Este ha sido un año de visitas pesadas para El Galpón. De Luciano Cáceres y su elogiado unipersonal Muerde, a la versión de La Madre interpretada por Cecilia Roth y Gustavo Garzón, la cartelera del teatro céntrico de Montevideo se ha movido al ritmo de los títulos "calientes" de la escena argentina. Esa temporada tendrá una nueva fecha el próximo viernes 12 de setiembre con la única función de Prima Facie, el monólogo con el que la actriz Julieta Zylberberg acumuló ovaciones de pie desde que se estrenó en 2024 en Buenos Aires.
Escrita por la australiana Suzie Miller y estrenada originalmente en 2019 en Sydney, Prima Facie ha recorrido el mundo como una topadora. Su versión inglesa, donde el papel lo interpreta la actriz Jode Comer —Killing Eve; Exterminio: La evolución; El último duelo— tuvo temporadas con funciones agotadas en el West End y en Broadway, y esta versión argentina a cargo de la directora Andrea Garrote ha replicado ese pasaje por las tablas bonaerenses.
En buena medida el éxito ha respondido a la entrega de Zylberberg sobre el escenario, una actriz que forma parte del star-system argentino desde que es una niña y que posee una ductilidad que le permite tener títulos destacados tan disímiles como La niña santa, La mirada invisible, Puan, El pájaro azul o Mi amiga del parque.
En esta obra, Zylbeberg interpreta a una abogada exitosa que se dedica a defender a acusados de delitos sexuales, entre otros clientes. Conocedora del juego judicial, usualmente gana y lo disfruta, al tiempo que deja la moral al costado y se dedica a trabajar sin prejuzgar. Sin embargo, la mujer vivirá una situación brutal que le hará cambiar el enfoque y que moldeará su perspectiva de forma radical.
Julieta Zylberberg
Nacho Lunadei
Sobre este papel que, asegura, la deja extenuada y por el piso luego de cada función, pero que disfruta con creces, es que la actriz de 42 años habló con El Observador desde Buenos Aires.
Prima Facie significa “a primera vista” o "a simple vista". ¿Qué fue, a primera vista, lo que la convenció de sumarse a esta obra?
Cuando leí la obra me conmovió un montón. El texto es una maravilla a nivel dramaturgia y su temática es algo que es muy importante poder hablar ahora. En la Argentina estamos en un momento en el cual se están desfinanciando todas las políticas de género y se está volviendo a unos discursos muy feos, muy viejos y muy peligrosos. La obra habla de la violencia sexual, de la incompetencia y la indiferencia que tiene la Justicia para con las víctimas de agresión sexual, de cómo quedan afuera por cómo están planteadas las reglas de la ley. Por eso no se denuncia, y por eso los casos que sí se denuncian raramente llegan a buen puerto. Son procesos muy pesadillescos para las víctimas, entonces en general quedan en nada. La obra es un monólogo, el personaje es una abogada penalista que defiende a abusadores y violadores, entre otras personas, y en un momento ella sufre una violación y a partir de ahí se muestra todo el entramado judicial desde el otro lado.
La obra originalmente es australiana, pero ha tenido versiones en todas partes, incluido en Londres. ¿El éxito unánime puede radicar en que en todas partes da con esa sensibilidad social?
Es bastante tremendo porque indica que en todos los países, no importa la sociedad que sea, las personas se sienten interpeladas por estos datos macabros de los que habla la obra. No importa cuál sea la disposición de la Justicia y cómo esté diseñada en cada país. Hace mella en todos los países en donde se presenta.
Julieta Zylberberg
Nacho Lunadei
Hace un tiempo hubo una obra basada en el caso de La Manada en España, acá en Uruguay tuvimos una sobre Operación Océano, esta obra está basada en experiencias de su autora. ¿Qué aporta el teatro en estos casos donde se abordan estas temáticas desde el escenario?
Siempre lo supe pero me doy cuenta más aún ahora, cuando la gente sale absolutamente conmovida con la obra. Comprobé que el arte entra en las personas por otro canal. A la obra la vieron un montón de abogados, de jueces, fiscales, y salen dados vuelta, como si fuese más fuerte la obra que los mismos casos que ven en la vida real. Salen abogadas, jueces, me abrazan y me dicen: "que tremendo, me mataste". Me parece fuerte que pase cuando ellos son personas que ven a diario a víctimas que han sido abusadas de verdad. Supongo que hay profesiones en las que hay que encontrar una distancia necesaria para poder trabajar. Es extraño. Es como si tuviesen una frialdad para poder trabajar, cuando en realidad no deberían tenerla porque es necesario contar con esa humanidad y con ese sentido común, más con las reglas que impone la ley. La obra dice algo que a mí me gusta, que es que la ley es orgánica y debería ser moldeable a cada situación, porque la inventamos nosotros, no existía de antes. La inventamos las personas para protegernos y para ordenarnos según nuestras necesidades. Entonces ¿cómo puede ser que no se pueda acomodar según la necesidad requerida de cada caso?
En una entrevista reciente mencionabas que te parecía "interesante interpretar a alguien que cambia de opinión”. Hoy esa idea, el poder cambiar de opinión, parece lejana, sobre todo al radicalizarse determinadas posturas políticas.
Creo que es importante poder cambiar de opinión cuando hay un debate o algo que te hace pensar. Por supuesto, para poder cambiar de opinión hay que estar en un camino similar. Yo sé que de política con ciertas personas no puedo ni discutir, porque estamos en dos caminos tan paralelos que nunca nos vamos a cruzar. Cuando hay una línea de humanidad y de sentido común similar, incluso pensando distinto, se puede discutir, pero es muy difícil cuando son dos pensamientos en paralelo. Este es un personaje difícil al principio, lo cual me parece interesante porque corre esta idea de víctima, de que la víctima tiene que ser una piba divina.
Julieta Zylberberg
Nacho Lunadei
Rompe la idea de la víctima ideal.
Sí. No hace falta ser ni pobrecita ni copada para ser violada. Eso es interesante, porque el personaje es una mujer muy fuerte, con unas decisiones a nuestra vista polémicas, pero es muy fuerte, con un origen difícil, se hizo lugar en un ambiente de poder masculino. Ella puede ponerse en ese lugar una vez que lo atraviesa. Uno no tiene que sufrir en carne propia las situaciones para entenderlo, pero la obra plantea eso: ¿por qué no nos podemos poner en el lugar de la víctima sin que pase esto? La obra dice que deberíamos poder escuchar. Que la forma de juzgar un caso de este tipo debería estar dictada por gente que atravesó esa experiencia, que es muy difícil juzgar desde afuera. Por supuesto que no digo que un juez debería ser violado para poder resolver un caso, pero sí escuchar y aplicar normativas y leyes ordenadas y pensadas por gente que que atravesó ciertas experiencias. Se habla desde el trauma: el relato nunca llega a ser científico, coherente y perfecto, es imperfecto. Es una persona que que atravesó una pesadilla, por lo que el relato nunca puede ser perfecto.
En ese sentido, esta obra es un acto político más que nunca, ¿no?
Desde ya que sí. Es una obra que es una declaración de principios. No es para nada tibia, toma una posición bien clara. Y justamente en Argentina, en este momento, es un acto político hacerlo, por supuesto.
¿Y en Argentina, con la situación que vive la industria a nivel de fondos y demás, también es un acto político actuar?
Es un milagro, no es un acto político. Porque es mi trabajo y hago lo que sea para poder seguir trabajando, aun cuando tenemos las peores condiciones dadas.
Julieta Zylberberg
Nacho Lunadei
¿Cómo se vive la situación de los recortes a las financiaciones de cultura desde dentro?
Es muy complicado. No solamente en el arte. Está todo mal. Está todo el mundo deprimido. Es un bajón, la verdad. Es un momento muy complejo, pareciera como un ataque masivo a todas las áreas indispensables. Salud, discapacidad, viejos, arte, muchísimo desempleo, unos recortes absurdos. Me acaba de llegar un mensaje que en la escuela de mi hijo a partir del año que viene quieren eliminar los dos primeros grados, empiezan a cerrar escuelas públicas. Yo no sé ya dónde termina esto, pero no va a terminar bien. Está muy rara la cosa.
Vuelvo a Prima facie. En su momento mencionaste el papel como un riesgo. ¿Cómo lo dejás entrar en tu carrera?
Tengo un acercamiento instintivo, más intuitivo. Cuando veo algo digo "que difícil esto, pero qué bueno". Es algo que te motiva. Creo que el riesgo está en la diferencia, en no estancarse en un color, en mixtura que uno tenga costumbre, pero eso también depende de la convocatoria que uno tenga como actor. Vos podés generar tus propias cosas, pero al final dependés de para qué se te convoca. Y en ese sentido otros han tomado riesgos por mí, y eso está buenísimo.