Aunque un marzo excepcionalmente lluvioso puede cambiar algo las cosas, la sequía se prolonga y los cultivos de verano van cruzando un punto de no retorno que lleva a que los rendimientos y la producción vayan a caer ya irreversiblemente, lo que tendrá consecuencias importantes para Uruguay y Argentina. En cambio, Brasil tendrá la mayor cosecha de la historia.
En Argentina el cultivo de soja empezó con una proyección de producción de 54 millones de toneladas, Los pronósticos actuales no llegan a 40 millones, tanto en las estimaciones de la Bolsa de Buenos Aires como en la de Rosario.
Eso implica un doble golpe para los productores y para el fisco argentino, que tendrá que cruzar su año electoral sin una fuente clave de ingreso.
El golpe del clima no es solo para la soja, también lo es para el maíz. En este caso el impacto de la sequía se derrama al sector lechero y cárnico. La sequía que afecta a Argentina, Uruguay y Río Grande del Sur, sostiene los precios más altos de los últimos tiempos tanto para la oleaginosa como para el cereal. Para el que llega a cosechar, el precio parcialmente compensa. Para los productores de carne que usan el maíz y la harina de soja como raciones, es un dolor de cabeza complementario al de la sequía.
Las pérdidas en maíz tienen una dinámica completamente diferente.
Uruguay depende de su producción propia de maíz, que se complementa con grano importado de Argentina. En este caso además medidas proteccionistas vinculadas a los fletes adoptadas por Uruguay han encarecido el traslado, lo que ha generado una situación de altos precios cercana al desabastecimiento.
El precio del maíz arriba de US$ 300 por tonelada en Uruguay ha vuelto inviables a la mayoría de los corrales que, hasta mediados de 2022, fueron el motor del crecimiento ganadero uruguayo.
El aumento de costos también llegará a la producción lechera, que seguramente tendrá un segundo año consecutivo de baja en la producción en Uruguay.
En el caso del maíz, se suma otro factor que contribuye al desabastecimiento. China ha apostado a compras masivas de maíz de Brasil, luego de flexibilizar su política ante los transgénicos. Brasil tiene además una industria avícola y porcina de una escala cada vez mayor, que funciona en base a maíz. Y, paradojalmente, está teniendo problemas con su siembra de maíz “safrinha”, el cultivo principal, por exceso de lluvias en el centro del país. De modo que la escasez de maíz se instala hasta nuevo aviso en la región, es decir por lo menos hasta el otoño 2024 cuando Uruguay y Argentina tengan la próxima cosecha.
Juan Samuelle Pasan los días y la falta de agua en muchas chacras se nota cada vez más.
Inflación
Proyecciones regionales
La sequía está conduciendo a Argentina hacia una cosecha de soja de probablemente 35 millones de toneladas, la más baja desde la temporada 2008/09 y nueve millones menos que el año pasado.
Se sembró como para cosechar más de 50 millones de toneladas. Hay una pérdida del orden de 20 millones de toneladas que a un precio de US$ 550 por tonelada significa una merma en el ingreso de US$ 11.000 millones, un tercio de lo cual hubiese ido neto a las arcas del Estado, ya que las retenciones a la soja son 33%. El fisco pierde de recaudar US$ 3.630 millones, solo por soja.
En cambio, el año pasado la sequia golpeó a Brasil que tuvo una cosecha de “solo” 129,5 millones de toneladas. Con lluvias correctas al norte de Río Grande del Sur, la producción en Brasil salta este año a un récord de 153 millones de toneladas, algo que puede moderar los precios en las próximas semanas.
Informe agrícola.
Informe agrícola. Uruguay, situación grave
Para Uruguay, aunque todavía es temprano para establecer una estimación definitiva, ya puede irse asumiendo una situación grave. La sequía se prolongará hasta marzo y en ese caso la perspectiva es de cosechar un millón de hectáreas, porque parte de la superficie se pierde o pastorea, a un rendimiento cercano a 1.800 kilos por hectárea: menos superficie y menos rinde que en 2022.
La producción local bajaría 36%, dejando por el camino un millón de toneladas respecto a la muy buena cosecha anterior y volviendo al nivel de 2021.
Unos US$ 490 millones se perderán en cultivos de verano de secano, según la evaluación de los impactos de la sequía realizada por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en la primera semana de febrero. Pero cada día que pasa esa pérdida se agranda.
La reducción de productividad sería de unos 600 kilos respecto al promedio histórico de 2.300 a 2.400 kilos por hectárea.
Informe agrícola. Los mercados miran nerviosos los desarrollos climáticos en esta región. En Chicago la soja a futuro julio 2023 estuvo esta semana cerca de los máximos de varios meses, en el eje de US$ 565 la tonelada.
Es una firmeza derivada de los problemas de oferta. La demanda se ha estabilizado.
Las compras de China se mantienen desde 2016 en una meseta en torno a 96 millones de toneladas por año.
Brasil amortiguará los precios por los próximos dos meses, pero cualquier problema en la zafra estadounidense volverá a disparar las cotizaciones.
Informe agrícola. Problemas de oferta deben seguir
Probablemente las oleaginosas entren en una etapa nueva en la que hay razones para pensar que seguirán las restricciones en la oferta. En efecto, la entrada en vigencia de legislación de la Unión Europea que restringe la entrada de productos originados en zonas deforestadas es potencialmente un freno a la exportación de aceite de palma desde Malasia e Indonesia.
En el mismo sentido, el cambio de gobierno en Brasil debe limitar el área deforestada, lo que también puede ser un freno, al menos parcial, en la expansión del área sojera en el país vecino.
Por el lado de la demanda, el uso de aceite como combustible que sustituye a las energías fósiles es una oportunidad que ya se percibe en las oleaginosas invernales, colza y carinata que tienen área récord año tras año.
La guerra agrega argumentos para pensar que el precio de las oleaginosas será alto, pero en este año los productores deben esperar para fijar precio, porque habrá una caída fuerte de los rendimientos y hay que esperar hasta marzo para saber cuál será su magnitud final.
Juan Samuelle La pérdida de plantas es notoria, en muchos campos.