Diego Lugano

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El adiós de un líder

Capitán en los equipos que defendió, se ganó un lugar en el corazón de los uruguayos
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05 de febrero de 2018 a las 05:00
La convicción lo describe. Un día armó el bolso y con el dolor en el alma abandonó Los Céspedes. Había integrado el plantel de Nacional campeón Uruguayo 2000. Pero como no tenía lugar, tres años después asumió que era hora de salir. Y se fue a Plaza Colonia. Con lo puesto. Con una mano atrás y otra adelante. Pero con la convicción de que iba a triunfar.

La personalidad lo marca. Sus actuaciones en Plaza determinaron que São Paulo le echara el ojo. Y se lo llevaron. Cuando llegó al club paulista se encontró con un ambiente hostil. En pleno período de adaptación los periodistas decían que era "el jugador del presidente". No se cayó. Incluso encaró a algún periodista por ese tema. Terminó levando la Copa Libertadores y la del Mundo con el club paulista.

Su convencimiento lo hizo diferente. El técnico Óscar Tabárez siempre recuerda que Lugano decía que soñaba con ser campeón del mundo y lo ponía como ejemplo. "¿Por qué creer que no se puede?", se preguntaba el entrenador de la selección.

Su forma de transmitir lo hizo líder. Como en la charla previa a salir a jugar la final de la Copa América de 2011.
Se fue Diego Lugano. Un líder. El capitán, como lo saludaron sus propios compañeros con quienes compartió tantos años en la selección. Y si bien ya llevaba un tiempo alejado de la selección, su alejamiento de las canchas deja un vacío.

En la celeste costó bastante tiempo encontrar un hombre que asumiera el rol. Es más, el técnico Tabárez había manifestado en su momento que iba a tener una charla con los algunos jugadores que consideraba que debían asumir el liderazgo.

El 31 de agosto de 2015, previo a jugar amistosos con Panamá y Costa Rica, el técnico declaró: "En estos dos partidos vamos a aclarar muy bien las cosas con lo técnico-táctico, lo disciplinario, la convivencia del grupo. Ciertos jugadores pasan a ser referentes y deben tener más liderazgo que sí o sí lo tienen que ejercer porque son intermediarios esenciales. Tuvimos una experiencia en Chile que no nos llenó desde el punto de vista de los resultados y en una Eliminatoria lo que tenemos que conseguir son resultados".

Otra vez reveló datos de una charla con Diego Godín. "No todas las personalidades son iguales. Cuando le comenté que debía ser el capitán le dije: 'Mirá que vos sos Diego Godín, tenés que ser vos mismo'".

Costó. Es que la personalidad de Lugano era a prueba de balas. En São Paulo les ganó a todos. En Turquía luchaba contra un fanatismo extremo y un presidente autoritario. "Los tipos estaban en el baño, tocaban el himno, y se paraban a cantar", reveló.

Lugano impuso su condición de líder en todos lados. Pero a no confundir, no la forzó, se generó sola.
Tabárez entiende que "Lugano tiene las características de los grandes líderes que se ven en los grupos futbolísticos". "Es una persona con mucha convicción, se plantea desafíos y trata de superarlos, piensa mucho en el grupo, piensa mucho en su país y en la gente de su país. Cree mucho en los proyectos colectivos", dijo.

El entrenador contó que se llegó a emocionar con algunas de las charlas que brindó el excapitán previo a que el equipo saliera a la cancha en la final de la Copa América de 2011. "Una vez, cuando jugamos la final de la Copa América (en Argentina 2011), los futbolistas le dejaban las cámaras fotográficas a Aldo (Cauteruccio, chef de la selección) y le decían 'vos filmame'. En la final, cuando ellos hablan, yo los dejo solos. Y como la grabaron, un día Aldo me muestra la charla de la Tota de ese día que ganaron la final. Fue como dos meses después, pero me emocioné. Y eso lo puede decir un líder".

El zaguero lideró a un grupo de jóvenes en plena etapa de transición en la selección y fue una pieza clave en la reconversión de la celeste. Fue líder positivo. Entre el técnico y el capitán construyeron una fortaleza donde primó el respeto. Se terminó el destrato a los periodistas, se atendieron todos los requerimientos de la gente, se prestaron a acciones solidarias. Defendieron la camiseta del país como pocas veces. Se contagió el orgullo por cantar el himno y ya por fuera, pero desde la trinchera, luchó por derechos de los jugadores y del fútbol uruguayo.

Se va de la misma forma en que llegó. "Yo aporté más afuera que adentro de la cancha". Una clara alusión a que daba poca importancia a su legado futbolístico. El actual capitán de la selección, Diego Godín, reconoció que Lugano lo llevó "de la mano" para que se convierta en el capitán del equipo.
Como forma de retribuirle su generosidad, el día que le tocó lucir la cinta de capitán contra Inglaterra en el Mundial de Brasil, Godín le pidió a Lugano que se la pusiera en el brazo.

Lugano no aceptó un partido de despida en São Paulo porque consideró que no podía estar a la altura del golero Rogerio Ceni, quien había sido homenajeado de esa forma. Aceptó un cargo para trabajar en el club.

Se fue Lugano. Dice un viejo dicho que "se nos conocerá para siempre por las huellas que dejamos". Lugano la dejó. Basta con ver la forma en que los hinchas de Fenerbahçe lo despidieron en el aeropuerto o el recibimiento que le hicieron en su último regreso a São Paulo.
En Uruguay su dimensión, al margen de la gloria, queda patentada en los mensajes de sus compañeros. Su huella queda para siempre.

Línea de pensamiento


Con la Mutual
"¿De qué sirve nuestro prestigio si no asumimos ese riesgo o ese rol, con la convicción y tranquilidad que sabíamos que mes a mes la realidad nos iba a dar la razón? Alguien debía ser un poco ese malo y debíamos ser nosotros, nuestra generación de jugadores para dejar algo de verdad".

Con Tenfield

Se opuso rotundamente a extender los derechos de TV del fútbol local hasta 2032, como ofrecía Tenfield. "Los jugadores no vamos a permitir que hipotequemos el futuro por cinco, seis o siete clubes que están asfixiados. Es una barbaridad. Es tragicómico. No existe en el Mundo", declaró en Fox Sports.

Jugador de selección

"¿Para qué volver a Uruguay, ya más grande, sin mucho para dar, a vincularse con un club donde automáticamente generás rechazo en el club rival? No sabemos respetar a los referentes. Por eso siempre les recomiendo a los jugadores que se queden con la imagen de la selección".

Con el grupo
Cuando Uruguay agarró la bajada en las Eliminatorias de 2014, habló fuerte. "Hablamos con el grupo y dijimos que el que no se sienta cómodo, sin fuerzas o cansado que se baje. Perdimos credibilidad con la gente. El que no esté consustanciado que se baje. Ahora tenemos que dar la cara".

El retiro

"Yo aporté más afuera que adentro de la cancha". Una clara alusión a que daba poca importancia a su legado futbolístico. Lugano no aceptó un partido de despida en São Paulo por considerar que no podía estar a la altura del golero Rogerio Ceni, quien había sido homenajeado de esa forma.

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