plazo se proyecta que los precios de exportación de la carne vacuna y ovina sigan aumentando considerablemente a medida que se recuperen los stocks ganaderos, lo que limitará el crecimiento de la oferta.

Los promedios de precio en 2026 y 2027 superan los actuales (US$ 6.439 /ton) y se instalan por encima de los US$ 6.500 por tonelada para experimentar una reducción en 2028 y 2029 hasta US$ 6.330 /ton y comenzar una remontada en 2030.

El valor nominal de la tonelada alcanzaría a US$ 6.850 en 2034 aunque en términos reales, ajustado por IPC, se ubicaría 10% por debajo de la referencia actual.

En cambio, se espera que los precios de la carne de pollo y cerdo disminuyan en términos nominales debido a una expansión moderada de la producción y una menor demanda de importaciones por parte de China.

El informe de OCDE y FAO proyecta que el consumo mundial de carne vacuna se acerque a los 84 millones de toneladas en 2034, desde los actuales 73,9 millones de toneladas.

En Medio Oriente y Asia, se espera que el consumo per cápita aumente en aproximadamente 0,6 kg/año por el crecimiento del ingreso y la expansión de las clases medias.

En Europa, América del Norte y Oceanía, que históricamente han tenido altos niveles de consumo de carne vacuna, se experimentará la disminución más significativa en el consumo per cápita a medida que los precios de la carne vacuna suben más que los sustitutos y como consecuencia de una creciente preocupación por el impacto ambiental de la producción ganadera, que se percibe como contribuyente significativo a las emisiones de gases de efecto invernadero.

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Uruguay: desafíos y estrategias

En la próxima década la variabilidad climática y la influencia del Niño y la Niña en los cultivos es la principal incertidumbre, junto a la disponibilidad y los costos de la energía y los fertilizantes.

Uruguay tiene ventajas competitivas en trigo, cebada, maíz, soja y colza: trazabilidad, baja huella de carbono, y ausencia de deforestación que lo colocan en una mejor posición que sus vecinos frente al cumplimiento de regulaciones de mercados como la Unión Europea.

Las principales oportunidades están en consolidar nichos diferenciales (malta, trigo de calidad, colza sostenible) y avanzar en certificaciones ambientales para acceder a mercados con exigencias de sostenibilidad como la UE, el Reino Unido y Japón.

Uno de los desafíos es expandir el doble cultivo con sistemas cada vez más eficientes que confirmen la mejora en los rendimientos, con récords en los últimos años, y diversificar mercados que hoy se concentran en China y la Unión Europea.

En la oferta de carne vacuna, que seguirá concentrada en las Américas y Oceanía, los riesgos que enfrenta la ganadería y el comercio en la próxima década están vinculados al clima y la disponibilidad de forraje en la producción primaria, la evolución de la normativa ambiental y sobre bienestar, la logística y los tipos de cambio.

Para Uruguay, exportador relevante de carne vacuna, con cuota Hilton, 481 europea y acceso preferencial a China, la Unión Europea y América del Norte, la estrategia se alinea a mantener el liderazgo en trazabilidad, bienestar animal y baja huella de carbono con el objetivo de expandir su presencia en nichos premium, capitalizar acuerdos comerciales y profundizar el marketing basado en sostenibilidad y carne natural de pasto.

Los precios internacionales mantienen una tendencia estable o ligeramente alcista en términos nominales, aunque en precios ajustados a la inflación se prevé una tendencia a la baja durante la década.

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