La principal señalada por la estafa a la corredora de bolsa De Baeremacker y Perera será condenada a 24 meses de prisión domiciliaria por el robo de entre US$ 3 millones y US$ 10 millones, informaron fuentes judiciales a El Observador. Su defensa, ejercida por Carlos Balbi, llegó a un acuerdo abreviado con el fiscal Gilberto Rodríguez, quien continúa la indagatoria sobre los dueños de la corredora.
Desde diciembre, la fiscalía viene investigando el caso, y en las últimas horas se llegó a un acuerdo abreviado que culminará con la condena de la mujer. Para eso, el acuerdo deberá ser validado por un juez.
La empresa había denunciado que había "una empleada infiel" que retiraba dinero de las cuentas de los clientes, realizando ciertas artimañas.
El fiscal Gilberto Rodríguez armó un equipo interdisciplinario de trabajo para investigar el caso conformado por oficiales de Delitos Financieros, de la unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF), Secretaría Nacional para la Lucha contra el Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo (Senaclaft), Banco de Previsión Social (BPS) y la Dirección General Impositiva (DGI).
Según se supo, son más de 20 personas afectadas. Para algunos se trató de una pequeña inversión y para otros los ahorros de toda su vida. La unidad de Crimen Organizado e interpol interrogó a testigos e indagados para conocer las artimañas de la mujer.
Si bien la "empleada infiel" trabajaba en De Baeremaecker y Perera desde hacía 16 años, los corredores de bolsa manifestaron en un comunicado que ella no era empleada sino que oficiaba de introducing broker. En el mundo de las finanzas, esa figura describe al intermediario que deriva clientes a una empresa de corredores de bolsa, con las que firma un contrato. Si bien la compañía es quien opera la cuenta, las ganancias se dividen.
El abogado Carlos Balbi, que defiende a la acusada, dijo a El Observador a principios de este año que ella era empleada de la empresa, al punto que cobraba sueldo, salario vacacional y marcaba horario.
De acuerdo a la denuncia que presentaron los abogados Jorge Díaz y Leonardo Costa –los abogados de la corredora–, la empleada se quedaba con el dinero de inversionistas de diferentes formas.
Por ejemplo, señalaron que retiraba dinero (en efectivo o cheques) sin una orden de los ahorristas ni comprobantes firmados. También que había armado una suerte de "calesita" en la que, por ejemplo, cuando debía depositar un cheque de la empresa para pagar a algún cliente en otro país, ella retiraba el dinero y saldaba deudas con clientes uruguayos que esperaban los intereses producto de la inversión que habían hecho.
Por otro lado, sostuvieron que hubo clientes que realizaron depósitos en la cuenta de un cambio —que funcionaba como intermediario entre De Baeremaecker y Perera y sus clientes— pero eso nunca llegó a la cuenta de los corredores de bolsa. En algunas oportunidades, según la denuncia, la involucrada recibió cheques y letras de cambio de clientes pero, en lugar de ingresarlos a las arcas de la empresa, los cobró para ella en el cambio.
A su vez, —según Díaz y Costa— la mujer retiró dinero de transferencias que se hicieron desde el Banco Central a la cuenta en el cambio, pero a nombre de clientes de la corredora.
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