En una nueva zafra de cría vacuna, el índice de preñez aumentó un 1,5 puntos porcentuales con respecto a 2020 y el promedio nacional alcanzó el 76,4%, se informó en una nueva edición del Taller de evaluación de los diagnósticos de gestación vacuna, organizado por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).
El evento, coordinado por la ingeniera agrónoma Graciela Quintans, de INIA Treinta y Tres, contó con la participación de profesionales veterinarios que expusieron datos sobre más de 430 mil vientres vacunos evaluados en todo el país.
Este año el departamento con mayor nivel de preñez fue Paysandú, donde el promedio fue de 81,1%.
Por su parte, Lavalleja fue el que presentó un mayor aumento con respecto al año anterior, con una suba en el promedio de 9,7 puntos. Pese a los efectos de la seca vivida en 2020, que afectó a los ganados en la zafra de reproducción, hubo mejores niveles de preñez de los que se esperaban, que se dieron principalmente por la aplicación de tecnologías y controles en los vientres y toros, como por ejemplo monitoreos de entore o diagnósticos de actividad ovárica.
Tras el alto índice de Paysandú, los departamentos que le siguen en cifras son Colonia y Florida, en donde el índice de preñez fue de 80,9%. Por otra parte, en Lavalleja el promedio fue de 76,2%; en Salto y Artigas 76,1%; en Durazno 75,5%; en Cerro Largo 74,1%; en Treinta y Tres 71,4% y en Rocha 71%. Los doctores Eduardo Texeira y Diego Texeira explicaron que en el norte del país –en donde por segundo año consecutivo bajó la preñez– los factores climáticos incidieron fuertemente en la reproducción bovina.
Principalmente los rodeos que arrancaron antes se vieron más desfavorecidos, indicaron. Pese a eso, una constante que se sigue viendo es que en aquellos predios en los que se evalúan los toros previo al servicio, los ganados se preñaron un 11,5% más. Y en los establecimientos en los que se hace inseminación artificial el porcentaje de preñez aumentó, detallaron.
Por su parte, el doctor Santiago Bordaberry, que expuso datos sobre establecimientos ganaderos del centro del país, explicó que nuevamente se ve como se mantiene el interés por la cría vacuna.
“Estamos repitiendo los mismos principios que el año pasado, las características de la zafra fueron parecidas, se ve un mayor cuidado en toros, exámenes andrológicos y poco refugo en las vaquillonas”, comentó. Según explicó, en esta zafra, en los predios estudiados se vieron más vientres entorados por productor y una tendencia a tener menos novillos en los campos de cría.
Tras los monitoreos de entore, se pudo ver que en algunos casos y dependiendo de la zona hubo “muy poco celo”, aún en ganados que estaban en buen estado, una situación que definió como “compleja”, que se dio porque “faltó la primavera”. En este sentido, dijo que en Salto, Paysandú y Tacuarembó se dio una mejor situación que en el centro del país, donde lo que se vio fue “muy dispar”. Más al sur del país la situación fue más complicada.
Pablo Nietto y Gustavo Sacco explicaron que hay años en los que preñar cuesta más barato y por el contrario, otros en los que es más caro y que eso se da por la incidencia de la tecnología que se implementa. Según destacaron, en la mayoría de los rodeos evaluados en esta zafra los resultados van de la mano de diversas técnicas que se aplicaron “a tiempo y de forma ordenada”, lo que explica lo positivo de los datos finales. “A pesar del gran déficit hídrico que se presentó durante los servicios, la preñez se logró por el trabajo realizado”, resaltaron y añadieron que los resultados fueron sorprendentes.
Algunas de las medidas que se aplicaron fueron: el destete precoz, adelantado o temporario; la aplicación de parches al inicio de los rodeos; el ajuste de carga en los campos; la revisión de toros y la inseminación a tiempo fijo en determinados lotes.
Por último, el doctor Emilio Machado destacó que el manejo sistematizado del rodeo y la aplicación de tecnologías en forma gradual –algunas conocidas desde hace cuatro décadas–, encadenadas y permanentes, estabilizan el sistema a través de los años y aseguran el éxito en contraste con la utilización de medidas aisladas.
“Tener estas medidas aceitadas es lo que va a determinar mayor seguridad y va haciendo que los predios se afirmen en los porcentajes de preñez. Cuando se hace una inversión importante en reproductores e infraestructura el objetivo es lograr mayores niveles de preñez y esto se puede lograr con medidas de manejo que algunas no tienen costos excesivos y que hoy los números de la cría están justificando”, concluyó.
Previo al Taller de evaluación de los diagnósticos de gestación vacuna, el INIA organizó una charla acerca de las pérdidas reproductivas en el ganado vacuno, un tema que interesó a veterinarios y productores.
“Este es un tema que nos ha preocupado desde hace muchos años y que es importante ponerlo arriba de la mesa para dar luz a todas esas pérdidas que nos cuesta visibilizar a nivel de los rodeos de cría y a nivel comercial”, comentó la ingeniera Graciela Quintans.
En esta oportunidad, se explicó que las pérdidas reproductivas se pueden dar por varias razones: aborto, infertilidad o mortalidad perinatal, causas que varían dependiendo la zona del país en la que se encuentre el rodeo, el tamaño de los predios y los agentes infecciosos a los que los animales se enfrenten.
Según detalló el doctor Fernando Dutra, integrante de la División de Laboratorios Veterinarios (Dilave) del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP), es más común que los abortos sucedan en la zona de serranía y que la infertilidad se de más en la zona baja del país o la planicie arrocera.
El 21% de las pérdidas reproductivas son causadas por infertilidad, resaltó.
Los abortos en vacunos se dan mayoritariamente por leptospirosis o neosporosis. La leptospirosis es una enfermedad que predomina en los campos bajos, mientras que la neosporosis es un problema emergente en el ganado de carne.
Según detalló, la presencia de perros y el uso de silos o fardos en malas condiciones favorecen la transmisión de esta enfermedad, para la que no hay cura. Otras formas de pérdidas reproductivas son las muertes perinatales, cuyas causas pueden ser la letospira, la istosia o los problemas de enfermedades congénitas.
Según se informó, la mayoría de los vacunos que sufren muertes perinatales, pierden la vida en el momento del parto –mortinato– o entre las 72 horas posteriores al nacimiento. La muerte perinatal es un problema de alta prevalencia en la región y una forma de control es la utilización de toros con bajo peso al nacer.
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