La última vez que el dúo argentino integrado por Ca7riel & Paco Amoroso tocó en Montevideo, hace casi once meses exactos, el show fue en la Sala del Museo, que tiene una capacidad para 1000 personas. Este jueves 25 la cita fue en el Antel Arena, que tiene un aforo en el que caben al menos diez veces más espectadores.
Y si bien el recinto no estaba 100% lleno (¿un signo de los altos precios de las entradas para los shows musicales? ¿un signo de una plaza saturadísima de espectáculos para su relativamente reducido tamaño?), el salto de escenario y de escala fue el símbolo más claro del camino que los argentinos recorrieron desde su visita anterior a la capital uruguaya.
En aquel momento, octubre de 2024, hacía apenas algunas semanas que se había publicado la presentación del dúo en el ciclo Tiny Desk Concerts de las radios públicas estadounidenses. Hoy esa actuación, de apenas 17 minutos y medio, acumula más de 42 millones de reproducciones en YouTube, y suma unos millones más en plataformas de streaming musical, en la que fue publicado como la cara B del EP Papota, la reacción del dúo a la explosión de fama y proyección internacional que tuvieron desde entonces.
Embed - Ca7riel & Paco Amoroso: Tiny Desk Concert
En el medio entre la salida de su primer disco conjunto, Baño María, y el Tiny Desk, y esta vuelta a Montevideo, Ca7triel y Paco Amoroso giraron por todo el mundo. Tocaron en Japón, ante multitudes en festivales; pasaron por el programa del conductor Jimmy Fallon, están acompañando en su gira al rapero estadounidense Kendrick Lamar, una de las mayores figuras de la música de ese país actualmente.
El fenómeno reciente fue patente en el Antel Arena: niños vestidos con el sombrero peludo azul que Paco usa en el Tiny Desk, adolescentes con remeras con las caras de los dos cantantes pasadas por filtros para aparecer musculosos e hipermachos (lo que en la jerga de foros de internet se llaman "chads"), parejas y grupos de amigos de adultos jóvenes con ropa peluda o ganas de bailar.
Embed - CA7RIEL & Paco Amoroso - PAPOTA (Short Film)
Y en escena, un despliegue mayor y más acorde a un dúo que saltó a escenarios masivos en el mundo.
Papoteados en el Antel Arena: la fiesta de Catriel y Paco Amoroso
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Cat7riel y Paco suben al escenario precedidos por la música del videojuego Los Sims. Una elección que no solo demuestra la edad de los músicos, sino que también es un chiste en si mismo que casa muy bien con el estilo irreverente, irónico y autoconsciente del dúo, ya que la música, además de ser genial como banda sonora, es el acompañamiento de un juego que parodiaba y cuestionaba el capitalismo, el consumo y la rosca de ganar plata para gastarla enseguida.
Ellos se ríen de esa lógica. Han confesado hacer la música que hacen, un pop/trap/funk/rock que los más veteranos compararon hasta la náusea con Illya Kuryaki & The Valderramas, porque es lo que funciona hoy. Juegan con las expectativas del público, son performers, son personajes, se adueñan de una estética kitsch y exagerada hija de internet, la cultura pop y la vanguardia. Se burlan del éxito que han cosechado, cantan sobre las expectativas que los acompañan desde hace un tiempo, se apoyan en ellas y las invierten.
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Mauricio Rodríguez
La dupla sale a escena precedida por su banda y se instala sobre una plataforma en el centro del escenario, una mezcla de caldero, colchón inflable y tarima donde los esperan dos banquetas. Allí se acomodan, vestidos con unos trajes blancos y negros, con formas geométricas y rayas, del uruguayo Tavo García, uno de los diseñadores más cotizados en Argentina, donde está radicado.
Breve y bueno
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Desde sus butacas, Cato & Paco encaran el primero de los cuatro segmentos en los que estuvo dividido el show. Empiezan con un doblete de Baño María que pasó por el filtro Tiny Desk: Dumbai y Baby Gangsta. Juegan en las sillas, bailan, cantan sobre amor, sexo, drogas, dinero, pero también sobre el miedo al éxito y sobre el síndrome del impostor. Los vientos atronan implacables, el swing fluye.
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Mauricio Rodríguez
Después vino el segmento "de baladas", que pasa por la colaboración que Paco Amoroso hizo con el productor Bizarrap allá por su tercera sesión, cuando todo comenzaba, y por Pirlo, una canción con fuerza de himno de estadio, acompañada por el baño de las luces de los celulares de la audiencia y con ese estribillo hilarante "Pero prefiero morirme/Antes que decirlo/Que yo sin ti/Soy como Italia sin Pirlo", antes de retomar la fiesta con más papota: Re forro y La que puede, puede.
Para la tercera parte, el dúo se separa. Cada mitad repasa algo de su carrera solista antes de volver a converger en Ola Mina, uno de sus hits primigenios.
Y después, el gran final: un festival de desbunde y músculos. Un grupo de fisicoculturistas aparecen para posar, alzar a los dos cantantes y bailar en #Tetas y Día del amigo, antes de la despedida con El único.
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Mauricio Rodríguez
Cuatro partes donde los dos artistas sacaron a relucir a sus respectivos personajes: Catriel muestra su faceta como guitarrista, se abre la chaqueta, pone cara de malo, se pone una botella en la entrepierna y salpica el agua. Paco cambia la voz de repente, alterna entre un baladista romántico y un demonio sacado.
Cuatro partes donde siempre reinó un clima festivo que sació al público, que fue a buscar exactamente lo que tuvo. Un show breve, que no pasó mucho más allá de los 90 minutos (el dúo tampoco tiene un catálogo tan extenso, con apenas un disco, un EP y algunos sencillos), pero fue contundente. Una bomba de energía.