Brasil derrotó 2-0 a Argentina en el Mineirao y se convirtió en el primer finalista de la Copa América de Brasil 2019.
Una mezcla perfecta entre su potencial ofensivo y su firmeza en defensa -y también en el arco- fueron determinantes para la clasificación de un Brasil que este martes tuvo un aliado clave: la diosa fortuna.
Desde el inicio del partido, Argentina salió a esperar a Brasil para evitar que Arthur pudiera mover los hilos del equipo y abastecer de juego a los extremos y conectar con Philippe Coutinho.
Esa postura defensiva y esa dependencia de las virtudes del rival llevaron a Lionel Messi a tener que retrasarse hasta la primera línea para tomar contacto con el balón.
Algo peligroso porque cuando Brasil presionó alto recuperó la pelota y encontró espacios llegando en dos toques como en una pelota perdida por Germán Pezzella en la que Leandro Paredes retrocedió con lo justo para bloquear a un Gabriel Jesús cuyas diagonales desde la derecha fueron un martirio para los argentinos.
Controlado Arthur y desconectado Coutinho, fue Dani Alves el factor de desequilibrio de Brasil. Fue el que mejor rompió la red de contención que tejió Argentina en el mediocampo.
De una recuperación sobre Paredes el lateral se inventó una jugada de fantasía con jopeada a Marcos Acuña, enganche a Paredes y asistencia NBA –un no look pass (pase sin mirar)– a Roberto Firmino que desde la derecha asistió a Gabriel Jesús para decretar la apertura del marcador.
Argentina avanzó y Messi asumió la actitud que tanto se había esperado en la Copa: la pidió, encaró, asistió y demandó una tensa atención de sus defensores que no vacilaron en bajarlo cuando se les escapaba.
Un centro suyo fue cabeceado por el Kun Agüero pero el travesaño salvó a Brasil y al invicto de Alisson.
Esa tendencia se redobló en el arranque del complemento, cuando a la conducción interna de Messi se sumó un activo Rodrigo De Paul por derecha y los puntas entraron mucho más en juego.
Argentina fue una tromba que arrinconó a Brasil en el arranque del complemento. Lo sometió como ninguna otra selección había podido en la Copa.
Le sacó la pelota, no lo dejó sacar contragolpes y le jugó a ganador poniendo en aprietos al mejor sistema defensivo del torneo.
La suerte no le jugó a favor a la albiceleste. A los 56’ Messi metió un zurdazo contra el palo y luego puso una bocha que cruzó la línea de gol sin que nadie la pudiera empujar.
Pero Brasil es resistente. Tiene defensas potentes y fuertes en el cuerpo a cuerpo. Y también un golero de otra galaxia. A los 66’ le atenazó un tiro libre a Messi en el ángulo.
Y eso propició el gol que lo liquidó todo. Fue a los 70’ cuando Gabriel Jesús se le escapó a Otamendi y tras revolcar en el área a Pezzella le dijo a Firmino: “tomá y hacelo”.
Argentina sintió el impacto y perdió precisión en ataque. Ángel Di María y Giovani Lo Celso poco pudieron aportar.
Brasil, invicto y sin goles en contra, se va expreso al título.
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