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23 de junio 2024 - 5:00hs

Esta entrevista podría tomarse como una señal: la figura de María Inés Obaldía, directora de Cultura de la Intendencia de Montevideo, tiene otra ascendencia en las semanas previas a las elecciones internas. A la cabeza de la lista 1358 de Carolina Cosse y pieza clave de la gestión departamental de la precandidata del Frente Amplio, Obaldía se caracterizó durante los últimos cuatro años por ser una presencia visible en actos públicos relacionados a su gestión, pero en cambio decidió bajar la intensidad de sus apariciones en los medios que, por otro lado, la vieron crecer como uno de los rostros paradigmáticos de Canal 10. Con algunas excepciones, la exconductora de Caleidoscopio, La mañana en casa y Vivila otra vez prefirió pasar de los canales, las radios, los diarios y portales en cuanto llegó al Palacio Municipal. Le escapó a la sobreexposición.

Ese molde se quebró en los últimos meses. Obaldía estuvo junto a Cosse cuando la exintendenta presentó su plan de gobierno en el teatro El Galpón en mayo, empezó a circular por los comité de base y, en otras palabras, se sumó a la campaña electoral sin ambages. De hecho, en las trincheras de Cosse algunos hasta se animan a imaginarla en dos roles en los que ella, dice, no quiere ni pensar: como ministra de Educación y Cultura, o como intendenta. Por fuera de esas especulaciones, hay hechos contrastables: Obaldía pasó a estar bajo otra luz. Y sí: que haya aceptado la entrevista es una señal. Con más razón, además, si aceptó hacerla el día en que cumplió 65 años.

Así, entonces, aparece el momento para radiografiar su gestión, el trabajo con los elencos estables, las críticas que recibió la comuna por el gasto en cultura y la dirección que toman algunos debates vinculados a su departamento, como el de las jineteadas en las Criollas. También, de paso, para ahondar en otros temas: su salto de la televisión a la política, su lugar en el imaginario colectivo, la forma en la que ve a los medios hoy y su opinión sobre la existencia o no de un blindaje mediático para el gobierno de Luis Lacalle Pou.

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¿Cómo la convencieron para ocupar el rol de directora de Cultura de la IM? ¿Había pensado en un rol político antes?
Teniendo toda una vida de marcada exposición, visibilizada desde un único lugar, tener la posibilidad de abrir una puerta y transponer a otra habitación no deja de ser un privilegio. No siempre las mujeres podemos empezar a nuestra edad, y esa es una oportunidad que me dio Carolina. La primera oferta no fue para trabajar en Cultura, sino conversar para hablar de un posible apoyo político. Me parecía natural en tanto yo me estaba despegando de mi etapa televisiva; entendía que era una etapa que tenía que tener un cierre. Pero su propuesta me abrió una puerta más grande todavía, me pude retirar por la puerta grande, que es algo que tenemos que aprender a hacer. Somos casi la primera generación que hace televisión y que deja de hacerla. No hay antecedentes de cómo hacerlo. Tenemos, por supuesto, el brillante antecedente de Cristina Morán, pero ella fue única. Entonces, ¿cómo desdibujarnos de ese imaginario colectivo con el que hemos compartido horas de nuestra vida? ¿Qué hacer después, para dónde ir? Esta propuesta empataba la posibilidad de seguir trabajando con ese magma interesante, valioso, crítico, cuestionador y afectuoso que es la gente, desde una responsabilidad política. Solo tuve que pensar si estaba a la altura.

¿Fue la primera vez que la tentaron para la política?
No. Pero ahora entendí que había cumplido una etapa en televisión. Antes era incompatible. Ahora era el momento.

¿Cómo vivió el cambio bajo el ojo público de ser una figura identificada con los medios, a ser una identificada con la intendencia de Cosse? ¿Le preocupaba, antes de asumir, que un espectro del público cambiara su mirada sobre usted por el hecho de pasar a la gestión pública?
Eso pasa permanentemente cuando estás trabajando en vivo. Yo empecé mi trabajo en radio, en vivo, después pasé a hacer televisión, un par de años grabada y luego ya entré al noticiero. Y el vivo tiene eso: cada paso que das, cada palabra que seleccionás, es un parteaguas. Una legión te va a seguir y acompañar, y otra quizás diga “por ahí no”. Forma parte del día a día, tenemos que aprender a vivir con ello. Creo que con los años uno aprende a convivir casi con alegría con eso.

María Inés Obaldía

Siendo una figura tan acostumbrada a los medios y a la exposición, ¿por qué tomó la decisión de dar tan pocas entrevistas durante este periodo?
Porque soy una persona súper expuesta. En la carrera política de muchas personas eso significa darse a conocer. Pero yo salí de un lugar híper conocido. Entonces, mi carrera política tenía que basarse en una gestión exitosa. Traté de dedicarme a dar la talla, a cumplir con el compromiso de ser una buena directora de Cultura. Entiendo que mucha gente va a los medios porque los necesita, en un buen sentido. Necesita posicionar su gestión, visibilizándola y legitimándola. Yo cuento con una suerte de crédito, hay una plataforma de conocimiento previo en la que me paro. Además creo que la gestión en cultura tiene que dejar que sus obras hablen. Creo que era saludable que saliera del ojo de la pantalla para poder trabajar en esa línea.

Días atrás dijo en el Comité Palermo que no ha ido a ningún programa de TV porque no tiene a dónde ir. ¿A qué se refería?
Eso en realidad no lo dije como un aporte, fue una conversación con otra persona. El tono del comité no es el tono de una entrevista, es el de entender al otro, que es tu compañero político. Creo que la televisión ha cambiado muchísimo, se han perdido espacios periodísticos que para mí eran extremadamente valiosos. Lo siento como una carencia, no como política –porque estoy haciendo mis primeras armas–, sino como televidente. Consumo muchísima televisión, más allá de que en mi casa no había, porque mi padre dispuso que alienaba. Así que hice toda esa construcción para llegar a donde llegué. Inclusive traté siempre de demostrar que una buena televisión puede mejorar la calidad de vida de la gente. Por eso me gustaría que tuviéramos una televisión más periodística, con figuras que trabajen con la información periodística por la información en sí. No me gusta el infotainment. Prefiero el entretenimiento y la información separados. Juntos generan un producto confuso y el que lo ve muchas veces lo toma como verdad, cuando en realidad es una verdad que viene encabalgada en una música, en determinadas imágenes. Eso a nivel masivo es menos tranquilizador, menos transparente.

¿Siente que pasa eso en la televisión desde que dejó los medios? ¿O también cuando estaba en ellos?
Desde antes. No es un fenómeno de estos últimos cinco años. Creo que ahora es una tendencia que se ha ido acentuando, como todo en nuestro país, lentamente.

¿Qué opina cuando desde la izquierda se habla de blindaje mediático?
Trabajé toda la vida escuchando el latiguillo del blindaje mediático. Trato de, por estar de este lado, no sentir que es una realidad. Trato de estar de los dos lados del mostrador. Pero tenemos un presente complejo al respecto, donde realmente creo que con la ley de medios hemos visto enormes dificultades para tener una televisión menos blindada. Carolina lo dice: lamentablemente también en eso estamos en un cruce de caminos. Nosotros hicimos el anuncio en el Galpón de que en esas medidas para el primer año íbamos a hacer un llamado para armar una grilla con propuestas para la televisión nacional, y recuerdo que hubo una ovación del público. No eran productores o gente de televisión, eran militantes que seguramente no están en el rubro. Fue muy bien recibido porque la gente lo ve como una necesidad. A los dos días salió el tema de la ley de medios, y ya sabemos cómo: sorprendió hasta a la vicepresidenta de la República.

¿Esa ovación no es una respuesta de cómo la militancia ha tomado al canal público como un factor de militancia? Con TV Ciudad, por ejemplo.
Bueno, pero estamos hablando de Canal 5, no de TV Ciudad. Yo en TV Ciudad trato de intervenir lo menos que puedo.

¿Pero no le parece que se ha tomado al canal público como un factor de militancia?
Creo que Canal 5 necesita una vida nueva y tiene con qué vivirla. Tiene gente valiosa y una capacidad valiosa para llegar a todo el país. Por ejemplo, la transmisión de la entrega de los premios Florencio que se dan al teatro se hace por Canal 5, y yo la saludo. Me parece valiosísimo que el ciudadano que está en Artigas, en Las Láminas, vea esa transmisión. Eso es lo que creo que nosotros tenemos que lograr. Y en este momento se está logrando de manera excepcional.

Usted es una de las caras de La Amplia, la lista 1358. ¿A qué responde la decisión de involucrarse activamente en las internas?
La Amplia es la lista de los independientes que acompañan a Carolina. Ella tiene esta lista desde antes, ahora ha tenido una remoción, se cambió su número. Creo mucho en el valor de los independientes dentro del Frente Amplio. Desde que se fundó lo he balconeado, primero por la alegría de mis padres, que venían de los partidos tradicionales y sentían que había nacido un camino nuevo. No me olvido más de su alegría en el primer acto de Agraciada. Yo era una niña, estaba saliendo de sexto año de escuela y para mí fue fermental. Después me tocó profesionalmente mirar, tomar notas, evaluar. Y encuentro muy poderoso desde el vamos, desde el propio Seregni, el rol de los independientes dentro del FA. Es bien interesante que Carolina, que es una figura presidenciable, tenga una lista fuerte que la acompañe. Eso la posiciona en un lugar que le da la independencia de ser candidata. Después estarán las alianzas. Me gusta además que se llame La Amplia. Es un nombre que se lleva fácilmente, con alegría y con amplia mente. Me importa la mente amplia dentro del FA.

María Inés Obaldía

¿Y qué proyección política considera que le da?
Supongo que me fortalece, pero creo que más visibilidad no me va a dar. No aspiro a mucho. Vamos paso a paso. ¿Quién hubiera dicho hace cinco años que íbamos a estar acá? Ya soy una mujer grande, que ha vivido gran parte de su vida, estoy en la yapa. Vamos a disfrutar la yapa. Vamos a hacerlo mejor para nosotros y nuestra gente. Es esto. Despacito.

En el Galpón, cuando presentaron el Plan País, le gritaron “futura ministra de Cultura”. También en charlas informales hay quienes se preguntan si no estará perfilándose para la Intendencia, con una Cosse que estará seguramente en la fórmula.
Yo no me estoy perfilando. Tampoco para ministra de Cultura. Honestamente. Yo trabajo duro y dejo el cuero en la estaca. Siempre he sido así, es mi manera de ser. Entonces, tampoco estoy para olvidar que en política el que se precipita, se precipita. Cuando manejan mi nombre, primero que lo hacen sin consultarme. A mí nadie me ha propuesto nada desde ninguna tienda política. Y está bien, no es el momento ni es el tiempo. Pero además desconfíen cuando empiezan a usar los nombres. También es para quemarlos. No hay que colgarse de eso.

Durante esta gestión, en este periodo, hubo una política fuerte de apuesta a festivales o actos públicos culturales, que recibió críticas desde la oposición…
No lo hizo el Departamento de Cultura a eso.

¿Montevideo Late, los 300 años de Montevideo, la Semana Criolla…?
La Semana Criolla sí.

Más allá de eso, la crítica al gasto en cultura y en ese tipo de eventos es un ataque frecuente. ¿Cómo lo toma?
La actividad en las Criollas es nuestra, es la fiesta más importante que tiene Montevideo, tiene presupuesto propio. Montevideo es la capital de medio país y medio país viaja a Montevideo para las criollas, o sea que es el momento en el que somos un país entero y a mí eso me parece valiosísimo, aún con las dificultades que tenemos, por ejemplo, con las jineteadas. Después, Descentralización y otros directores de la Intendencia han llevado adelante los festivales, no nosotros… A ver: anda por ahí un comentario que dice que Cultura tiene mil funcionarios. Creo que en algún lugar alguien piensa que Obaldía se sienta y que hay 999 señores trabajando detrás de un escritorio. Eso no existe. Los mil funcionarios de Cultura es la Banda Sinfónica, es la Orquesta filarmónica, más todos sus utileros y todos los asistentes, es la Comedia Nacional. Después dicen “sí, pero en Madrid tienen 300”. ¿Ah, sí? En El País de Madrid salió un artículo sobre una presentación de la Comedia Nacional en España en la que se preguntaban cuándo España iba a volver a tener una compañía como la que fundó Margarita Xirgu en el Uruguay, porque la habían perdido. Yo no quiero empatar con Madrid. No quiero ser eso. Hay una lectura malintencionada, creo, y ahí sí mediáticamente inflada, de que somos una cantidad. Nosotros somos un puñadito que lidia, afortunadamente, con gente muy creativa. El presupuesto de Cultura es un presupuesto transparente, fijado, clarito. Nosotros no tenemos una pléyade de señores semi ñoquis que trabajan en un gran galpón. Eso es un constructo muy perverso.

¿Y por qué aparece?
No sé. Yo sería incapaz, primero como periodista, de repetir algo sin investigarlo, porque lo investigás en cinco minutos. Y después me parece que hay una mirada pseudo dilapidadora que juega con eso de “con mi dinero estás haciendo algo que no sé si corresponde”. Se trabaja la cuña de la duda, se agranda el ojal y se convierte en un agujero. Me parece un recurso muy espurio, tanto política como mediáticamente.

La exdirectora de Cultura, Mariana Percovich, reconoció que tuvo que organizar las domas de las Criollas pero que le parecía “un horror” y no estaba de acuerdo. ¿Qué piensa del tema?
Quizás algún día no las haya, pero el presente que tenemos es un presente con Criollas. Y la verdad es que creo que hay que dar un debate cultural un poquito más complejo, porque tenemos las mejores Criollas del país, las más cuidadas, las más preservadas desde el punto de vista técnico, con veterinarios y gente que cuida en extremo. Que es un deporte de riesgo más para el animal que para el hombre, no voy a negarlo. Pero creo que hay que dar una larga discusión. El presidente de la República, como diputado, llevó adelante la concreción de la categoría de deporte nacional para las Criollas. Estamos bajo esa ley, y bajo esa ley nos regimos. Y desde mi lugar, dentro de la ley todo, fuera de la ley, nada.

A partir de la llegada de Gabriel Calderón como director de la Comedia Nacional, hubo una apuesta fuerte al impacto de ese elenco en la ciudad. ¿Por qué?
Tratamos de fortalecer ese elenco de la Comedia Nacional desde lo institucional porque hacía más de 13 años que no se renovaba, que no se llamaba concurso. Sentíamos que nuestra Comedia tenía que representarnos a todos y teníamos que estar orgullosos de ella. La sintonía con Calderón fue total, y es una alegría poder mirar su gestión, que ya está terminando, con una suerte de mirada sobre el hombro extremadamente grata. Los bienes culturales tienen que ser sentidos por la población, defendidos, la gente tiene que tener orgullo de sus actores, de sus actrices, sus músicos, sus bailarines, tiene que tener emoción antes de llegar a la emoción del espectáculo. Sacar una entrada para ir al Solís tiene que formar parte del hábito cultural de todos. También nos cuestionamos muchas cosas. Pensamos muchísimo en hacer La gallina degollada en este tiempo, que no es el tiempo de Quiroga, y lo que pasa con las personas discapacitadas en este tiempo. Todo eso se pensó.

María Inés Obaldía

La Comedia Nacional se presentó varias veces en el interior del país: ¿qué significa esa descentralización? ¿Es la cultura montevideana, porque es un elenco que pertenece a la IM, presentándose en el interior? ¿O es una cultura de país, porque la Comedia es Nacional, ocupándose de romper una barrera entre la capital y el resto del Uruguay?
La Comedia Nacional es nacional. Margarita Xirgu la pensó para todo el país, a los dos meses y medio su gestión ya estaba recorriendo el país. Ahora bien, ¿es Montevideo que viaja al interior? Yo soy montevideana, tengo un hijo montevideano, pero somos los primeros de la familia de Montevideo. Por eso me cuesta muchísimo convertir Montevideo en una ciudad con límites. Desde lo personal, realmente apuesto, creo y trabajo para un país todo. Sí tengo claro que los bienes culturales fuera de Montevideo son de menor trasiego, se mueven menos. Tenemos bienes culturales que están muy al sur y tenemos que compartirlos con el resto del país. En algunos lugares será patín, en otros la Comedia Nacional, en otros será ballet. Se verá. Pero lo que no puede ser es que medio país tenga los bienes culturales que tiene, y el otro medio país no los tenga.

¿Qué le generan las encuestas y los análisis políticos que marcan que Cosse no es la más idónea para pelear por el gobierno en octubre o noviembre?
Yo creo que es la más idónea. Justamente, lo que la distingue es su idoneidad. Su poder es su idoneidad. Fue la ministra de Industria de todo el país. La fibra óptica transita por las venas del Uruguay gracias a la mirada de Carolina y su equipo. Es también la rival que ha generado mayores pronunciamientos del otro lado y eso demuestra su valor como adversaria: clarita, poderosa, incansable. Lo que tenemos que hacer es no rendirnos. Las internas son muy complejas para poner los números sobre la mesa. Ella ha explicado de otras internas, me remito a sus palabras y disfruto este momento. Sentimos que el triunfo de Carolina significa un valor agregado para el FA. A mí me tocó cubrir como periodista la asunción de Michelle Bachelet en Chile. Recorrí las grandes alamedas y fue la primera vez que vi una banda presidencial convertida en un objeto de festejo. La tenían las niñas en la calle. Ese cambio cultural en Uruguay lo puede hacer ahora el Frente Amplio. Me gustaría que sea un paso que lo dé la izquierda.

Temas:

María Inés Obaldía blindaje mediático Carolina Cosse Intendencia de Montevideo

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