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6 de octubre 2024 - 5:00hs

Algo está sucediendo en los países nórdicos. Da la sensación de que tener todas las necesidades básicas satisfechas les está comiendo la cabeza. Al menos eso parece desde este lado del capitalismo. El primerísimo primer mundo amanece con problemas muy extraños. No están preocupados por el aumento de la pobreza, la violencia que brota como pus en los barrios marginales o los precios en el supermercado, no. Estar a la vanguardia en materia socioeconómica tiene otras miserias. La insatisfacción es distinta: es la que llamó la atención a varios espectadores, por ejemplo, en La peor persona del mundo, del cineasta noruego Joachim Trier, en 2021. A muchos se les hizo raro que su protagonista, la inconformista Julie, saboteara una y otra vez una vida bien plantada. El cine, como siempre, refleja a sus sociedades.

En ese sentido, en los últimos años se estrenaron varias películas de origen escandinavo que abonan la teoría de que tener la economía, la alfabetización y la estabilidad social resueltas a veces no es suficiente, porque explotan otras tensiones. Otras distorsiones. Dos de ellas están disponibles en la plataforma de streaming Mubi y valen especialmente la pena. Se titulan Enferma de mí (Sick of myself, 2022) y La hipnosis ( Hypnosen, 2023).

Enferma de mí

El director noruego Kristoffer Borgli se cruzó con una imagen en 2016 que le quedó resonando: la de una mujer rubia, parada en el centro de Oslo, con una terrible enfermedad que le pudría la piel. La mujer, a pesar del sufrimiento, sonreía y se veía feliz. La imagen nunca fue real, pero decantó en el segundo largometraje de este cineasta, que se estrenó en 2022 y que lo mostró como un narrador con ganas de provocar. Atento, además, a esos problemas que aparentemente atraviesan a la sociedad que lo vio nacer.

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En Enferma de mí, Signe es la mujer que contrae una enfermedad espantosa en la piel, pero la cuestión es que ella misma es quien se la provoca. Su viaje al corazón de la enfermedad comienza cuando percibe que su novio, un artista insufrible que roba muebles de diseño de las tiendas para armar sus exposiciones, no le presta la atención que ella cree que merece. Después de ser testigo de un evento fortuito muy sangriento, y de notar que haber estado frente a eso dispara el interés de las personas a su alrededor, Signe empieza a buscar formas más retorcidas de llamar la atención. Tomar unas pastillas rusas prohibidas por los efectos secundarios que provoca en la piel es parte del plan.

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No es difícil entender el discurso detrás de esta historia: el narcisismo de la era de las redes sociales exacerbado a límites estratosféricos. Signe es una representación paródica y grotesca de un síntoma contemporáneo que, a juzgar por lo que plantea Borgli en su comedia negra, asalta de sobremanera a los nórdicos, pero del que no está ajeno el resto del mundo más o menos desarrollado.

En ese sentido, su película abraza el ridículo y la abyección con ganas, y de paso ajusticia al mundo del arte contemporáneo —hay ecos de The Square, de Ruben Östlund, otro escandinavo dedicado a estos menesteres—, el modelaje inclusivo, el sistema médico de los países ultra desarrollados y los vínculos de amistad que tenemos hoy. ¿Lo mejor? La película jamás deja de entretener, de jugar a fondo con un humor corrosivo, de afirmarse en una protagonista, Kristine Kujath Thorp, que lo deja todo por su delirante personaje.

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“Quería plasmar esta historia un tanto incómoda de la forma más bella posible. Quería que tuviera el aspecto y la sensación de ser lo más atemporal posible, tanto para equilibrar la historia tan contemporánea como para aludir a la relevancia inmortal de algunos de los temas, como el narcisismo y los celos. Espero que todo lo que hemos utilizado se traduzca en una hermosa película que retrata cosas terribles”, dice su director —que este año estrenó El hombre de los sueños (Dream Scenario), con Nicholas Cage— en las notas de producción que se publicaron en el momento del estreno.

Una película hermosa que retrata cosas terribles. A Enferma de mí le va bien esa definición.

La hipnosis

Otros caminos son los que toma La hipnosis, el debut del sueco Ernst De Geer. Menos abierta al asco que Enferma de mí y más proclive a pensar en las angustias y ansiedades de la contemporaneidad a través del mundo de las startups, su película propone una trama sencilla: Andre y Vera son una pareja de desarrolladores que son invitados a ser parte de una especie de campamento para creadores de apps, en donde pueden mejorar los skills de su proyecto, una aplicación pensada para mejorar la salud de las mujeres en los países del tercer mundo.

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Ambos se declaran feministas, defienden las causas del momento, piensan la vida en clave verde y de verdad se lo creen, pero Vera tiene un pequeño problema: tiene que dejar de fumar y encarar su ansiedad desmedida, y no se le ocurre mejor tratamiento que someterse a una terapia de hipnosis antes de viajar. Y sale mal: de repente Vera se transforma en otra persona, las barreras de su pudor se levantan y se desinhibe totalmente, y eso acarrea problemas complejos. Problemas delirantes en medio de un sistema que no lo habilita y lo rechaza con incomodidad.

De Geer es astuto a la hora de preparar el estallido de Vera, y su paulatino descenso a una locura simpática pero, para quienes están a su alrededor, insoportable. También es interesante la forma en la que a Andre, su pareja y socio, se le va de las manos la situación, y las argucias cada vez más insólitas que intenta para tratar de encausar una suerte de normalidad aparente. La explosión es medida y minimalista como un mueble de IKEA, pero no por eso menos honda.

Embed - Trailer de Hipnosis subtitulado en español (HD)

Eficaz, ácida cuando tiene que serlo, descarnada en su retrato de la cultura de la producción y el producto, de la ansiedad y las válvulas que la liberan cuando ya no hay para dónde escapar, La hipnosis es un solvente punto de partida para su director y una película que termina de reforzar y conectar las ideas de esta nota: en Escandinavia están bien, pero no tan bien.

Temas:

películas narcisismo ansiedad

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