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8 de septiembre 2025 - 8:50hs

Con la automatización quitándole complejidad al código, surge una pregunta clave: ¿qué valor tiene enseñar programación en la educación uruguaya?

La duda suele aparecer en las familias, que se preguntan si sigue siendo necesario aprender código cuando la inteligencia artificial es capaz de generar programas en cuestión de segundos. Sin embargo, este punto no está en discusión en academias de enseñanza ni en Ceibal, que sostienen que la programación es clave para el desarrollo de competencias cognitivas, pensamiento lógico y comprensión del mundo digital.

En el mismo sentido habla la UNESCO, que destaca que la IA debe complementar, no sustituir, lo humano en educación y que la programación permite a los jóvenes desarrollar conciencia crítica y habilidades digitales para dominar el futuro.

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El fundador de WeCode, Brian Jaffe, planteó que la enseñanza de programación mantiene plena vigencia. “El no entenderlo a pesar de que yo pueda entrar a ChatGPT y preguntarle y que me dé una respuesta o incluso pedirle que me genere algo (…) no me da a mí la herramienta para entender cómo funcionan esas cosas”, explicó. Según dijo, la clave está en comprender los procesos y no solo en obtener resultados.

Desde Ceibal, su jefe de Pensamiento Computacional e Inteligencia Artificial, Emiliano Pereira, coincidió en la necesidad de atravesar el aprendizaje. “Cuando vos tenés el conocimiento, pasaste por el proceso de aprender a programar, cuando entendés la lógica de la programación (…) tenés mejores herramientas para luego usar estas herramientas de inteligencia artificial mejor”, señaló. El proceso educativo, afirmó, es lo que permite que los estudiantes aprovechen con criterio los recursos automáticos que ofrece la tecnología.

Cambios en la enseñanza

La irrupción de la inteligencia artificial llevó a WeCode a revisar sus programas. “Lo primero que hicimos fue dar la discusión de si los chicos iban a poder utilizar o no la inteligencia artificial para resolver los desafíos que nosotros les planteamos”, recordó Jaffe. La decisión fue permitir su uso, pero dentro de un marco pedagógico: los estudiantes deben construir una primera versión de sus proyectos por sí mismos y luego ampliarlos con ayuda de la IA.

En el caso de Ceibal, la estrategia se enmarca en la alfabetización digital a nivel nacional. Pereira explicó que la primera etapa busca que los niños entiendan qué es la inteligencia artificial, cómo funciona y cuáles son sus impactos éticos. En las aulas, estudiantes de primaria entrenan pequeños modelos de machine learning diseñados para mostrar sesgos y provocar reflexión crítica. El objetivo es que los alumnos aprendan a cuestionar los resultados y a comprender cómo opera la tecnología.

La experiencia también alcanza al interior del país. En Paysandú, la escuela de robótica y programación RoboProk adapta sus talleres para vincular el aprendizaje con desafíos prácticos. Su directora, Lucía Medina, sostuvo que el interés de los estudiantes crece cuando los proyectos tienen relación con su entorno. El trabajo con robótica y código, explicó, apunta a que los niños entiendan cómo aplicar lo aprendido en situaciones reales, más allá de la ejecución de tareas técnicas.

Evaluación, familias y proyección

Los cambios plantean nuevos dilemas en la evaluación. Para Jaffe, ya no alcanza con observar un producto final, porque puede estar mediado por IA. “Si la inteligencia artificial va a ser parte de como los chicos o los estudiantes en general producen conocimiento, entonces tenemos que cambiar la forma de evaluar”, advirtió. Una de las prácticas que utilizan en WeCode es pedir a los alumnos que modifiquen o intervengan el código generado por la IA, con el fin de comprobar que comprendieron lo que reciben de la herramienta.

En Ceibal, Pereira contó que se experimenta con un chatbot educativo en escuelas seleccionadas para apoyar la enseñanza de programación. La prueba se realiza de manera controlada, con intervención pedagógica, para evitar que el uso sea “suelto” y pierda sentido. “Tiene que haber una intervención pedagógica, no puede ser un uso de la inteligencia artificial así, suelto”, subrayó.

Las familias, por su parte, expresan inquietudes. “Lo que sí les preocupa mucho es cómo gestionar el uso en general en el día a día”, indicó Jaffe. Los padres consultan sobre cómo acompañar a los niños en el uso de IA, especialmente cuando la utilizan para hacer tareas o cuando mantienen con ella conversaciones privadas. Frente a esto, WeCode ofrece talleres para padres y docentes no especializados en tecnología.

Ceibal también incorporó a la ciudadanía en su estrategia de alfabetización. Pereira destacó el curso IA desde cero, pensado para adultos sin conocimientos previos, que busca acercar de forma sencilla las nociones básicas sobre el funcionamiento de la inteligencia artificial. La meta, dijo, es que los adultos tengan herramientas para acompañar a los niños, del mismo modo que ocurre con otras tecnologías.

La estrategia uruguaya incluso tuvo repercusión internacional. Pereira reveló que el país fue convocado por la OCDE para integrar la mesa que definirá el marco de referencia en inteligencia artificial que se usará en las pruebas PISA de 2029. “Somos los únicos de Latinoamérica”, remarcó. Uruguay será parte del diseño que determinará cómo se evaluará la IA en el ámbito educativo global.

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